Esta semana, la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, sugería abordar la reforma del absentismo laboral como moneda de cambio para que la CEOE apoye en el trámite parlamentario la reducción legal de la jornada laboral de 40 a 37,5 horas a la semana. Una propuesta que desde UGT advierten, “les ha pillado por sorpresa”. Dicho así, se podría entender que los empresarios son los más interesados en acabar con el absentismo laboral, pero tanto o más están los sindicatos y las administraciones públicas. Una preocupación en grado extremo por el incremento desproporcionado desde la pandemia que ha disparado todas las alarmas. La última, la del Banco de España que mostraba hace unos días su preocupación y alertó de que está produciendo “tensiones en el mercado laboral”.
“En estos momentos tenemos un grave problema porque los procesos de incapacidad temporal por contingencias comunes siguen disparados. Ya son casi 1,8 millones de bajas tramitadas en un solo trimestre”, señala Rosa Santos, directora de Relaciones Laborales de CEOE, que resalta que “el primer problema que nos encontramos es la salud de los trabajadores, por lo que necesitamos atajar esta escalada para proteger su salud”. Pero también valora el efecto económico que conlleva: “Es indudable que supone un coste para las Administraciones y para las empresas”. Un coste anual de 29.000 millones de euros, el triple que en 2015. “Es una situación insostenible y esto ha hecho que hayamos podido alcanzar un acuerdo en el último AENC para que las mutuas puedan colaborar en la gestión de estos procesos por bajas de origen traumatológico, de modo que se reduzca la incidencia y la duración de las bajas por el bien de todos”, señala.
Patrícia Ruíz, secretaria de Salud Laboral de UGT, es igualmente contundente: “Estamos muy preocupados por las altas cifras de bajas laborales desde la pandemia, especialmente derivadas de la salud mental” y recalca: “El 37% de los trabajadores declara tener stress laboral y las bajas por esta causa han aumentado un 72% desde 2020 y un 120% desde 2016”. Una enfermedad que parece cebarse con los más jóvenes, lo que ha hecho que las bajas por salud mental se hayan duplicado entre los trabajadores menores de 24 años. La dirigente sindical incide en que el propio Ministerio de Sanidad reconoce que el 30% de las bajas por enfermedades ligadas con la mente tiene su origen en el entorno laboral, por lo que incide en la necesidad de que se incluya en el nuevo catálogo de enfermedades profesionales que se está, actualmente negociando, entre el Ministerio de Trabajo, sindicatos y empresarios. Especialmente, si se tiene en cuenta que la duración media de la baja por trastornos de salud mental es de 108 días, según Ruíz.
Josep Ginesta, secretario general de Pimec, la patronal de pymes catalanas y baleares, señala que desde hace un par de años han colocado el absentismo derivado de las enfermedades comunes como uno de los focos principales de su actividad empresarial. Y considera que una buena parte del problema está en la gestión de los servicios sanitarios, aunque hay otros factores.
Una queja generalizada entre los empresarios, los sindicatos e, incluso, los ministerios del área laboral, especialmente Yolanda Díaz, del Ministerio de Trabajo, y Elma Saiz, del de Inclusión y Seguridad Social. Una gestión que, cabe recordar, depende de las comunidades autónomas.
¿Qué es el absentismo?
La Organización Internacional del Trabajo (OIT), organismo de la ONU que vela por las condiciones laborales de los trabajadores de todo el mundo, aclara que el absentismo es la falta al trabajo por causa justificada o sin justificar. Sin embargo, esta segunda es difícil de calcular -y de demostrar-, por lo que empresas, trabajadores y administración cuando hablan de absentismo se centran en el justificado, principalmente por enfermedad. Sin embargo, algunos estudios como el de Adecco, incluyen en el absentismo, la no asistencia derivada de derechos laborales, bien amparados por la legislación, bien por los convenios. Entre estas otras causas, incluyen la maternidad, los permisos remunerados, la compensación por horas extra, las hora no trabajada y remuneradas, perdidas en el lugar de trabajo, huelgas y otras causas.
