La plataforma Swimmy alquila piscinas de particulares por horas. La iniciativa irrumpe después de pasar por Francia, con un gran éxito, y este año llega a su consolidación por todo el Estado español. La plataforma, un tipo de Airbnb, te permite registrar un servicio a partir del número de personas, la opción de hacer barbacoas u otro servicio, conocer cuál es el método de limpieza de la piscina o los extras que puede ofrecer el espacio exterior.

La media de precio son 6 euros por persona cada hora de alquiler. La idea se ha convertido en un sobresueldo para muchas personas que disponen de una piscina con picos que pueden llegar a los 12.000 euros de facturación en una sola temporada.

Más de 8.000 piscinas ofertadas

Estefanía Leiva, directora de comunicación de Swimmy, destaca: "El éxito se debe a la facilidad con la que presentamos el servicio. Para darse de alta tan solo comporta tres minutos y ya se puede acceder a todo en todo el catálogo de piscinas, donde hay más de 8.000 en la plataforma, entre Francia y España. Si eres usuario también, tan solo tienes que añadir los extras que se ofrecen y los horarios en los cuales quieres dar el servicio". Lo más importante para 'enamorar' al cliente es la imagen que el usuario puede ver con las fotografías desde la plataforma.

Captura página web Swimmy
Captura página web Swimmy

¿Cómo funciona?

Además, la gestión es directa y sin intermediarios. "Empiezan a interactuar entre ellos, propietario y usuario. El propietario puede estar en su casa en el momento del alquiler, pero normalmente la privacidad se busca mucho y mientras está alquilada no se hace uso de la instalación", subraya Leiva. Así pues, la casa nunca está alquilada o añadida y el cliente solo entraría si no hay alguno de los servicios exteriores. Actualmente, la mayoría de piscinas ya han resuelto este problema para no permitir la entrada.

"Me pago parte de la hipoteca"

Los volúmenes de facturación llegan a los 11.000 y 12.000 euros, depende de las reservas. Lluís Villarejo, propietario de una piscina en Barcelona, ha explicado su caso a través de SER Catalunya: "Veo muy factible, no llegamos a esta cifra, pero se mueve mucho volumen. Para nosotros, es la tercera temporada que alquilamos la piscina y por ella ya han pasado más de 1.000 personas". Para muchos, eso es un sueldo extra.

Villarejo explica cómo opera: "Empezamos la temporada de verano el mes de junio y se acostumbra a alargar hasta el mes de septiembre. Hay semanas que tenemos reservas todos los días. Nosotros tenemos una hipoteca y nos ayuda a pagar cuotas". Con respecto al trato personal, también destaca que no hay problemas: "No sé si hemos tenido mucha suerte, pero cero problemas con la gente que ha venido. Tan solo quieren pasar un buen rato con los amigos, disfrutar del tiempo o celebrar un aniversario". De hecho, lo que sí garantiza la plataforma es un seguro que da mucha confianza a las dos partes.

La grande pregunta para esta temporada es si la sequía puede condicionar el negocio. Swimmy asegura que, de momento, no han detectado una disminución de las transacciones por la sequía, pero la mayoría de usuarios lo tienen lleno todo el año. Tampoco les consta ninguna restricción comunicada por este aspecto. Esta filosofía ya nació en los Estados Unidos el año 2021, posterior a la pandemia, con la plataforma Swimply y también está presente en el Canadá y Australia.

Problemas en los Estados Unidos

El recorrido que ha seguido en estos países, con más experiencia se ha torcido, en parte. Un artículo reciente del The Washington Post explica que este servicio ha provocado repetidas quejas de vecinos que apuntan en los "malos usos" que habitualmente se usan para fiestas e interrumpen la paz en los vecindarios.

Citan ejemplos. Vecinos de la ciudad americana de Maryland, en las afueras de Washington D.C., plantean la posibilidad de restringir el ingreso de los arrendatarios: "Comparto mi experiencia personal, con la esperanza de que se entienda como es la vida diaria que tenemos la mala suerte de tener vecinos con piscinas que las alquilan", escribió una vecina de aquel condado en una carta dirigida a las autoridades locales. "No tengo nada en contra de estas personas lo bastante afortunadas para poder pagar 60 dólares y más por hora para utilizar una piscina privada, pero esta actividad afecta a nuestro vecindario. Es una enorme molestia".