Cuando se pregunta a directivos de grandes compañías por las personas mejor relacionadas con el poder político y económico, tanto en Madrid como en Barcelona, aparece un nombre: José Daniel Barquero Cabrero, nacido hace 59 años en Barcelona pero residente, desde hace siete, en la capital española. Quizás a muchos no les diga nada este nombre, pero es un catedrático, escritor, cónsul honorario de Armenia, asesor de grandes compañías del Ibex-35, administrador de fortunas como la de la baronesa Carmen Thyssen y reconocido lobista, del que se dice que tiene acceso directo a gobiernos y a altas instancias del Estado. Solo un dato: durante una década, fue el empleador de Telma Ortiz, la hermana de la reina Letizia.

Los que le conocen a fondo aseguran que es tan amable como discreto. Efectivamente, en una larga conversación con ON ECONOMIA, Daniel Barquero advierte que puede hablar de todo menos de sus clientes por una cuestión de amistad a la par que por confidencialidad. En 2021, su familia vendió las escuelas universitarias ESERP Business & Law School –que fundó junto a su padre, el también doctor y profesor de Economía José Luis Barquero Garcés (Tortosa, 1939 – Barcelona, 2014)– al fondo de inversión Magnum liderado por el exbanquero Ángel Corcóstegui.

En sus más de 30 años de director general de ESERP, Daniel Barquero tuvo entre los miembros de su equipo desde Telma Ortiz, la hermana de la reina, al catedrático de Economía Fabià Estapé (1923 -2012). Siempre se ha movido en la transversalidad. Eserp sigue impartiendo educación universitaria en sus centros de Barcelona, Palma de Mallorca y Madrid.

Después de la venta de estas escuelas universitarias, aunque continuó siendo su asesor hasta hace unos meses, Daniel Barquero puso en marcha Strategic Economic Relations (SER), su consultora, que cuenta con oficinas en Madrid, Barcelona y Londres. En esta empresa también están sus dos hermanos, Mario y Carmen, y conocidísimos colaboradores por su pasado en la política aunque prefiere que no se revele su identidad.

Ahora está en plena remodelación de la sede de su consultora, una casa de cuatro plantas del barrio de El Viso, al lado del estadio Santiago Bernabéu. Pero no es futbolero, aunque hace muchos años se encargó de negocios de Johan Cruyff, del cual fue socio. Aún recuerda cuando Cruyff le llevó en el asiento trasero de un deportivo por la autovía de Castelldefels, fumando y adelantando otros vehículos a toda velocidad, con Jaume Roures de copiloto. Tuvieron que detenerse ante un control que les montaron los Mossos d’Esquadra: cuando los agentes vieron quién conducía, le pidieron un autógrafo, pero no le multaron.

Ahora lleva una vida sin tantos sobresaltos pero igual de agitada: asesora a grandes compañías cotizadas y a empresarios, busca inversores para proyectos empresariales en diversos países y continúa administrando patrimonios, unas actividades que durante décadas solapó con las escuelas universitarias de la familia. Se sabe que es el administrador de las empresas de la baronesa Carmen Thyssen –lo admite porque se ha publicado– pero evita revelar que otras fortunas gestiona.

Precisamente, la idea de crear el futuro Museo Carmen Thyssen Barcelona surgió durante una cena de directivos que convocó en un restaurante argentino de la ciudad el 20 de enero de 2024. La fecha no es casual porque coincide con el aniversario del discurso que pronunció John F. Kennedy en 1961 en el que dijo la célebre frase "No pienses en lo que tu país puede hacer por ti, piensa en lo que puedes hacer tú por tu país". Y este grupo de directivos siempre se reúne en esa fecha. En la cena, Barquero comentó que Barcelona también podría acoger un museo Thyssen, como lo tiene Madrid o Málaga, si hubiera un promotor público o privado interesado. Y Álvaro Echevarría, entonces subdirector general de Banco Sabadell y actual director del gabinete del presidente de Telefónica, pensó inmediatamente en Stoneweg, el promotor del fracasado museo Hermitage. Uno tenía línea directa con la baronesa Thyssen y, el otro, conocía a los responsables de Stoneweg. Aquella misma noche, Barquero y Echevarría realizaron las primeras llamadas telefónicas. No actuaron por intereses personales. ¿Qué pasó? Pues, Stoneweg compró los antiguos Cines Comedia del Paseo de Gracia, que a partir de 2027 serán la sede del nuevo Museo Carmen Thyssen Barcelona.

En su juventud, Barquero trabajó en Estados Unidos con el pionero de las Relaciones Públicas, el profesor Edward L. Bernays Freud, que fue asesor de la Casa Blanca y también en el Reino Unido, con el profesor Sam Black, uno de los consejeros de la reina Isabel II. Barquero muestra fotografías en las que aparece junto a los presidentes estadounidenses Jimmy Carter, George Bush (padre), Bill Clínton y también con Hillary Clínton, ex secretaria de Estado, con los que colaboró. En su currículum oficial consta una larguísima lista de distinciones y cargos académicos, entre los cuales está el de ser miembro de la Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras (RACEF), la única real academia que tiene su sede en Barcelona –en el edificio de Foment del Treball– porque todas las demás se encuentran en Madrid.

