¿Negocio del siglo? ¿Auge de productos? ¿Efecto boom tras la pandemia? Desde hace un tiempo es común encontrarse productos que contengan CBD, especialmente mediante aceites, cremas y parches. Su uso está aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos para el tratamiento de episodios de convulsiones (epilepsia), dolores musculares, enfermedades de Parkinson y la ansiedad, entre otros, y en 2020 el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TUE) avaló su comercialización. Pero, ¿qué significan estas siglas? 

La planta del cannabis cuenta con más de un centenar de químicos llamados cannabinoides y los dos más populares son el CBD y el THC. El primero, conocido popularmente como cannabidiol, es un componente del cannabis que no cuenta con efectos psicotrópicos ni psicoactivos y está presente en la flor. Este compuesto natural se obtiene del cáñamo y cuenta con efectos terapéuticos beneficiosos para el organismo. El THC, por su parte, es conocido como tetrahidrocannabinol y es la principal sustancia psicoactiva de la marihuana, el concepto que altera la consciencia y, generalmente, las variedades con mayor THC son las más buscadas para el uso recreativo.

Legalización del CBD en la Unión Europea

Las leyes aprobadas en 2018 legalizaron la venta de cáñamo y productos derivados en los Estados Unidos, esto significa que los productos de CBD elaborados con cáñamo son legales, también en la Unión Europea. "Hay centenares de empresas de CBD con actividad en España dedicadas a la investigación, genética, producción, distribución, venta al detalle, etc. Además, al no ser una sustancia controlada por los tratados internacionales y al haber reconocido el TUE que es de libre comercialización si ha sido producida lícitamente en la Unión Europea, muchas otras marcas europeas pueden hacer ventas online en España desde otros estados miembros", asegura Arnau Valdovinos, Consultor principal de Cannamonitor.

"El auge del CBD empieza en 2018 y se intensifica durante la pandemia, ya que puede ser bueno para la ansiedad creada por el confinamiento y además los clubes de cannabis estaban cerrados. Después del covid-19 ha seguido expandiéndose la distribución y el comercio, tanto online como en tienda especializada, y como novedad, a partir del 2019, en forma de cosméticos para venta en farmacia, que se ha acelerado mucho el último año", aclara. 

"No hay un mínimo de edad, nuestros productos los puede consumir cualquiera y tenemos clientes tanto jóvenes como de edad más avanzada", comenta David Fayos, uno de los fundadores de Cannabity Healthcare, la firma especializada en cannabis terapéutico que cuenta con Gemma Mengual como inversora. "Descubrimos este mundo en 2016, encontré una crema de CBD para aliviar el dolor y la sustituí por los fármacos. Con todo, disminuí un 80% la ingesta de fármacos y empecé a investigar el sector", agrega el emprendedor a este medio. 

La empresa cuenta con unas 40 referencias en el mercado y están a punto de lanzar una línea nutricional, explica Fayos, quien añade que hicieron una ronda de 45.000 euros y, al entrar la exnadadora catalana al accionariado, decidieron aprovechar sus conocimientos para abrir un centro físico en Sant Cugat del Vallès. "Nos viene gente joven con ansiedad e insomnio y gente mayor con fuertes dolores, el target es muy amplio y desde otros países también se interesan por nosotros". 

Gemma Mengual y David Fayos | Cannabity Healthcare
Gemma Mengual y David Fayos | Cannabity Healthcare

"Nos queremos desmarcar del público 'fumeta'"

En 2018, a raíz de un estudio sobre la contribución de las abejas y la naturaleza, salió The Beemine Lab, una marca de dermocosmética con productos 100% naturales de CBD. Su fundador, Telmo Güell, asegura que disponen de una quincena de referencias y que el público objetivo son mujeres de entre 25 y 45 años. Con una inversión de 40.000 euros, el negocio arrancó con productos derivados de la miel y del cannabis para un uso alimenticio, pero más tarde apostaron por la cosmética natural. El ticket medio ronda los 50 euros y los productos estrella son los de recuperación. En el caso de The Beemine Lab, la comercialización empezó en el canal online y ahora también venden a través de las farmacias.

