Felipe Morenés Botín, de 37 años, primogénito de la actual presidenta del Santander, acaba de entrar en la estructura del banco en calidad de “consejero independiente suplente” de la filial mexicana. En realidad, se trata de un cargo de segundo nivel, sólo existente en México, que no da derecho a voto en los consejos si está presente el titular al tratarse de un “suplente”. No obstante, lo significativo es que Felipe Morenés ya tiene un pie en el banco que preside un miembro de su familia de forma ininterrumpida desde hace 73 años.

Algunos analistas interpretan la irrupción del primogénito de Ana Botín en clave sucesoria aunque, desde el banco, lo desmienten con rotundidad. Indican que Felipe ha superado un proceso de selección, con la intervención de headhunters, y que lleva más de quince años en el sector financiero. Además, el relevo de Ana Botín, su madre, de 63 años, se plantea a largo plazo. En resumen, no toca hablar de sucesión, ni ahora ni posiblemente en esta década.

Pero no deja de sorprender que Felipe Morenés, especializado en fondos de inversión, se incorpore a un banco doméstico como Santander México. Por este motivo, su fichaje también se ha interpretado como el inicio de un proceso de formación para que pueda afrontar mayores responsabilidades en un futuro más o menos lejano. En este sentido, Ana Botín también pasó por una larga formación antes de que, a raíz del fallecimiento de su padre en 2014, heredara la presidencia: previamente, pasó por JP Morgan, dirigió la expansión del Santander por Iberoamérica, presidió Banesto y ejerció de consejera delegada de la filial británica Santander UK.

Felipe Morenés ya dispone de experiencia en el sector financiero: trabajó para UBS (2008-2013, con despacho en Londres) y en el fondo Lone Star (2013-2017, también desde Londres) hasta que, a finales de 2017, fundó Stoneshield Capital junto al argentino Juan Pepa. Esta última gestora, domiciliada en Luxemburgo, cuenta con más de 1.000 millones en activos y es titular del 25% del capital de la promotora Neinor Homes (antigua inmobiliaria de Kutxabank). A finales de 2021, también fundó Delta Tech Investment.

Un matrimonio que junta dos dinastías empresariales: los banqueros Botín con los perfumeros Puig

Está casado con la barcelonesa Julia Puig Cabanés, de 36 años, hija de Marian Puig Guasch, presidente de Isdin y miembro de la familia propietaria del grupo de perfumería Puig. Son padres de dos hijas. Julia fundó hace dos años LifeRoom, dedicada a mejorar el aprendizaje de los menores. Anteriormente, dirigió la delegación barcelonesa de Opportunity Network, una start-up norteamericana. En este matrimonio se juntan dos dinastías empresariales, los banqueros Botín con los perfumeros Puig. Se casaron en 2016 en Puente de San Miguel, la finca familiar de los Botín en Cantabria, donde celebran las nupcias sus vástagos y donde está enterrado Emilio Botín-Sanz de Sautuola García de los Ríos, que fue presidente del Santander hasta su fallecimiento en 2014. Precisamente, el hijo menor de este y hermano de Ana, Javier, no acudió a la boda de Felipe Morenés, su sobrino, según las crónicas de aquel enlace.

Cuando falleció Emilio Botín, la hermana mayor, Ana (nacida en 1960), y el benjamín, Javier (en 1973), eran los mejor colocados de los seis hermanos para suceder a su padre. Al final, la elegida fue Ana. Desde ciertos medios se apunta que Javier, presidente de la Fundación Botín, nunca ha renunciado a la sucesión, aunque nunca se ha pronunciado en público. Los Botín lavan la ropa en casa.

Los otros dos hijos de Ana

Además de Felipe, Ana Botín tiene dos hijos más: Javier y Pablo Morenés Botín, también dedicados al sector financiero si bien aún se mueven con más discreción que su hermano mayor. Pablo es socio de Boost Capital Partners, con despacho en Londres, y anterormente pasó por firmas como Deloitte, Credit Suisse, Blackstone, PTJ Partners o Blizzard. Y Javier Morenés trabaja en Nueva York.

Los últimos 73 años de la historia del Banco Santander han transcurrido con un Botín en la presidencia. Han sido los artífices de su crecimiento a partir de la compra de otros bancos. No obstante, en los tiempos actuales, los reguladores bancarios ya no ven con buenos ojos las dinastías, que una familia se perpetúe al frente de una de las principales entidades financieras de España y Europa.

Un banco más que centenario

El Banco de Santander nació el 15 de mayo de 1857 cuando la reina Isabel II firmó el decreto por el que autorizó su creación. En su primera junta, no aparece el apellido Botín, aunque los López-Dóriga, con los que se emparentaron, estaban entre los patricios que promovieron esta entidad. Los López-Dóriga eran una rica familia de comerciantes, sobretodo de harinas.

El primer Botín en los órganos de gobierno del banco no aparece hasta 1895, cuando Rafael Botín Aguirre (hermano de uno de los tatarabuelos de la actual presidenta) fue nombrado director. Le sucedió en el cargo su sobrino, José María de la Torre Botín. Pero el Botín más importante de Banco Santander en el primer tercio del siglo XX fue Emilio Botín López (bisabuelo de la actual presidenta), miembro del consejo de administración desde 1902 y presidente desde 1920 hasta su fallecimiento en 1923.

Emilio Botín López se casó con María Sanz de Sautuola, la niña que en compañía de su padre, el terrateniente Marcelino Sanz de Sautuola, descubrió las pinturas paleolíticas de Altamira, en Cantabria. Sin embargo, quien halló la cueva fue el campesino Modesto Cubillas, aunque Marcelino Sanz de Sautuola fue su divulgador. El matrimonio tuvo cuatro hijos, el menor de ellos, Emilio Botín Sanz de Sautuola (abuelo de la actual presidenta), fue quien instauró esta dinastía en la presidencia del Banco Santander. Ejerció de director general a partir de 1934 i, entre 1950 y 1986, de presidente. Desde 1950 siempre ha habido un Botín al frente del banco.

Cuando éste se jubiló al cabo de 36 años de presidente, le sustituyó uno de sus hijos, que ya era su vicepresidente, Emilio Botín Sanz de Sautuola y García de los Ríos (el padre de Ana Botín), que se mantuvo en el cargo entre 1986 y su fallecimiento en 2014. Casado con Paloma O’Shea, tuvieron seis hijos: Ana, Carmen, Emilio, Carolina, Paloma y Javier Botín-Sanz de Sautuola O’Shea.

Precisamente, de estos últimos, el protagonismo se lo llevó la primogénita, Ana (nacida en 1960, presidenta de Banco Santander), y el benjamín, Javier (nacido en 1973, presidente de la Fundación Botín). Los dos están en el consejo de administración del Santander, pero con responsabilidades muy diferentes. Y ahora se acaba de incorporar el primer representante de la última generación en el consejo de una filial.