Hay unanimidad en que la economía mundial está en una fase de fuerte debilitamiento y todos los organismos internacionales han recortado drásticamente las previsiones de crecimiento del PIB mundial al entorno del 2,5% para 2023. Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), ha sido clara: "Lo peor para la economía está todavía por llegar”. Sin embargo, nadie habla de recesión mundial, como remarca a ON ECONOMIA Raúl Mínguez, director del Servicio de Estudios de la Cámara de Comercio de España. Lo que no significa, según ha matizado, que no sea preocupante, pues en 2022 la economía mundial crecerá la mitad que en 2021 y en 2023 se seguirá cuesta abajo, aunque se tocará fondo. Y en 2024 se sentarán las bases para recuperar los ritmos de crecimiento.

España no se queda al margen de esta caída en picado. Si en enero de 2022 el consenso de los servicios de análisis españoles pronosticaba un crecimiento para 2023 del 4,8%, hoy nadie cree que se llegue al 1,5%. Nadie excepto el Gobierno que defiende que el PIB español se incrementará un 2,1% en 2023. Lo más cercano es la previsión del 1,5% de la Airef (Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal) o el 1,4% del Banco de España y tras ellos la OCDE da 1,3%, el FMI un 1,2% y la Comisión Europea (CE) el 1%. Aunque a pesar de las fuertes caídas, España tendrá uno de los mejores comportamientos de la Unión Europea (UE) que de media crecerá un 0,3%. Solo Irlanda (3,8%) y Malta (2,8%) mantendrán un PIB vigoroso y el resto tendrán incrementos muy débiles. Tras Rumanía (1,8%) y Bulgaria (1,1%), la previsión del 1% para España Grecia, Chipre y Croacia nos coloca en el pelotón de cabeza. En contraste, el PIB alemán y el sueco descenderán seis décimas en el conjunto del año. Estarán, pues, en recesión.

Pero aunque el descenso será en picado, tendrá un corto recorrido, según un consenso generalizado entre los economistas de dentro y de fuera de España. Santiago Carbó, catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia, declara a este diario que se producirá una desaceleración muy fuerte, incluso no descarta una recesión técnica al sumar dos trimestres consecutivos en negativo. Sin embargo, no será una recesión como la soportada en 2012, por lo que cree que el PIB será positivo para el conjunto de 2023, con una subida entre el 0,9% y el 1,2%.

Mínguez coincide al apuntar que, con un crecimiento positivo en el conjunto del año, se podría producir algún trimestre en negativo, pero de pocas décimas. En opinión del responsable de estudios de la Cámara de Comercio de España, lo importante no es cómo se denomine este descenso de la economía —¿recesión o contracción?—, sino su intensidad. “No es lo mismo hablar de una caída de un 4% que de unas décimas”, apunta

Rozando la recesión técnica

El consenso del Panel de Funcas (19 servicios de análisis españoles) apuesta por que el PIB del cuarto trimestre de este año descienda un 0,4%, aunque el próximo se quedaría en un cero, bordeando la recesión técnica (dos trimestres seguidos con caídas en términos intertrimestrales). Ahora bien, Carbó, como el resto de los analistas, entiende que con la llegada de la primavera la economía española iniciará un tímido ascenso que según el panel de Funcas supondría subidas del 0,5% en el segundo trimestre, 0,7% en el tercero y 0,6% en el cuarto para crecer en el conjunto del año un 1,1%.

Sin embargo, las últimas voces apuntan a que quizá ni siquiera haya caídas en el cuarto trimestre de este 2022, suavizando los presagios más agoreros. El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, vaticinó hace unos días un “leve crecimiento positivo” en el último tramo del año, similar al del tercero cuando el PIB subió dos décimas en términos trimestrales. De Cos mantuvo sus previsiones económicas: este 2022 el PIB cerrará con un incremento del 4,5% y del 1,4% para el próximo 2023. Ambas por encima de lo previsto para el conjunto de la UE.

Crece el optimismo

Respecto a la Airef, a pesar de que su presidenta, Cristina Herrero, apuntó a finales de octubre que España entraría en recesión técnica con caídas en el cuarto trimestre de 2022 y el primero de 2023, su indicador adelantado (Mipred) pronostica, con los datos a 2 de diciembre, que el PIB del último trimestre de 2022 aumente 0,5%. BBVA Research se ha sumado a esta visión más optimista y Rafael Doménech, responsable de Análisis Económico, ha apuntado esta semana que los indicadores en tiempo real “nos permiten atisbar que la economía se está comportando de manera muy similar a la del tercer trimestre". Hasta el punto de que ha elevado en dos décimas, al 1,2%, la previsión de crecimiento para 2023.