El objetivo de la firma es alcanzar los 2,8 millones de euros de facturación en 2023, frente a los 1,35 millones registrados en 2022. "Somos conscientes de que trabajamos en un mercado muy competitivo, pero estamos seguros de que vamos por el buen camino para convertirnos en una de las principales marcas españolas de productos de CBD”. Entre los planes de crecimiento de la compañía está ampliar su presencia en las farmacias españolas y aterrizar en países como Costa Rica, Rumanía o Ecuador, lo que elevaría su presencia internacional a nueve países.

Hippy Collective es otro de los negocios que están en auge en España. Siendo una marca nativa digital que comercializa productos a base de CBD, la compañía trabaja con el objetivo de consciencia sobre la existencia de una alternativa orgánica, natural y que no es una droga para relajarse, eliminar estrés, ansiedades, insomnio y combatir otras afecciones. Fundada en abril del 2022 por Pol Buch, Marc Momplet y Lucas Larripa, tres amigos de la infancia, en medio año la empresa logró crecer más de un 3.000%, desembarcar en una docena de países y recaudar en torno a 400.000 euros en rondas de inversión. ​Hippy Collective utiliza tecnología punta en el cultivo, manipulación y tratamiento de las plantas trabajándolas desde Suiza, no utilizan pesticidas y los productos no contienen ningún producto químico. El público objetivo va de los 25 y a los 55 años y el ticket medio ronda los 60 euros. "Nos queremos desmarcar del público fumeta, no es nuestro target ni tampoco nuestra finalidad enfocarnos a ellos". 

La producción de CBD

¿Dónde producen las marcas? "La recolecta se lleva a cabo en Galicia, es cultivo con certificado ecológico gallego y de allí lo mandamos a un laboratorio ubicado en Valencia", indica Fayos. Desde The Beemine Lab apuntan que los productos se fabrican en España y que el cannabis se trae de Europa y en el caso de Hippy Collective el producto es suizo. "Preferimos comprar más caro y que sea de más calidad", matizan. 

Los tres negocios cuentan con clientes fuera de España, siendo Francia y Bélgica los países estratégicos para la gran mayoría de ellos.

"Hay adultos que piensan que lo que vendemos es droga"

¿Creéis que hay un estigma? Los tres opinan que sí, que todavía hay un estigma en torno al CBD. "Hay un estigma, pero no es generalizado. Cuando empezamos a vender creíamos que nuestro público objetivo sería gente de entre 30 y 50 años y nos sorprendió porque nos vinieron muchos clientes de más de 50 años. Es evidente que hay adultos que piensan que lo que vendemos es droga, pero la gente joven, a pesar de estar informado, también es reticente". ¿Qué os dicen? "Es curioso, pero los más mayores están más abiertos a probar cosas, obviamente no todos, pero cuando se llega a una edad la gente no quiere sufrir ni pasar dolor", comenta Fayos.  

Telmo Güell, por su parte, argumenta que "en España hay 22.000 farmacias, cada farmacia tiene un titular y hay que convencer a cada persona". Además, matiza que si el cannabis se legalizase, el tabú sobre este tipo de productos bajaría bastante. "La gente tienen desconocimiento de cómo usar el producto, genera cierta inseguridad. Es un producto estable, 100% seguro y no el usuario a notar nada distinto, todo son beneficios saludables", agrega.

Desde Hippy Collective aseguran que, al ser un producto poco conocido, genera más estigma que otra cosa. "Cumplimos con todas las normativas, regulaciones y calidades. Llevamos meses trabajando en los productos y la acogida es buena. Es evidente que hay un estigma, pero porque la gente no lo conoce tanto como en otros países o mercados", puntualizan. 

Las tres empresas empezaron en el canal online y dos de ellas han apostado por el canal físico. Cannabity Healthcare abrió una primera tienda en Sant Cugat del Vallès (Barcelona) y a medio plazo quieren abrir centros franquiciados. The Beemine Lab ha decidido entrar en el canal offline a través de las farmacias y la finalidad de la compañía es generar el efecto mancha de aceite. Hippy Collective, por su parte, sigue su estrategia desde el online y, por ahora, mantendrán esta línea de negocio.