En un tiempo en donde la innovación tecnológica va a una velocidad de vértigo, dejando atrás a quien no puede o no quiere seguir el ritmo, nace una solución tan sencilla como brillando. Las redes sociales se han hecho eco de una escena que es la mejor publicidad: una anciana, con el rostro iluminado por una sonrisa, sostiene con cuidado una pequeña impresora portátil de la cual van saliendo, como por arte de magia, los mensajes y las fotos de la cual que su familia le envía. Después de leer cada uno, responde con una alegría contagiosa: "¡Muy bien!". Esta imagen, viralizada desde la cuenta de Instagram de Heralto, no es solamente un vídeo entrañable; es la constatación de que la tecnología puede y tiene que tener un corazón humano.

Este invento, bautizado como Heralto, se presenta como la respuesta a un problema creciente en nuestra sociedad: la brecha digital que aísla a las personas mayores. Su funcionamiento es deliberadamente sencillo, diseñado para eliminar cualquier barrera. Los familiares escriben mensajes o comparten fotografías en un grupo de Telegram. La impresora Heralto, conectada a este canal, recibe la información y la imprime instantáneamente en papel térmico, similar al de los tickets de compra. El resultado es un mensaje tangible, que el usuario puede leer, guardar o incluso coleccionar sin tener que tocar un solo botón.

El fenómeno Heralto traspasa la curiosidad tecnológica por abrir un debate necesario sobre la inclusión digital. Con una población cada vez más envejecida, el rechazo o la incapacidad para adaptarse a dispositivos complejos como los smartphones se convierte en un factor de riesgo de exclusión social. Muchas personas mayores se encuentran desconectadas de la vida diaria de sus seres amados, incapaces de ver las fotos de los nietos o de recibir un mensaje de ánimo en tiempo real. Heralto no pretende que los mayores aprendan a utilizar un móvil; lleva el móvil a ellos en un formato que les es familiar y accesible: el papel. Este acto aparentemente simple tiene un profundo impacto psicológico.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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Devuelve la sensación de pertenencia y proximidad, evoca la emoción de recibir una carta, pero con la velocidad y la inmediatez del siglo XXI. Es una herramienta que reduce la soledad no deseada y fortalece los lazos familiares, recordándonos que el objetivo último de la tecnología tiene que ser conectar personas, no sustituirlas. El reto ahora es determinar si soluciones como esta, que simplifican la tecnología sin infantilizar al usuario, son el camino a seguir para una verdadera inclusión digital que respete las necesidades y los tiempos de todos los segmentos de la sociedad. Heralto es, sin duda, un paso potente en la dirección correcta.

Según el Instituto de Estadística de Catalunya, el 85,2% de los hogares catalanes tienen acceso a internet. El crecimiento más significativo en términos de uso se ha dado precisamente en el grupo de población de 65 a 74 años. Un 88% de las personas de entre 65 y 74 años utiliza internet diaria o semanalmente. Esta cifra, que hace unos años parecería impensable, refleja un cambio profundo.

En el tramo de edad de 75 a 79 años, la penetración también crece de forma sostenida, superando ya el 70%. Con respecto a la posesión del dispositivo, más del 85% de los catalanes y catalanas de estas edades tienen un teléfono móvil inteligente y lo utilizan principalmente para aplicaciones de mensajería como WhatsApp, para hacer y recibir llamadas de vídeo y para consultar información.