El efecto dominó que puede provocar el corte del Canal de Urgell en el sector de la agricultura de todas las comarcas de Lleida que se nutren de él, puede arrastrar años de problemas. De entrada, no disponer de agua supone perder la cosecha de esta temporada. Un aspecto que, desgraciadamente, los campesinos pueden estar acostumbrados. Pero la pérdida de ahora y su motivación, la sequía, hacen mayor el problema.

De entrada, diferentes expertos consultados por ON ECONOMIA, coinciden en defender que quien tiene una cosecha de secano está acostumbrado porque son personas austeras y conservadoras que no venden una cosecha hasta que tienen otra preparada al granero. Pero en el caso de las cosechas de regadío eso es muy diferente porque, ya de entrada, necesita de una gran cantidad de agua para salir adelante, y ahora no dispone. Es el punto de partida que lo condiciona todo.

"Volveremos a ver campesinos haciendo de camareros en Cambrils"

Santi Caudevillas, representante de Unió de Pagesos, nos da un ejemplo rápido del alcance de la tragedia: "De cada diez hectáreas que podíamos regar, ahora solo lo podremos hacer en una. Eso es totalmente insostenible. Por eso, se calcula que centenares de agricultores dependen de este sector pueden quedarse sin ningún ingreso. Ahora, sin poder regar, les aconsejan tirar la fruta al suelo para garantizar la supervivencia de los árboles. Con el cierre, solo se garantiza, de momento, el abastecimiento a pueblos, granjas e industrias. Pero en Catalunya, se prevé que hasta 300.000 hectáreas de campos de cultivo de regadío se queden sin agua, según ha podido saber este diario.

Todo ello les obliga a replantearse su modelo de vida y Caudevillas no descarta que muchos "vayan a hacer de camarero en Cambrils como durante la década de los 70". Pero no solo el campesinado directo está afectado. Las derivadas también rompen el trabajo de los conductores de tractor, exportadores, mecánicos, camioneros, gestores, trabajadores de cámaras de frío, camareros de la zona e, incluso, la misma restauración en general: "Estamos poniendo en peligro la soberanía alimentaria y todo lo que eso comporta para miles de personas", sostiene Caudevillas.

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Gastos fijos que ya tienen que pagar

Los campesinos ya han calculado los costes que, de entrada, tienen que asumir. Hay unos costes anuales que pueden variar entre los 1.500 y los 2.000 euros. Una inversión previa que corresponde a los fertilizantes y semillas para preparar la tierra. Ahora bien, el plato fuerte son los costes estructurales, de 8.000 a 20.000 euros que se tienen que pagar se trabaje o no la tierra. Es el precio de las infraestructuras que se tienen que para adaptar la tierra e implementar el regadío. Este, además, se paga de forma fraccionada anualmente y en plazos máximos de 15 años. Así pues, si el año que viene tienen que hacer frente cerca de 1.300 euros anuales por término medio que tendrán que arrastrar y sumar una nueva sequía, ¿qué viabilidad hay si no tienen ningún tipo de beneficio? Además, es una situación totalmente anómala y desconocida, sobre todo para los campesinos del Canal de Urgell.

Impuestos sin perdonar

Y en este baile de cifras se tiene que sumar un último gasto: las tasas o impuestos que, por término medio, calculan que corresponden a 300 euros por hectárea cultivada. Unió de Pagesos ha pedido un aplazamiento de los préstamos, pero creen que no responderán a sus demandas. Por eso también piden a la administración unas políticas menos impositivas: "Para pagar una hora a un recogedor de fruta, nos cuesta 16 euros, 7 se van hacia el bolsillo de él y los otros hacia la administración, prácticamente el doble". Además, lamentan las promesas que les dan, pero los incumplimientos y la falta de reacción de todos los gobernantes: "El Departament de Agricultura viene aquí y no da ninguna solución", subrayan desde Unió de Pagesos.

Y sin seguro

En último término, quedan los seguros. Agroseguros no puede asumir el alcance de la tragedia económicamente, pero tampoco se hace responsable ya que en zonas regables, el corte del canal por la sequía no queda nunca cubierto. El jefe de obra del Canal de Urgell, Joan Martí, insiste en el hecho que este tipo de "situación desconocida" en la que se encuentra todo el mundo por un cierre totalmente inédito y recuerda que "la campaña de riego está totalmente acabada". Por otra parte, concluye que llevan "30 meses de sequía extrema" y "la única cosa que ahora mismo se puede garantizar es la supervivencia de los árboles".