Carlos Durán, socio fundador de la agencia inmobiliaria Durán Carasso, con sede en Sitges y delegaciones en otras localizaciones como Ibiza y Andorra, es una de las caras visibles de la nueva propiedad del Club Natació Sitges. Según consta en el Boletín Oficial del Registro Mercantil (BORME), Durán sustituye formalmente a Raúl Pons como administrador único de Adeco Baltic, la sociedad instrumental que a finales de noviembre se adjudicó el equipamiento por 2,4 millones de euros en una subasta. Durante los días posteriores a la subasta, el nombre de Raúl Pons generó una fuerte inquietud en el ámbito político y social de Sitges, dados sus conocidos lazos con la empresa Desokupa.

La alcaldesa, Aurora Carbonell (ERC), se vio forzada a negar que el abogado tuviera un papel activo en el nuevo proyecto. En declaraciones a Ràdio Maricel, la emisora municipal de Sitges, Carbonell se limitó a decir que detrás de Adeco Baltic había "cuatro socios", dos de ellos residentes en la población. La aparición de Carlos Durán, miembro de una conocida familia en el municipio y con una larga vinculación con el Club Natació, es el nexo entre la antigua y la nueva etapa del citado equipamiento. 

No obstante, las incógnitas continúan sobre el plan de negocio. ON Economia ha intentado contactar de forma reiterada con Carlos Durán para conocer sus intenciones, pero al cierre de esta noticia no se ha obtenido ninguna respuesta. Pese al silencio oficial, fuentes cercanas a la extinta entidad han avanzado a este medio que el nuevo proyecto quiere mantener la actividad deportiva y social, pero con una voluntad clara de "reorientarla hacia un público de alto poder adquisitivo".

El punto de inflexión del equipamiento

Para comprender la magnitud del cambio, hay que retroceder hasta 2010. El Club Natació Sitges, ubicado en una de las zonas más exclusivas del municipio, se vio incapaz de hacer frente a una deuda hipotecaria de 4,1 millones de euros. Para salvar este símbolo, el Ayuntamiento de Sitges optó por crear un consorcio público-privado, un gesto que, con el tiempo, se convirtió en una pesada carga. Hasta la subasta de noviembre, las finanzas públicas habían inyectado aproximadamente **5 millones de euros** de los contribuyentes para mantener las instalaciones abiertas, una cifra que supera con creces el precio de venta actual.

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Imagen reciente del exterior del Club Natació Sitges | Aleix Ramírez

La situación se agravó definitivamente en diciembre de 2014, cuando la legislación obligó a disolver el consorcio por sus graves desequilibrios. Desde entonces, el Club Natació se convirtió en una auténtica "patata caliente" política. Las profundas discrepancias entre los sucesivos gobiernos municipales y las juntas directivas de la entidad fueron aplazando cualquier solución viable. La venta por subasta, aunque polémica en su adjudicación, supone para el Ayuntamiento liberarse de un gasto recurrente y recuperar, al menos una parte, la inversión realizada.

El actual gobierno municipal, liderado por ERC en minoría y con el apoyo de Comuns Verds y la formación local Sitges Grup Independent, siempre ha justificado la venta como la única salida posible. Por su parte, la oposición (Junts per Sitges, PSC, PP, Vox, Fets per Sitges, Guanyem Sitges y El Margalló) ha expresado su desacuerdo de forma reiterada. Consideran que se trata de una pérdida irreparable del patrimonio público. De hecho, en el pleno del pasado mes de abril promovieron la aprobación de una moción para detener la subasta y evitar, según argumentaron las citadas formaciones, "una pérdida de un activo patrimonial de gran valor".

Ahora, la nueva propiedad del Club Natació podrá actuar sin ningún condicionante de la administración pública, más allá de los que pueda marcar el planeamiento urbanístico. El episodio de Raúl Pons con Desokupa parece disipado, pero la nueva etapa, encabezada por un empresario inmobiliario bien conectado, plantea un dilema igual de complejo. ¿Cómo se reconcilia la viabilidad económica con la función social de un equipamiento histórico? Los futuros movimientos de Carlos Durán y sus socios se esperan con atención en Sitges y el resto de la comarca.