Un informe de la CEOE, con datos de la patronal de las Mutuas de Trabajo, AMAT, señala que las bajas por incapacidad temporal por contingencia comunes (enfermedades no directamente relacionada con el trabajo o accidentes fuera del horario laboral o las idas y venidas a la oficina) del primer trimestre de 2025 han aumentado un 10% en comparación con el mismo periodo de 2024. En personas, 162.738 más, hasta sumar 1,79 millones de trabajadores que ha faltado uno o varios días por estar enfermos. El coste, por lógica, también se acelera, en concreto en 448 millones de euros, lo que ha supuesto un desembolso en esos tres meses de 4.808 millones de euros.
Por cada 1.000 trabajadores
Ciertamente, el número de trabajadores en activo ha aumentado, lo que explica en parte este incremento. Para evitar este efecto estadístico, se usa la tasa incidencia mensual por cada 1.000 trabajadores -cuántos trabajadores están de baja por una enfermedad común por cada millar-. Pues bien, esta tasa sigue una línea ascendente desde incluso antes de la pandemia. Comparando la media del primer trimestre, en 2025 estaban de baja 37,88 trabajadores por cada millar, cuando en el mismo periodo de 2018 eran 29,58.
Sin embargo, aunque aumenta el número de trabajadores de baja, disminuye el tiempo que necesitan para recuperarse de su dolencia. Con el informe de CEOE, en marzo de 2025 la duración fue de 36,94, mientras que el año anterior fue de 28,59; es decir, la reincorporación se ha adelantado este año 1,65 días. No obstante, se ha producido un incremento en los casos de las bajas de larga duración: los procesos de más 365 días aumentan respecto al año pasado un 18% (112.978 casos); en los de más de 545 el 15% (37.6769 y las recuperaciones que superan los 730 días, el 77% (9.369 caso en el primer trimestre de este año).
Catalunya
Con datos de Pimec, en 2023 se abonaron en Catalunya en prestaciones por las bajas 2.085 millones de euros, 2.195 para las empresas sin contabilizar los complementos. Siguiendo una regla reconocida por expertos, mientras más riqueza, mayor es el absentismo laboral. Así, con datos del pasado año, la mayor tasa de incidencia por cada 1.000 trabajadores, 50,8, se registró en la Comunidad Foral de Navarra, seguida de Catalunya, 46,2, y en tercera posición, el País Vasco, 41,6. Madrid, a cierta distancia, tiene una tasa de absentismo del 33,3 por cada 1.000 trabajadores. A la cola, la tasa es del 17,9 en Extremadura.
Una segunda regla es que a mayor nivel de absentismo, menos dura la baja. En una proporción inversa, Navarra tuvo el pasado año una media de 26,6 días, Catalunya 27,4, y el País Vasco 39,8. En cambio, los extremeños alargan su ausencia laboral al máximo del 72,7 días.
A este respecto, en Catalunya, el 52,6% la ausencia por incapacidad temporal está entre 1 y 3 días, una falta que corre económicamente a cargo del trabajador, pues deja de cobrar esos días y otro 24,6% entre 4 y 15 días, periodo que abona las empresas a través de las Mutuas de Trabajo. A partir de ahí, el abono corresponde a la Seguridad Social, que generalmente se hace también a través de las mutuas, al ser agentes colaboradores. Entre el día 4 y el 20, se abona el 60% del salario y, a partir del 21%, el 75%. No obstante, hay sectores y empresas que por convenio colectivo abonan un complemento que puede llegar hasta el 100 de la nómina.
Respecto a la patología, con datos de 2023, hubo 351.140 bajas por enfermedades osteomusculares, con una baja media de 52,7 días, y 163.622 por dolencias mentales o trastorno del comportamiento, con una ausencia laboral de 78,2 días, cuando la media es de 27,4 días. El informe de Pimec reseña el incremento de estás últimas en Catalunya por encima de la media española: de 2022 a 2023 subió en Catalunya el 26% (tres puntos menos que en España) y comparado con 2018, el 89%, 23 puntos porcentuales más).
Causas del mayor absentismo
Una parte se achaca a los servicios públicos sanitarios, con listas de espera que alargan los procesos de curación. Ginesta señala que en un estudio que realizó Pimec para Baleares, se concluía que si una dolencia de traumatología se trataba por las mutuas laborales (por un accidente laboral) en vez de por los servicios sanitarios públicos, la baja se reducía en 20 días. Un consenso que es generalizado hasta el punto de que empresarios y sindicatos se pusieron de acuerdo para que las mutuas pudiesen hacerse cargo de parte de los tratamientos por lesiones de traumatología. Un acuerdo que ha sido ratificado por el Ministerio de Seguridad Social que está intentando cerrar desde septiembre de 2024 convenio con los servicios de Salud de las distintas comunidades autónomas. De momento sin éxito.
