Ni cuatro días ha durado la huelga de dos meses en el aeropuerto del Prat convocada por Skytanking, que este lunes por la noche decidía desconvocar por los "abusivos servicios mínimos" que impone el Gobierno de España, según explicó a ON ECONOMIA el delegado de UGT, convocante de la huelga junto a Cobas, José Clavijo, que calificaba de "dictatoriales" estos mínimos. Los trabajadores de repostaje del aeropuerto reclamaban mejoras salariales a través de paros de 24 horas que se irían sucediendo hasta el 19 de enero del año que viene. 

El Ministerio de Transportes publicó los servicios mínimos decretados, que iban del 24% al 85% en función del tipo de vuelos y las fechas. Aunque en las rutas domésticas con una alternativa de menos de 5 horas en transporte público el servicio mínimo era del 24%, en los vuelos internacionales y en los nacionales con alternativas de desplazamiento superior a 5 horas los servicios mínimos no bajan del 60% y alcanzan el 85% en Navidad para vuelos desde o hacia territorios no peninsulares. Con estos servicios y una plantilla de 36 trabajadores en El Prat, el seguimiento era muy limitado. 

Aumento insuficiente del 5%

Los trabajadores pedían un aumento salarial del 17% desde el año 2019, pero en los nuevos convenios aprobados en otras ciudades, (Málaga, Palma y Valencia), tan solo se recoge una subida del 5% que desde Barcelona consideran "insuficiente". El salario base ronda los 1.600 euros netos y el trabajo requiere un permiso de mercancías peligrosas. Piden, además, que no se les obligue a trabajar las horas extra y que se les paguen los pluses de nocturnidad desde la primera hora. 

La empresa suministra combustible de Cepsa y Galp a empresas como Ryanair o Wizz Air y la huelga podría haber coincidido con la de los trabajadores de handlingque cargan y descargan en rampas las maletas, puesto que amenazaron de paro una vez aprobadas las licitaciones públicas por las malas condiciones laborales y salariales. Desde Aena, advirtieron a las empresas de que el incumplimiento del convenio podría derivar en suspensión del contrato en un sector, el aeroportuario, que no solo es de los más convulsos a nivel laboral (sobre todo por las condiciones de las operadoras low-cost), sino también de los que más afectación recoge en sus paros contra la ciudadanía.