El presidente de Repsol, Antoni Brufau, ha criticado la política energética europea este lunes en su participación en el simposio de finanzas sostenibles de Funseam (Fundación para la Sostenibilidad Energética y Ambiental), celebrado en Barcelona. "No estamos acertando el camino", ha dicho Brufau, antes de poner algunos ejemplos que, bajo su punto de vista, hacen que Estados Unidos "nos adelante una vez más", gracias a la ley de incentivos fiscales aprobada recientemente por el presidente Joe Biden. 

Brufau ha desarrollado su defensa de la ley Infracion Reduction Act (IRA): "Con la ley I.R.A., Estados Unidos espera reducir en 2030 las emisiones en un 30% con respecto a 1990. La ley no solo no discrimina las tecnologías para la descarbonización, sino que además es un programa de ayudas basadas en ágiles créditos fiscales para todas aquellas tecnologías que necesitan soporte público para escalar y operar eficientemente, y, todo ello con un marco de seguridad jurídica y previsibilidad tan necesario en momentos de incertidumbre y transición". "Esta ley está basada en la motivación para todos los sectores y tecnologías. No existe el concepto de prohibición al que estamos abonados en la legislación europea en la lucha contra el Cambio Climático.  En lenguaje popular es optar por el palo o por la zanahoria, ha añadido. 

"No sirve de nada prohibir la producción de gas natural en Holanda si ese gas natural hay que importarlo de Estados Unidos o se hubiera traído de Rusia (si no hubiera empezado la guerra)", ha afirmado Brufau, que ha hecho el mismo paralelismo en relación al fracking, extracción de combustibles fósiles del subsuelo prohibida en diversos países por sus riesgos para el medio ambiente. Para Brufau, esta práctica contradictoria incurre en una defensa de "moral europea" que acaba "no teniendo efectos positivos en la descarbonización". 

"Me parece un gran contrasentido limitar la financiación en aquellos sectores que más pueden aportar al proceso de descarbonización y al equilibrio energético", ha añadido Brufau en el cierre de unas jornadas que han contado con la participación de la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, y de importantes empresas y entidades financieras que han analizado su papel en la descarbonización y en la transición energética. 

"Creer, por ejemplo, que la solución pasa por eliminar los combustibles fósiles, por la regulación y la concienciación de la población y asumir que los precios serán bajos por la falta de mercado está demostrando ser otro gran error" ha aportado Brufau. En su opinión, "la senda actual implica que si se deja de invertir en estos combustibles y la demanda no se reduce, el resultado es un escenario de precios altos". 

Brufau ha defendido que "la prioridad ahora es garantizar el suministro de energía, lo cual no significa dejar de lado el gran reto que representan los efectos del cambio climático, pero sí hacerlo estableciendo caminos prioritarios e inteligentes", así como ha insistido una vez más en llevar a cabo el cambio climático "con tecnología y sin ideología". Ha recordado asimismo los objetivos de Repsol de ofrecer una energía descarbonizada en el año 2050.  

Ribera y la respuesta europea

El simposio ha sido inaugurado por la ministra de Transición Ecológica y vicepresidente tercera, Teresa Ribera, quien ha defendido justamente que la Unión Europea "debe aportar ideas y una propuesta solvente" para potenciar la industria verde europea con el fin de retener "su talento y su atractivo" frente a los subsidios verdes anunciados por EE. UU.

Ribera ha recordado que EE. UU. ofrece una propuesta "atractiva y generosamente financiada" en esta materia gracias a la denominada ley para la reducción de la inflación estadounidense. La ministra, que ha intervenido telemáticamente en el acto, mediante un vídeo grabado, ha subrayado que el mundo está viviendo no solo un debate en términos de "seguridad climática o de aprovisionamiento", sino una "carrera por la tecnología industrial".

Ribera ha comentado que la Comisión Europea está en "plena discusión" sobre el paquete de medidas para acelerar el desarrollo de las tecnologías verdes en Europa con el fin, entre otras cuestiones, de "recortar el gran diferencial" entre Europa y EE. UU. en términos de competitividad, algo motivado básicamente por el precio de la energía, ha añadido.

Por ello, ha asegurado que la UE debe afrontar una "rápida actualización" del marco regulatorio del mercado eléctrico, una rápida adopción del paquete de gas y también debatir cómo gestionar de forma sostenible el acceso a las materias primas. Y ha asegurado que en este contexto cobra importancia la presidencia española de la UE, que España asumirá en la segunda mitad de 2023, a partir del 1 de julio.

La vicepresidenta ha defendido buscar soluciones que permitan "discriminar de forma positiva" lo que más conviene a la UE pensando en los inversores y aprovechar los fondos europeos para canalizar estas ayudas públicas hacia los sectores económicos más prioritarios. En cualquier caso, ha asegurado que España está "bien preparada" para afrontar los retos que plantea el mercado energético tras un año que ha sido "particularmente dramático e intenso" en esta materia debido a la guerra de Ucrania, que disparó el coste de la energía tanto para hogares como para la industria.

Por su parte, el presidente de Enagás, Antonio Llardén, que también preside Funseam, se ha referido al paquete de unos 360.000 millones de dólares habilitado por EE. UU. para potenciar las inversiones en su territorio y ha añadido que dicho plan "ha hecho que la UE reaccione" con su propio plan para potenciar las tecnologías limpias con ayudas de unos 225.000 millones de euros.

"El hidrógeno verde puede ser un factor energético importante en el proceso de descarbonización y seguridad de suministro", ha opinado Llardén, que ha destacado también el acuerdo entre Francia, España y Portugal sobre el H2Med, el hidroducto subterráneo entre Barcelona y Marsella. También ha asegurado que la UE empezó a tener política común en materia de energía en marzo del año pasado, forzada por responder de forma común a los problemas creados por la guerra en Ucrania.