Catalunya refuerza su posición como motor económico del sur de Europa tras publicarse los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), que revelan un vigoroso pulso emprendedor en la comunidad. El mes de julio de 2023 se cerró con un incremento interanual del 12,6% en la constitución de empresas, alcanzando la cifra de 2.300 sociedades mercantiles, la más alta para un séptimo mes del año desde que el INE tiene registros. Este dato no es un hecho aislado, sino la punta de lanza de una tendencia alcista que se prolonga ya durante tres meses consecutivos, enviando un mensaje de confianza en el tejido empresarial catalán en un contexto macroeconómico global aún incierto.
El informe no solamente destaca el número de empresas, sino también la calidad y solidez de las mismas. El capital suscrito para la puesta en marcha de estos nuevos negocios ascendió a la considerable cifra de 93,86 millones de euros, lo que representa un espectacular aumento del 50,38% respecto a los 62,38 millones de euros de julio de 2022. Este desembolso medio por empresa, significativamente mayor, sugiere un fenómeno dual: por un lado, la apuesta por proyectos de mayor envergadura y base tecnológica; y por otro, una posible respuesta a las presiones inflacionistas, que obligan a una mayor dotación inicial de capital para asegurar la viabilidad.
El contrapunto a esta efervescencia creativa lo ofrece el capítulo de disoluciones, que muestra una notable estabilidad. En julio, 127 empresas cesaron su actividad en Catalunya, lo que supone un 3,8% menos que en el mismo periodo del año anterior. Un análisis detallado de estas bajas revela que la mayoría, 77, fueron disoluciones voluntarias, mientras que 13 se produjeron por fusión (un indicador de reestructuración y concentración empresarial saludable) y las 37 restantes por otras causas. La ratio entre creación y cierre de empresas se mantiene en un nivel muy positivo, indicativo de una renovación y fortalecimiento constante del ecosistema.
Además, la salud de las empresas ya consolidadas también muestra signos robustos. El número de sociedades que ampliaron capital para financiar su crecimiento o nuevas líneas de negocio aumentó un 4,7% interanual, hasta las 517 operaciones. La magnitud de estas ampliaciones fue aún más significativa, con un capital total suscrito de 256,22 millones de euros, un 14,9% más que el año anterior, demostrando la capacidad de atracción de inversión de las empresas catalanas ya en marcha.
La comparativa, a nivel nacional, dibuja una España con dos velocidades en materia de emprendimiento. Mientras comunidades como Murcia (+41,26%), Asturias (+37,78%) y La Rioja (+22,22%) lideraron los crecimientos relativos, otras como Aragón, Cantabria y Navarra registraron tasas negativas. Este mosaico refleja las diferentes realidades económicas, políticas de apoyo al emprendimiento y estructuras productivas de cada territorio.
En el capítulo de disoluciones, el contraste es aún más marcado. Navarra (+300%), Canarias (+31,34%) y Aragón (+29,03%) fueron las regiones que más empresas perdieron en tasa interanual. Por el contrario, Asturias, La Rioja y Extremadura no solo crearon más empresas, sino que también fueron las que menos disolvieron, mostrando una notable fortaleza en la supervivencia de sus negocios.
Los expertos económicos atribuyen este excelente comportamiento en Catalunya a varios factores. En primer lugar, la plena absorción de los fondos Next Generation, que está financiando proyectos innovadores en sectores estratégicos como la digitalización, la transición ecológica y la economía del cuidado. En segundo término, una mayor confianza de los inversores, tanto nacionales como internacionales, en la resiliencia de la economía catalana. Por último, la consolidación de Barcelona como hub tecnológico y de innovación de referencia en Europa, atrayendo talento y capital riesgo.
En conclusión, los datos de julio no son solo una buena noticia puntual, sino un indicador sólido de la capacidad de Catalunya para liderar la recuperación económica y la transformación productiva. La combinación de un volumen récord de nuevas empresas, una inversión inicial sustancialmente mayor y una tasa de cierre contenida apuntala un optimismo cauteloso de que el motor emprendedor ha arrancado con fuerza y está listo para enfrentar los desafíos del último trimestre del año.