Jaume Roures, presidente del grupo editorial Abacus Futur, y Josep Mateu, presidente del RACC, han animado este lunes a ser “responsables” con la lengua catalana en el mundo de la empresa. Estos dos empresarios han participado en un debate organizado por la Fundació Vincle sobre “El potencial que tiene el catalán para hacer negocio empresarial”.
Roures ha subrayado que “el aspecto voluntarista o militante” con el catalán en el mundo de la empresa “continúa siendo necesario”. Pero, de entrada, el fundador y presidente de Mediapro hasta hace dos años ha dejado claro que “la primera responsabilidad es de la administración” y, en este sentido, ha soltado un comentario con carga política: “estamos en la paradoja de que después de 10 años de gobiernos –digamos que más nacionalistas– el catalán retrocede”.
El “segundo responsable”, según Roures, son los medios de comunicación. Sobre esto, ha indicado que “si no hay canal infantil en TV3, los hijos de los trabajadores no tendrán relación con el catalán”. Y ha puesto como ejemplo al piloto asturiano Fernando Alonso, que comprende el catalán porque cuando se entrenaba en karts, de pequeño, miraba los programas infantiles de Televisió de Catalunya.
Pero, en la empresa, sobre todo en el negocio audiovisual, ha defendido que lo más importante es la “calidad”, independientemente de la lengua utilizada. Para ilustrarlo, ha recurrido a un viejo eslogan de la Generalitat pujolista: “el trabajo bien hecho no tiene fronteras”, si bien ha recordado que él no es convergente, pero sí defensor de la calidad. Ha añadido que “no es tan difícil convencer” a las grandes plataformas digitales para que incorporen contenidos en catalán.
El ahora editor se ha referido al informe del Gremi d’Editors, difundido este lunes, según el cual la venta de libros en catalán aumentó el año pasado un 4%. Ha indicado que “la juventud mantiene una presencia en la lectura en catalán” y que, en la reciente feria editorial de Guadalajara (México), “los mexicanos estaban encantados de conocer la literatura catalana”.
Ha coincidido con Josep Mateu en que “saber catalán aumenta las posibilidades de encontrar trabajo” y de mejorar en el mundo laboral. Pero ha recalcado que si el catalán no avanza no es por culpa de la inmigración: “Para alguien que atraviesa el mar en una patera, aprender una lengua es lo más pequeño de sus problemas”. “La lengua facilita la integración y el desarrollo”, si bien ha indicado que a menudo se ha politizado malintencionadamente esta cuestión.
Por su parte, Josep Mateu ha afirmado que, como empresarios, “tenemos una responsabilidad con la lengua para formar a los trabajadores: la gente pasa más horas en la empresa que con la familia o los amigos”. Ha recordado que décadas atrás, el RACC funcionaba en castellano, pero que en los ochenta dieron un salto al catalán “no por motivos ideológicos, sino prácticos”. “En los ochenta, el catalán era un ascensor social” y se vio que “podía ser negocio”.
Sobre el hecho de enseñar catalán a los trabajadores recién llegados, ha indicado que “tienen más futuro los que quieren aprender catalán que los que no, no tengo ninguna duda”. Y ha añadido que muchos trabajadores extranjeros “hablan mejor catalán que yo porque les han enseñado”. Y ha lanzado una recomendación a los empresarios: que se hable catalán en los consejos de administración.
Antes de este debate, han intervenido patronos de la Fundació Vincle y el conseller de Política Lingüística, Francesc Xavier Vila, el cual ha constatado “el debilitamiento” de la lengua catalana en el ámbito de la empresa. Ha animado a los empresarios a hacer con el catalán lo mismo que con el inglés para que sea una herramienta de “progreso social”. Y a que más allá de atender a los clientes en catalán, la lengua sea un elemento de integración de sus trabajadores: “queremos que la empresa sea puntera en el uso del catalán como lengua de trabajo”.
Como indican los datos del Centre d’Estudis d’Opinió (CEO), Vila ha dicho que una de las grandes preocupaciones son la identidad y la lengua porque pueden generar frustración y dificultar la cohesión social. “Es preocupante si no se respeta la disponibilidad lingüística, el derecho a ser atendido en catalán”. Y ha apuntado que “la empresa tiene un papel clave en la integración lingüística, un papel que históricamente ha cumplido: personas llegadas de otros territorios aprendieron catalán de manera espontánea, en las fábricas, en los talleres, con los compañeros, porque se les transmitió la conveniencia de sumarse a la lengua del país”.
El conseller ha señalado que estamos en un “momento de encrucijada” porque se puede ir hacia una sociedad “cohesionada”, vertebrada alrededor de la lengua, o con “segregaciones”, con una parte de la población que se sienta agraviada.
Por su parte, Josep Maria Canyelles, director general de Respon.cat, ha animado a “sistematizar” la relación de la empresa con la comunidad, incluyéndola la lengua, como se ha hecho con las cuestiones ambientales: “lo que se hace ahora con la sostenibilidad no tiene nada que ver con lo que se hacía hace 20 años, lo mismo debe pasar con la responsabilidad social” en lo que respecta al uso del catalán.
Ferran Suay, profesor de Neurociencia de la Universitat de València, ha señalado que “las lenguas se aprenden cuando son obligatorias”, cuando son percibidas como tales porque su uso está en el ambiente, si bien se ha pronunciado en contra de las imposiciones por sus efectos negativos.
En la presentación de la jornada, Xavier Albertí, vicepresidente de la Fundació Vincle, ha subrayado que hay que conseguir que “el catalán seduzca”. Ha indicado que es un “motor de ascenso social” y que también puede contribuir al “posicionamiento de empresa”.
