Las mujeres en España siguen recibiendo pensiones notablemente más bajas que los hombres. Según datos recientes, la brecha de género en las pensiones llega hasta el 33%, una diferencia que se arrastra desde el mundo laboral y que se mantiene una vez llegada la jubilación.
Este fenómeno no es nuevo, pero sí persistente, y responde a múltiples causas sociales, económicas y laborales. Especialistas y fuentes oficiales señalan cuatro motivos principales que explican por qué, a pesar de las políticas de igualdad, la diferencia de pensiones se mantiene.
Causas estructurales de la brecha
En primer lugar, las mujeres tienen salarios más bajos durante su vida laboral. Además, son las que mayoritariamente optan —o se ven forzadas a optar— por trabajos a tiempo parcial, con menos estabilidad y menor remuneración. Eso se traduce en menos años cotizados y, por lo tanto, en pensiones más bajas.
Otro factor decisivo es la maternidad y las curas familiares. Las interrupciones laborales asociadas a la crianza de los hijos o la atención a personas dependientes penalizan fuertemente a las mujeres. Estas pausas profesionales a menudo no son compensadas en el sistema de pensiones, aunque representan una aportación clave al sostén de la sociedad.
Además, la segregación ocupacional juega también un papel clave. Las mujeres siguen teniendo una presencia mayoritaria en sectores tradicionalmente menos remunerados, como la sanidad, la educación o el comercio, y están infrarrepresentadas en ámbitos como la tecnología o las finanzas, donde los sueldos son más elevados.
Finalmente, la esperanza de vida más alta de las mujeres tiene un efecto indirecto. Las pensiones, al calcularse teniendo en cuenta la esperanza de vida, se reparten en periodos más largos, cosa que puede reducir el importe mensual que reciben las mujeres, aunque hayan cotizado lo mismo.
Un complemento insuficiente y cuestionado
Para combatir esta desigualdad, el Gobierno instauró el año 2021 un complemento de pensión destinado a reducir la brecha de género. Este complemento se otorga —hasta un máximo de cuatro hijos— al progenitor con la pensión más baja, habitualmente la madre.
Sin embargo, el pasado 15 de mayo, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea declaró discriminatoria esta medida, ya que establece requisitos diferenciados según el sexo. Según la sentencia, se ha vulnerado el principio de igualdad de trato entre hombres y mujeres en materia de seguridad social, y se obliga el Estado español a revisar la normativa para garantizar la equidad real en el acceso al complemento.
Los expertos, según recoge The Conversation coinciden en que hacen falta cambios profundos y estructurales. Entre las propuestas destacan: equiparar permisos de maternidad y paternidad, compensar económicamente los periodos dedicados a los cuidados, favorecer la incorporación de mujeres en sectores de alta calificación y adoptar políticas activas de igualdad retributiva. La brecha de género en las pensiones no es solo una cuestión económica; es una muestra de las desigualdades que se perpetúan a lo largo de la vida laboral y que hay que abordar desde una perspectiva estructural y de género.