Un call center obliga a sus trabajadores continuar con las llamadas telefónicas junto al cadáver de una compañera que falleció en su turno de trabajo. Inma, trabajadora de la compañía de telemarketing Konecta en Madrid, murió la semana pasada en el trabajo mientras atendía llamadas telefónicas y la propia compañía ordenó a sus compañeros que siguieran trabajando, estando su cuerpo sin vida todavía en las oficinas.
Una desagradable situación que han denunciado a través de redes sociales el sindicato CGT y que han confirmado fuentes de UGT a ON ECONOMIA. Según el comunicado, el pasado 13 de junio, la trabajadora falleció de forma inesperada: "En la campaña de Iberdrola, donde trabajaba desde hace años, se apagaron las luces y la función se tiñó de negro. Se quedó con sus compañeros hasta el final, nunca se va a marchar ni de nuestros corazones ni de nuestro recuerdo", señalan desde el sindicato.
Tras varios intentos de reanimación que no consiguieron evitar el trágico desenlace, "una compañera tuvo que sujetarla para que no se cayera de la silla, acto seguido intentaron reanimarla, que permaneciese un poco más entre nosotros (...) pero no, el reloj se paró para siempre", explica CGT en el comunicado. "No nos preparan para estas cosas y reaccionamos sobre la marcha, tarde y mal", añaden los trabajadores.
"Está tirada en el suelo y nosotros cogiendo llamadas"
En este sentido, los empleados de Konecta denuncian que sus superiores les dijeron que siguieran contestando llamadas a pesar de que los servicios de emergencia no habían llegado todavía para llevarse el cadáver. "Al conocer la noticia por confusos WhatsApp no dábamos crédito: 'Está tirada en el suelo y nosotros cogiendo llamadas' '¿Estáis cogiendo llamadas?' 'Sí, nos dicen que sigamos cogiendo llamadas'", narran desde el sindicato CGT.
Es por ello que la organización sindical critica que Konecta no decidiera desalojar el centro y enviar a la plantilla a casa a seguir haciendo teletrabajo. El motivo argumentado por la empresa, según la denuncia pública de CGT, es que eran "un servicio esencial" y no podían marcharse. "¿Y la vida? ¿Hay algo más esencial que la vida? La respuesta parece clara, pero los hechos no indican esto. Expresamos nuestra repulsa a los responsables de Konecta por este comportamiento. Les ha faltado humanidad, empatía y respeto a capazos", sentencia el sindicato.
Tras lo sucedido, CGT reclama a la compañía de telemarketing "minimizar los daños" y exige que ofrezca apoyo emocional y psicológico a la plantilla, que se comunique de forma clara, olvide las llamadas y piense "en las personas a las que les costará curar la herida".
De igual modo, el sindicato asegura que al día siguiente de la muerte de la trabajadora hubo una reunión entre el comité de seguridad y salud y la dirección de la empresa para dirimir responsabilidades y que se reconozca qué pasó. Reunión en la que el sindicato pidió una investigación de los hechos, así como que se establezca un protocolo de actuación para estos casos. "No puede volver a suceder", concluye CGT.