El Ministerio de Economía insiste en que la economía española crecerá un 2,1% este año y entiende que los recientes datos conocidos de la Encuesta de Población Activa (el empleo creció en 2022 un 1,4%) y de Contabilidad Nacional​ (el PIB aumentó un 5,5% el pasado año) vienen a ratificar las previsiones que lanzaron en octubre. Sin embargo, en el Ministerio que dirige Nadia Calviño obvian los malos resultados del último trimestre del año recogidos en las dos encuestas del Instituto Nacional de Estadística (INE): entre octubre y diciembre se destruyeron 81.900 puestos de trabajo y el PIB creció dos décimas gracias a la caída de los precios energéticos, pues el consumo (-0,8%) y la inversión (-1,2%) han sufrido descensos al final del año.

En opinión de Economía, los resultados trimestrales se están comportando de una manera muy volátil, por lo que no se deben sacar conclusiones con esta información, y prefiere analizar el comportamiento de la economía con el conjunto del año. Sin embargo, 2022 ha mostrado una evolución muy dispar en la primera parte del año respecto a la segunda que ya arroja un claro debilitamiento de la actividad. Pero visto en conjunto, en Economía concluyen que en el año pasado hubo un crecimiento equilibrado, con aportación tanto de la demanda interna (consumo e inversión) como de la externa (especialmente del turismo, pero también de la venta de bienes al exterior). Y todo ello en un entorno internacional extraordinariamente negativo con fuertes subidas en el precio del gas y de los carburantes y otras materias primas, muchas incluidas en los procesos de elaboración de alimentos.

Fortaleza de la economía

Pero los datos de la contabilidad nacional y del empleo, en máximos históricos, no son el único argumento que manejan en el departamento de la vicepresidenta primera para sustentar sus pronósticos de un crecimiento del 2,1% en 2023. Una razonamiento que realizan a pesar de que están muy por encima de los realizados por otros organismos nacionales e internaciones sobre el PIB español, aunque existe un consenso de que España se colocará por encima del conjunto de la UE. En defensa del pronóstico del Gobierno existen motivos de carácter coyuntural, pero también otros estructurales.

Entre los primeros, fuentes de Economía reconocen que las subidas de tipos de interés juegan en contra del crecimiento económico. A favor, sin embargo, cuentan con una contención en la inflación con tasas de crecimiento inferiores a la media de la UE. Una rebaja directamente relacionada con la reducción de los precios de la energía, tanto del gas y el petróleo, como de la electricidad. Sobre esta última energía, en Economía sacan pecho por las medidas adoptadas por el Gobierno con la excepción ibérica negociada con la Comisión Europea que ha permitido poner el precio de la luz entre los más bajos de Europa. Unas rebajas que Economía defiende se irán trasladando al resto de precios contribuyendo a moderar la inflación, tanto en el índice general como en la subyacente.

Un entorno de caída de precios que también ha contribuido a una mejoría de las expectativas de los países de la Unión Europea, los principales socios comerciales de España, especialmente en sectores tan sensibles para la economía nacional como el turismo. Como ejemplo, el Gobierno alemán ha anunciado esta semana que su PIB será positivo para el conjunto del año en dos décimas, abandonando las previsiones negativas que mantenía anteriormente. Lo que supondría un fortalecimiento de la balanza de pagos para la economía española.

Tirón de la demanda y la inversión

En clave nacional, en Economía apuestan por una buena evolución de la demanda interna, tanto en el consumo como en la inversión. Sobre lo primero, entiende que las familias todavía cuentan con un colchón dada la solidez del ahorro y confían en que la estabilidad en el empleo que ha generado la reforma laboral permitirá un mayor gasto de los hogares. Y un tercer pilar del consumo vendrá de la mano del aumento de los salarios “esperable y deseable” en Economía, como declaró el secretario de Estado de Economía la semana pasada a ON ECONOMIA. Del lado de la inversión, los fondos Next Generation servirán de acicate a las empresas. Hasta ahora más de 150.000 ya tienen proyectos aprobados que se cubrirán con el dinero procedente del plan de renovación. El Gobierno español calculan que de media anual, tendrán un empujón de tres puntos al PIB.

Pero además de estas mejores perspectivas coyunturales respecto a las que se manejaban hace unos meses, Economía ha contabilizado un cambio de la estructura productiva española en favor de sectores de carácter más tecnológico que se han mostrado más dinámicos estos dos últimos años en la creación de empleo e inversión. Algo que también se deduce del crecimiento de la inversión en los componentes de “bienes de equipo” y “productos de propiedad industrial”, menos intensivos en capital y, por tanto deuda, y con mayor productividad.

Márgenes empresariales

Economia -como apuntó el secretario de Estado a este diario- defiende que las fuertes subidas de la inflación del pasado año se deben mayoritariamente al incremento de los costes de producción que han padecido las empresas. En especial los energéticos, pero también en materias primas. Sin embargo, Economía reconoce que el incremento de los márgenes de beneficios del pasado año podría ser responsable de una pequeña parte a la subida del IPC.