Esta misma semana teníamos la buena noticia del crecimiento del 5,5% de la economía española en 2022, que mejora los pronósticos de los analistas. Sin embargo, echando la vista atrás, los españoles se alejan cada vez más del bienestar de los países que conforman la eurozona. Tomando como referencia el PIB per cápita (consistente en dividir el PIB entre el número de habitantes), en España solo ha crecido el 5,7% en el periodo 2001-2021, frente a incremento del 15,6% en la eurozona y del 22,65% en la Unión Europea, según datos del Banco Mundial en dólares a precios constantes.

Estos porcentajes, traducidos a dólares, suponen que el PIB per cápita por español era de 24.707 euros en 2001 y en 2021 cerraba en 26.126 euros. En igual periodo, cada alemán ha pasado de 35.011 dólares a 42.726 con un incremento espectacular del 22,04%, solo superado por Irlanda que ha doblado esta variable. En países de nuestro entorno mediterráneo, sólo los italianos han tenido una peor evolución, aunque son más ricos. Hace 20 años su PIB per cápita era de 32.964 dólares y en 2021 cerró en 31.506 dólares, con una caída del 4,42%. Tanto Francia como Portugal, aunque con niveles diferentes, han superado a España al aumentar el 11,87% y el 9,49%, respectivamente en estos cuatro lustros.

Esta brecha en la convergencia se fraguó con la crisis financiera de 2008 y el estallido de la burbuja inmobiliaria. Aquel año, los españoles terminaron con una renta per cápita de 27.025 dólares que es casi un 4% superior a la contabilizada en 2021 (26.126 dólares).

Raymond Torres, director de conyuntura de Funcas (think tank dedicado a la investigación económica y social y a su divulgación que forma parte de la obra social de la CECA), apunta a que llevábamos una buena convergencia hasta 2007, aunque “era una mejoría algo espuria porque estaba basada en el crédito inmobiliario. Luego, entramos en una crisis financiera prolongada que deterioró la renta per cápita y ello unido a la pandemia de 2020 que nos afectó especialmente, explica esta divergencia con Europa”, comenta.

Por su parte, Javier Ferri, catedrático de Economía de la Universidad de Valencia e investigador de Fedea (Fundación de Estudios de Economía Aplicada), también hace referencia a ese positivo periodo de 2001 a 2008 en el que creció el PIB per cápita “como una especie de espejismo, con una demanda exterior fuerte y el tirón del sector inmobiliario. Sin embargo, estas mejorías no se sustentan sin aumentos de la productividad de la economía y sin ella no se pueden esperar crecimientos notables y sostenidos”, apunta.

Y en esta misma línea, Gregorio Izquierdo, director general del Instituto de Estudios Económicos (IEE) destaca que “el desempeño de la economía española en las últimas décadas tras la crisis de 2008 ha sido muy insatisfactorio. De hecho, hemos aumentado nuestra brecha de desarrollo frente a nuestros principales homólogos, siendo la razón principal de este mayor retraso nuestra falta de inversión”.

 

Así, los índices de productividad dan muestra de caída en los últimos 20 años para la economía española que, además, se combina con el problema añadido de un incremento muy sustancial de la deuda pública. En el año 2000 representaba el 57% PIB español y, actualmente, y a falta de ajustarlo al último dato de 2022 conocido esta semana, ronda el 118% de la riqueza generada en el país en un año.

Soluciones para converger con Europa

Estos prestigiosos economistas apuntan a reformas de calado para revertir esta divergencia del PIB per cápita respecto a Europa y volver al camino deseado. Gregorio Izquierdo resalta la necesidad de mantener un diferencial positivo del peso de la inversión productiva en relación al PIB para poder converger en renta con nuestros socios de la UE. “El problema es que hemos optado por penalizar esta inversión con una fiscalidad empresarial totalmente desproporcionada y con una acumulación de costes, rigideces y cargas desproporcionadas que actúan de freno insuperable al crecimiento, a su adaptación a los cambios y a la inversión empresarial”, concluye. 

El profesor Javier Ferri hace referencia al documento España 2050 cuyo principal objetivo es lograr converger con los países europeos más desarrollados. “Mucho tenemos que mejorar para conseguirlo”, indica. Y añade que los dos grandes ejes a potenciar son la productividad de la economía española “ya que tenemos un sistema educativo malo y una formación que no es coherente con los trabajos a desempeñar, y la reducción del desempleo que duplica a la media europea y que evidencia el mal funcionamiento del mercado laboral”, puntualiza. También le preocupa el fuerte incremento de la deuda que cuando haya que empezar a reducirla supondrá sacrificios en el gasto, más impuestos e inflación para la economía.

Por último, Raymond Torres considera imprescindible la mejora de la productividad de la economía que pasa por mejorar el sistema educativo, la competencia y los mercados de bienes y servicios. Tanto el desempleo como la baja productividad son las dos variables que explican ese alejamiento en el PIB per cápita respecto a nuestros socios. El otro punto en el que apoyar el avance es en la inversión y para Torres, los actuales Fondos Europeos deben ser bien utilizados para cambiar y mejorar el modelo económico. En este sentido, se congratula de la el papel preponderante que puede ejercer España en el cambio de modelo energético. También destaca el buen comportamiento de las exportaciones españolas que se evidencian en los superávits. Y concluye: “Pero la clave es la mejora de la productividad con una buena utilización de los recursos”.