Cuando sale de su trabajo de ocho horas como limpiadora de hospital, Raquel Prieto, madre separada con dos hijos de 19 y 11 años respectivamente, todavía trabaja unas horas más de lunes a sábado en casas particulares para completar su sueldo. "He salido de casa a las seis y media de la mañana y todavía no he vuelto", explica por teléfono hacia las siete de la tarde. Cuando llegue a casa, todavía tendrá que preparar la ropa del día siguiente y hacer una cena rápida para ella y sus hijos. El sábado, además de ir a algún domicilio a trabajar, tendrá que hacer la compra y limpiar el piso, además de descansar y estar con sus hijos.

En el caso de Raquel, su marido, que tiene custodia compartida con los hijos, también dedica parte de su tiempo a cuidar de sus hijos. Sin embargo, "su sueldo le permite no tener que tener otros trabajos", de forma que la carga de minutos laborales acaba siendo inferior. De la mano de su falta de reconocimiento, el trabajo no remunerado es, más allá de la brecha salarial y la masculinización de los cargos directivos, otra gran muestra de discriminación de género en el mundo laboral. La brecha por sectores, que hace que los más feminizados reciban sueldos peores, agudiza la discriminación. 

Un estudio publicado recientemente por la patronal de pequeñas y medianas empresas de Catalunya, PIMEC, con la ayuda de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) muestra la evolución de las mujeres dentro de la economía española y combina estudios internacionales allí donde no hay datos nacionales. El estudio muestra evoluciones positivas con respecto a la entrada de las mujeres en el mercado laboral en los últimos 30 años, en los cuales se ha pasado de un 34,3% de mujeres en edad laboral trabajando a un 53,7% actual, todavía debe puntos por debajo de la participación masculina. La evolución se ha estancado en los últimos años, ya que en el año 2010 la participación ya era del 52,7% y la tasa actual está todavía entre los peores países de la Unión Europea. España solo supera a Italia, Grecia, Polonia, Bélgica y Francia, pero está peor que Portugal, Alemania, Austria o Lituania y los países escandinavos, que son los que tienen una mayor participación de las mujeres al mercado laboral.

Con datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), estas con visión mundial y sin diferenciar por países, el estudio muestra que las mujeres dedican 289,1 minutos al día a trabajos no remunerados y 145,9 a trabajos remunerados. Los hombres, en cambio, dedican una media de 236,3 minutos a tareas remuneradas y 166,8 a no remuneradas, que incluyen tareas del hogar, compras, gestiones, voluntariados, etc. Los trabajos no remunerados permiten que otras personas se puedan dedicar a trabajos remunerados y dinamizan la economía a partir de las compras.

Sumando los minutos trabajados, remunerados o no, el resultado es que las mujeres trabajan 455 minutos al día y los hombres, 382. Las mujeres, así pues, dedican un 63,41% de su tiempo de trabajo al no remunerado y un 36,59 en el remunerado, mientras que los hombres muestran una dedicación a la inversa, de un 61,82% de su tiempo en trabajos remunerados y solo un 38,18 en trabajos no remunerados.

La autora del estudio, la doctora María Bastida Domínguez, de la Universidad de Santiago de Compostela, apunta que parte de esta discriminación tiene que ver con "mecanismos de valoración del PIB que fulminan e invisibilizan el papel de las mujeres" para no contabilizar el trabajo no remunerado. Defiende la ampliación del PIB ampliado que reconozca la aportación al PIB de estas tareas.

Sin contabilizar estas tareas, y según estima el estudio, la aportación de las mujeres en el PIB es de entre el 41 y el 45%. Sin embargo, tomando datos del INE de 2010 y actualizándolas con un método de investigación aproximativo ya utilizado el año 2015 por los investigadores del INE Angulo y Hernández, las mujeres aportan un 63% de las actividades productivas que no están en el mercado, por un 37% de aportación de los hombres. Esta actividad representaría el 46% del PIB y, en caso de incorporar esta actividad al PIB, las mujeres pasarían a representar más del 51% de todo el PIB.

La especialista en Derecho laboral Eva María Blázquez Agudo lamenta que, a pesar de los avances de reconocimiento laboral y de derechos de las trabajadoras domésticas, "el trabajo no remunerado todavía no está reconocido legalmente", y apunta la depreciación de los cuidados, posiblemente un trabajo que no puedan sustituir robots. "Hace falta profesionalizar y pagar buenos sueldos en estos sectores y ofrecer protección a los que no lo hacen de manera remunerada", dice Blázquez. Ve más soluciones, sin embargo, a partir de la "corresponsabilidad" que aligere el peso de las mujeres en los trabajos no remunerados, "medidas que hagan que los hombres se impliquen" en estas tareas con el fin de equilibrar la balanza.

La masculinización de los PERTE

Más allá de los trabajos no remunerados, el estudio de PIMEC y la USC analiza también la división por sectores del trabajo remunerado en España y concluye que existe "un techo de cristal vertical" en los puestos de trabajo, que se da "a partir de una segregación y discriminación sectorial", dice Bastida. Es decir, los sectores masculinizados están más reconocidos y pagados que los más feminizados.

El estudio muestra que la brecha salarial, que mide el sueldo por hora trabajada, se ha reducido cinco puntos desde el 2010 y es ahora de un 8%. Pero evidencia como hay todavía sectores como la agricultura, las industrias extractivas, el suministro de energía o las telecomunicaciones donde las mujeres ocupan menos del 40% de los puestos de trabajo, mientras que las actividades administrativas y auxiliares, las sanitarias y servicios del hogar están fuertemente feminizadas.

En este contexto, el estudio de PIMEC alerta de que los fondos europeos repartidos a través de los PERTE, Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica, están destinados a sectores copados por hombres y que, por lo tanto, amenazan con agudizar las brechas salariales de género por sectores.

El estudio estima que los hombres se llevarán el 71% de los recursos que llegarán al sector del automóvil arrastrados de las ayudas de los PERTE del sector. Y compara las actividades económicas más afectadas por la covid-19 con las actividades prioritarias para los PERTE aplicando mirada de género.

La agricultura, la energía, la construcción, el transporte y la información y las TIC, sectores todos con una participación masculina de más del 70%, son los prioritarios para los fondos europeos repartidos con los PERTE. Agencias de viajes, educación, actividades sanitarias y sociales y alojamiento, comida y bebidas, sectores todos con una participación femenina de más del 50%, fueron los sectores más afectados por el covid-19.

Sectores con más de un 70% de hombres son  prioritarios para los fondos europeos

La presidenta de la comisión de Mujer y Empresa de PIMEC, Maria Teixidor, expresa que "los fondos Next Generation no están llegando como es debido y es necesario que tengan una mirada de género". "Cuando pones un euro en una industria, arrastras la inversión al resto de la industria y los planes tractores están centrados en la vertiente industrial, que está muy masculinizada".

Teixidor defiende que hay que diseñar una herramienta algorítmica" que permita repartir los fondos europeos teniendo en cuenta la vertiente de género. "Cuando miras los planes y se concretan las ayudas no hay indicadores de género, no se está haciendo ningún seguimiento y si no tienes indicadores ni requisitos perpetúas lo que ya tenemos, que es una economía que perjudica claramente a las mujeres", completa.