De momento, los datos no son categóricos. En el caso del empleo, aunque la Epa del tercer trimestre arroja un frenazo en la creación de empleo, la afiliación en octubre fue bien, aunque la de noviembre algo peor. En cualquier caso, el mercado de trabajo sigue dando muestra de dinamismo.

Componentes del crecimiento

Con o sin recesión técnica, Carbó incide en que el turismo, que ha salvado el PIB del 2022, no será tan bueno el próximo año, pues alemanes, británicos y franceses tenderán a recortar gastos. Y los fondos comunitarios, otra palanca de la economía del próximo año, tampoco están siendo tan eficientes, señala el catedrático de la Universidad de Valencia. Aunque declara tajante: “Si yo fuese un dirigente económico y tuviese que gestionar una recesión, me gustaría que fuese como la que se avecina”. Y lo argumenta porque el fuerte retroceso de la economía que ya se ha iniciado no está afectando al empleo.

En lo que va de año, el número de afiliados a la Seguridad Social ha crecido en 480.000 personas en términos desestacionalizados y, aunque se pueden producir leves repuntes de la tasa de paro, cerrará en torno al 12,7%, dos puntos por debajo de 2021. De hecho, las previsiones son que el empleo continúe aumentando el año próximo, posiblemente un 1%, aunque lejos del 3,5% de 2022. Un fenómeno que se repite en países desarrollados como EE.UU., Reino Unido, Alemania o Francia con pleno empleo. De hecho, su problema es el contrario: muchas plazas se quedan sin cubrir por falta de personal cualificado. España, aunque lejos del pleno empleo, también empieza a tener problemas en sectores como la construcción, perfiles tecnológicos, camareros o camioneros.

Pendientes de la inflación

Pero la economía no será igual para todos. Francesc Xavier Mena, profesor de Economía y Finanzas de Esade, resalta que la inflación y la subida de tipos de interés afectarán con más dureza a las familias vulnerables, los autónomos y las empresas más pequeñas, especialmente los altamente endeudados con amortizaciones a corto plazo. Además, critica el triunfalismo del Gobierno que coloca a España entre los países de cabeza en términos de crecimiento de PIB, cuando es la única economía de la UE que todavía no ha recuperado los niveles precovid. El FMI estima que la economía no recuperará los niveles previos a la pandemia hasta principios de 2024.

Inflación y tipos de interés

En cualquier caso, hacer previsiones en este entorno es altamente incierto. El FMI advierte de que posiblemente haya que corregir las estimaciones a la baja por los muchos riesgos que pesan sobre la economía, el mayor, la inflación y la respuesta de los bancos centrales con subidas de tipos para reconducir los precios. Hasta dónde llegarán estas subidas dependerá del éxito que tengan las medidas de política monetaria. Si en un principio se apostaba por incrementos del 3% del Banco Central Europeo (BCE) y del 3,75%-4% de la FED estadounidense, hoy se descuenta un 4% en Europa y al menos un 5% en EE.UU. Carbó apunta que las medidas tendrán un límite, pues si la inflación se resiste a bajar, no tendrá sentido llevar a las economías a una recesión profunda. Sería un problema mayor que la propia inflación.

Mínguez considera que tan importante como las subidas de tipos es la política presupuestaria de los países que debería ser más laxa en sus ayudas, contribuyendo a contener más rápidamente la inflación. Lo que permitiría, además, flexibilizar las subidas de tipos por parte de los bancos centrales, evitando la recesión. De hecho la FED ya ha anunciado que reducirá las subidas de 0,75 puntos básicos a 0,50.

De momento los analistas nacionales e internacionales siguen apostando por una moderación de la inflación en todos los países, lo que en ningún caso significa recuperar los precios de mediados de 2021. Se calcula que en España el próximo año los precios seguirán subiendo de media el 4,5%, incluso la OCDE ha alertado de que estas subidas podrían alargarse a 2024, por encima de otros países.

A favor de la lucha contra la inflación, desde septiembre el petróleo ha sufrido fuertes descensos hasta rozar los 80 dólares el barril y los precios de la electricidad y el gas en España han iniciado una corrección, aunque se temen repuntes con el frío. No son los únicos precios que han cedido. Mena señala las bajadas en la mayoría de las materias primas y de los productos alimenticios, pero siguen por encima de los precios precovid. En lo que sí coinciden todos los expertos es en que la incertidumbre que generan la guerra de Ucrania y la política cero contra el covid de China pueden volver a disparar los precios, por lo que los bancos centrales no se permitirán bajar la guardia durante todo el próximo año.