El panorama económico de los diez primeros meses del año 2025 refleja una luz y una sombra para las empresas catalanas. Por un lado, se observa un descenso en el número global de procedimientos concursales, que cae un 4% en comparación con el mismo periodo de 2024, hasta 1.844 expedientes. Por otro, Catalunya se mantiene como el territorio con más procesos de esta naturaleza en España, según el informe de Informa.
Esta tendencia a la baja, que se replica en las disoluciones empresariales (1.715, un 5% menos), no es suficiente para desbancar a Catalunya del frente del impacto de la crisis. La región supera con creces cifras de otras regiones económicas clave: mientras en Catalunya se han contabilizado 1.674 concursos (un 6% menos), en Madrid ha habido 750 y en el País Valencià, 687. Estas tres regiones concentran el 58% de todos los procedimientos abiertos en España. El desglose de las cifras revela dinámicas diferentes dentro del panorama concursal:
- Concursos de acreedores: Son la mayoría (1.674) y su descenso del 6% es ligeramente inferior a la media estatal, que se sitúa en un 8,5%. Esto indica que, a pesar de la mejora, el tejido productivo catalán continúa bajo una fuerte presión.
- Planes de reestructuración: Estos expedientes, que buscan la viabilidad de la empresa en lugar de su liquidación, muestran un signo positivo. Catalunya lidera esta vía, con 52 planes, nueve más que el año pasado. Este incremento contrasta con la tendencia estatal, donde los planes de reestructuración han caído un 21%.
- Procedimientos para microempresas: Con 118 expedientes, suponen un incremento del 16% respecto a 2024. Esta cifra refleja la gran vulnerabilidad del sector más pequeño del empresariado, a pesar de que su crecimiento es menor que el registrado a escala estatal (22%).
Nathalie Gianese, directora de Estudios de Informa, considera que "después de cinco meses de descensos continuos en los datos de procedimientos concursales respecto al año pasado, la cifra acumulada, 7.072, está por primera vez este año por debajo de la del mismo periodo en 2024, un 4%". Este hecho señalaría un punto de inflexión después de un comienzo de año complicado, que registró un incremento del 34% solo en el mes de enero.
Radiografía provincial y sectorial
Internamente, la carga de los concursos se reparte de manera desigual. Barcelona, como motor económico, aglutina la mayor parte de los expedientes: 1.381 concursos, 87 procedimientos para microempresas, 28 planes de reestructuración y 575 disoluciones. No obstante, las otras provincias presentan situaciones preocupantes en ámbitos concretos; Tarragona, por ejemplo, destaca con 16 planes de reestructuración, una cifra elevada que sugiere un esfuerzo notable para salvar empresas en su demarcación.
En cuanto a los sectores, comercio y construcción y actividades inmobiliarias se confirman como los más castigados, liderando todos los indicadores de dificultad. El comercio acumula 420 concursos y 365 disoluciones, mientras que la construcción y actividades inmobiliarias registra 345 y 475, respectivamente. Estos dos sectores, tradicionales termómetros de la salud económica, continúan luchando por encontrar su estabilidad.
En el ámbito estatal, los números confirman una tendencia general de alivio. Se han registrado 7.072 procedimientos concursales (un 4% menos) y 23.067 disoluciones (un 0,25% menos). El impacto social de estos procesos es considerable: las empresas catalanas que han entrado en concurso este año dan empleo a 56.459 trabajadores y facturan unos 8.700 millones de euros. En cuanto a las empresas disueltas, estas suponen la pérdida de 82.995 puestos de trabajo y cerraban con un volumen de ventas de 13.518 millones de euros.
El mes de octubre, con 733 procedimientos concursales en España, supuso una caída interanual del 33%, consolidando la tendencia a la baja. De estos, el 75% correspondieron a microempresas, un colectivo que también representa más de la mitad de los planes de reestructuración, evidenciando su precariedad estructural.
En conjunto, los datos de 2025 pintan un escenario de lenta recuperación, pero con importantes desequilibrios territoriales y sectoriales. Catalunya, a pesar de progresar, continúa siendo el epicentro de una crisis que afecta con especial dureza a las pequeñas empresas y los sectores tradicionales, y que deja una huella profunda en términos de ocupación y actividad económica.