La fortaleza del mercado laboral en España desde el final de la pandemia ya se refleja con claridad en el consumo. El aumento de la contratación indefinida ha reducido a mínimos el miedo de los trabajadores a perder su empleo y, por lo tanto, la incertidumbre sobre la estabilidad de sus ingresos en el futuro. Esa tendencia se observa en todos los grupos de edad, pero sobre todo en mujeres, jóvenes y trabajadores con bajos ingresos, los colectivos que tradicionalmente han estado más expuestos a la temporalidad y, por lo tanto, a pasar a situación de desempleo. Y esa percepción de seguridad les lleva a reducir el ahorro por precaución y a elevar su consumo, sobre todo en bienes duraderos como vestuario y calzado, equipamiento del hogar o vehículos.

De acuerdo con los datos de la Encuesta de Expectativas de los Consumidores —CES, por sus siglas en inglés— que elabora mensualmente el Banco Central Europeo, la probabilidad media de perder el empleo percibida por los trabajadores españoles va desciendo de forma sostenida desde principios de 2021. En el caso de los empleados menores de 35 años, el porcentaje de asalariados que temía poder perder su empleo en los tres meses siguientes ha pasado del 23,6% en octubre de 2020 al 14,5% en abril de este año. Tras esa reducción en 9 puntos, su percepción sobre la estabilidad de su puesto de trabajo ya es prácticamente la misma que la de los empleados de entre 35 y 55 años, donde el porcentaje de empleados que ve en peligro su puesto es del 12,8%, pero apenas ha oscilado desde la pandemia.

El Banco de España ha analizado la incidencia en la reducción de la probabilidad subjetiva de pasar a estar desempleado en el gasto en bienes duraderos (como vestuario, mobiliario, vehículos, telefonía o electrónica); en hostelería, viajes y transporte; y en otros gastos más esenciales. Y la conclusión es que el buen momento del mercado laboral en España, que por primera vez cuenta con más de 21 millones de asalariados, está favoreciendo el gasto en bienes duraderos y, en menor medida, en otros gastos no esenciales, por parte de los colectivos que tradicionalmente han tenido mayor incertidumbre sobre la estabilidad de sus ingresos.

Menos ahorro y más consumo

Se trata de los hogares que no disponen de un colchón mínimo de liquidez con el que afrontar a una eventual caída de ingresos por perder el empleo, habitualmente familias de rentas bajas y jóvenes. Así, ante una reducción de 10 puntos en la probabilidad de perder el empleo, casi el 45% del aumento del gasto se concentra en bienes duraderos, a pesar de que suponen un porcentaje reducido del gasto total.

El artículo del Banco de España, elaborado por Carmen Martínez-Carrascal, concluye que la reducción en 3 puntos observada desde principios de 2022 en la probabilidad media de perder el empleo percibida por los trabajadores ha reducido el ahorro por precaución y elevado el porcentaje del salario destinado al consumo.

Más del 40% de este incremento se habría concentrado en el gasto en bienes duraderos, que aumenta en 0,7 puntos porcentuales gracias a la reducción de la incertidumbre laboral percibida. Donde más se nota es en hogares de rentas medias y bajas y entre los jóvenes, porque su gasto en bienes duraderos responde más intensamente ante cambios en la incertidumbre laboral y, además, es precisamente entre ellos donde esa incertidumbre se ha reducido más.