Académicos y empresarios

Los Barquero son un linaje de académicos y empresarios. Su padre y su tío, José Luis (1939-2014) y Celedonio Barquero Garcés (1932-2016), fueron doctores en Economía, profesores y fundadores de ESERP junto con Daniel en el año 1984. El padre y el tío estuvieron vinculados durante muchos años a la administración de las empresas de José María Porcioles Colomer, que fue alcalde de Barcelona durante el franquismo (1953-1973). Celedonio fue el administrador del diario Sport en sus inicios y también del desaparecido El Noticiero Universal, consejero de muchas compañías y escribió libros sobre Economía. Curiosamente, si se consulta el fondo de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos aparecen obras tanto de Celedonio como de su sobrino Daniel.

La tercera generación familiar ya ha tomado sus posiciones empresariales. Daniel tiene cuatro hijos, los hermanos Barquero Rodríguez de Llauder. El primogénito, José Luis, es un pintor y escultor que ya ha expuesto en salas de Londres y Nueva York y que también se dedica a la gestión cultural. El segundo, Ignacio, es un arquitecto que ha cofundado Gaddex –app que posibilita el contacto entre miembros de la misma empresa para actividades de ocio– y que ahora lidera Oktopus, consultora dedicada a la gestión e inversión en proyectos de arquitectura, arte y cultura en general. Tanto José Luis como Ignacio estarán vinculados al futuro Museo Carmen Thyssen Barcelona: el primero será su curator (responsable de seleccionar y presentar las colecciones) y, el segundo, se ocupa de cuestiones técnicas. A su pesar, éste último es el más mediático de la familia. A estos dos hermanos se les fotografió en la presentación del museo en diciembre pasado en el Ayuntamiento de Barcelona, en primera fila, a lado y lado de Isak Andic, precisamente un día antes de su fallecimiento en un accidente de montaña en Montserrat.

Isak Andic Thyssen

Isak Andic entre Ignacio (izquierda) y José Luis Barquero (derecha) en el Ayuntamiento, un día antes de su fallecimiento / ON ECONOMIA

La tercera es Marta, que recientemente se tituló en el doble grado de Derecho y ADE en Esade y que, desde febrero, trabaja para Deloitte después de formarse en Roca Junyent y Crowe. Y el benjamín es Pablo, que ya está al frente de un estudio de efectos visuales (VFX) que trabaja para marcas de moda, productos de consumo y artistas, especialmente cantantes.

Daniel Barquero es un apasionado del coleccionismo. Posee la mayor colección privada de manuscritos y objetos del poeta Pablo Neruda (con la excepción de la fundación chilena que lleva su nombre), una selección de los cuales expondrá a partir del próximo 7 de octubre en Sevilla, en la Fundación Caja Sol. La muestra se llamará “Los amigos de Pablo Neruda”. Entre las joyas, está un ejemplar del poemario Canciones (1921-1924) de Federico García Lorca, que éste dedicó a Neruda, y un Recuerdo de Federico, que el chileno dedicó al granadino. Barquero ha viajado en muchas ocasiones a Chile, donde cuenta con numerosas amistades. En 2012 montó una cena en Barcelona con dos comensales más: Juan Guzmán, el juez que procesó al dictador Augusto Pinochet, y Artur Mas, entonces presidente de la Generalitat, por deseo de estos últimos.

Además de manuscritos –que incluyen desde Sigmund Freud a Albert Einstein–, también colecciona jaulas de grillos, sellos, monedas, tallas religiosas de madera policromada… y, sobre todo, relojes antiguos. Fundó en 2017 el Museo Internacional de Alta Relojería de Bolsillo (MIARB), que se puede contemplar online y que el próximo año también tendrá una sede física abierta al público.

Como reputado especialista en la materia, Barquero ha escrito diversos libros entre los que destacan Los relojes del Congreso –que prologó Meritxell Batet cuando presidía esta cámara y que se regala a los invitados internacionales– o “Los relojes del Ministerio de Trabajo y Economía Social” –con prólogo de la vicepresidenta Yolanda Díaz, que se presentó el año pasado y que se acompañó de una exposición–. Estas obras recopilan las joyas de época que se encuentran en las sedes políticas, pero Barquero conoce todos los relojes antiguos, que también colecciona por profesiones o actividades. Por ejemplo, señala que los “relojes de trabajo”, con los que hace más de un siglo se cronometraba la jornada de los obreros, tenían una particularidad: sus horas no eran de 60 minutos porque estaban manipulados para atrasarse, de manera que podían ser de 70 minutos. Así se alargaba la jornada a los trabajadores sin que se percataran porque, sencillamente, ellos no tenían un reloj de bolsillo, un lujo en aquel entonces.