Las fuentes consultadas coinciden en que el primer acuerdo se firmará con Baleares y que “será inminente”, aunque ya se anunció hace mes y medio y todavía siguen amarrando “flecos”. Estas mismas fuentes señalan que se está trabajando, y estarían algo más avanzadas, las negociaciones con Catalunya, las Comunidad Valenciana y la Región de Murcia. Ruíz, de UGT, considera que cuando se firme el primero, se acelerarán los procesos.
Bajas ‘fraudulentas’
La sindicalista señala que entre los motivos que están entorpeciendo los acuerdos para cerrar estos convenios de colaboración está el intento de varias comunidades de incluir en protocolos para detectar y combatir las bajas “fraudulentas” por enfermedad. Ruíz señala que Aragón ha expresado abiertamente su intención, pero que otras administraciones también lo han alegado, aunque de forma más discreta. Un argumento que también defienden las empresas, señala la responsable de Salud Laboral de UGT. Hace unos días, Ángel Nicolas, presidentes de los empresario castellano manchegos, cifró en un 20% las bajas con fraude.
Ginesta insiste en problemas estructurales, pero recuerda que, además, hay algunos parámetros que son comunes en todos los países:
- Mientras mayor es la empresa, más absentismo.
- En la industria, el absentismo es mayor que en el sector servicios.
- A más riqueza, más absentismo.
- A mayor tasa de paro, menos absentismo.
- A menor estabilidad en el empleo, menor tasa de absentismo.
Miguel Ángel Malo Ocaña, profesor de Economía de la Universidad de Salamanca y uno de los mayores expertos en el mercado laboral, señala como causa el aumento de la edad media de los trabajadores, una tesis que sostiene Pimec con datos en Catalunya y concuerda con que la mayor duración para hacer pruebas diagnósticas alarga la baja.
Soluciones al absentismo
Malo Ocaña señala entre las posibles medidas para atajar el absentismo dependen de las causas. Pero considera en la negociación colectiva es el ámbito adecuado para establecer cómo se organiza la producción en las empresa. Para causas ligadas al envejecimiento de la masa laboral y un peor funcionamiento del sistema sanitario público, se deben abordar políticas sanitarias que atajen el problema. Respecto al supuesto absentismo no justificado, advierte de que es complicado, porque también existe el llamado "presentismo" (trabajadores que deberían estar de baja, pero no lo están porque temen perder su trabajo, perder oportunidades de promoción, etc.).
Patricia Ruíz incide en que la solución es global y, por tanto, no solo se ha de centrar en los tratamientos, sino también en evitar la enfermedad, con más medidas de prevención en las empresas. En este sentido, recuerda que el Ministerio de Trabajo está negociando con empresas y sindicatos una reforma de la prevención con cinco patas:
- Reconocimiento de la salud mental en el listado de enfermedades laborales.
- Combatir los riesgos digitales, que no se contempla en la legislación con 20 años de antigüedad.
- Incluir en la prevención las perspectivas de género, como la menopausia.
- Riesgos derivados del cambio climático, como olas de calor e, incluso, catástrofes medioambientales.
- Una atención especial a las pymes
Desde Pimec señalan algunas medidas concretas de carácter estructural. En concreto, cómo se gestiona la incapacidad temporal, con escasos mecanismos de control, tanto en las bajas como en las altas; segundo, aumentar una baja inversión en atención primaria, lo que redunda en que los médicos no puedan hacer un seguimiento adecuado de los procesos de baja. En este sentido, se podría delegar estas funciones más burocráticas. También considera que se está produciendo una baja utilización de recursos sanitarios privados y de las Mutuas de Trabajo. Pero el secretario general de Pimec señala que las empresas pueden tener adoptar algunas medidas, como por ejemplo contratar fisioterapeutas, para evitar lesiones.
El secretario general de la patronal catalán defiende, además, las bajas flexibles que propuso la ministra de Inclusión y Seguridad Social, Elma Saiz. “Somos el único país comunitario que no lo tiene, como las bajas parciales”, declara.