El mercado laboral catalán ha experimentado el crecimiento habitual del paro durante el mes de octubre, aunque con una intensidad menor que el año pasado. Según datos del Ministerio de Trabajo, el número de personas paradas en Catalunya ha aumentado en 2.423 este mes, un 0,75% más, situando la cifra total de demandantes de empleo en 324.495. A pesar de este incremento estacional, la situación es mejor que la de hace un año, con 10.344 personas menos en las listas del paro.
En el aspecto positivo, el empleo muestra solidez. El mes de octubre registró un aumento de 19.205 afiliados a la Seguridad Social en Catalunya, un crecimiento del 0,5%. Aunque la cifra no alcanza los récords de verano, el balance anual sigue siendo positivo, con 80.008 nuevos ocupados en los últimos doce meses. Este progreso sitúa el total de trabajadores en Catalunya a las puertas de los 3,9 millones, concretamente en 3.882.857. A escala estatal, la tendencia es similar. El paro ha crecido en 22.101 personas (0,91%), pero el Ministerio ha destacado que este aumento es tres veces inferior al habitual para un mes de octubre. Por otro lado, el empleo alcanzó su mejor octubre de la historia con 141.296 nuevos afiliados.
El comportamiento del desempleo por sectores en España no fue homogéneo, sino que dibujó un panorama de claras divergencias. Mientras la construcción se consolidaba como el único sector que vio reducir su paro, con un descenso de 2.121 personas, el sector servicios concentró el mayor aumento del paro, con 18.496 personas más en las listas. Esta cifra, que representa un incremento del 1%, muestra la vulnerabilidad del motor principal de la economía a los ajustes estacionales y a los cambios en la demanda de los consumidores.
Por su parte, la agricultura registró un aumento de 1.270 parados, reflejando la finalización de las cosechas de otoño, mientras que la industria presentó un incremento más modesto de 1.148 personas, indicando cierta estabilidad pero también una falta de capacidad para absorber más mano de obra a corto plazo.
La perspectiva de género
El paro aumentó en ambos sexos, pero con matices importantes. El desempleo femenino creció en 11.561 mujeres, un 0,8% más, mientras que el paro masculino lo hizo en 10.540 hombres, lo que representa un incremento del 1,1%. Pese a este aumento mensual, el análisis interanual revela una mejora estructural significativa. El número total de mujeres en paro es el más bajo en un mes de octubre desde 2007, y el desempleo masculino se mantiene por sexto mes consecutivo por debajo de la barrera psicológica del millón.
La situación de los jóvenes resulta especialmente preocupante. El colectivo sin trabajo anterior, mayoritariamente formado por jóvenes en busca de su primera oportunidad laboral, vio cómo el paro aumentaba en 3.308 personas. Cuando se desglosa por edad, la situación se vuelve más crítica: el desempleo entre los menores de 25 años se disparó un 5,5% en un solo mes, con 10.082 jóvenes más en las listas del paro. Esta cifra contrasta vivamente con el aumento de apenas el 0,5% en el grupo de 25 y más años, poniendo de relieve la precariedad y la falta de oportunidades de acceso al mercado laboral para la población más joven.
La calidad de la contratación
Si la cantidad de ocupación muestra signos de madurez, la calidad de la contratación revela un retroceso alarmante. Octubre cerró con 1.510.580 contratos, un 1,1% menos que en el mismo mes del año anterior. El problema no radica solo en la cantidad, sino en su naturaleza.
Los contratos indefinidos experimentaron un descenso del 3,1%, situando su peso sobre el total de la contratación en el 42,6%. Dentro de estos, todos los tipos retrocedieron: los indefinidos a tiempo completo cayeron un 1,9%, los a tiempo parcial un 0,6%, y los fijos discontinuos, pensados precisamente para la temporalidad estructural, sufrieron una fuerte caída del 6,4%.
En cambio, los contratos temporales fueron 867.397, un 0,5% más que en octubre del año pasado. Este aumento, aunque leve, hace que la temporalidad represente el 57,4% de todos los contratos firmados en el mes, consolidando un modelo aún muy ligado a la precariedad y alejado de la calidad que necesita el mercado laboral.