Los últimos datos del INE, Instituto Nacional de Estadística, constatan que los estereotipos entre sexos en el ámbito laboral se repiten, aunque los porcentajes empiezan a modificarse, pero de forma ligera. La respuesta al título, dónde no trabajan las mujeres, tiene que ser dual: por una parte, en qué sector económico y de la otra en qué posición dentro del rango de cada empresa todavía no ocupan.

Tan solo así, se puede cuantificar y calificar el progreso de las mujeres en el ámbito laboral. Los datos que aporta el ministerio de Trabajo español constatan que los estereotipos ligados a sectores como la salud y los posicionamientos de no liderazgo siguen repitiéndose, pero con una cierta tendencia al cambio y su diversificación.

Sectores de moda: las renovables

Así pues, si entramos en el ámbito de la rama de actividad, aquella donde menos presencia femenina encontramos es la del ámbito técnico, en este caso, ligado al suministro de agua, actividades de saneamiento, gestión de residuos y descontaminación (0,3%) y el suministro de energía eléctrica, gas, vapor y aire acondicionado (0,4%). Desde la patronal de instaladores FEGiCAT en Catalunya constatan esta tendencia y son de los primeros en todo el Estado español que ponen el acento en que hay que revertir esta tendencia en un sector tan al alza como es la gestión de las energías y, especialmente, el ámbito de las renovables. Por lo tanto, en aquellos sectores con más irrupción, la mujer queda en porcentajes prácticamente invisibles. Estos, se contrastan con las de mayor presencia, a pesar de que todavía menores, respecto de los hombres: comercio al por mayor y el detalle (16%); actividades sanitarias y de servicios sociales (15,8%) y educación (10,7%).

Se pierden agricultoras

Si entramos en la tipología de empleo, el oficio y no la rama, la desaparición es prácticamente total en el ámbito de las militares (0,1%); y la de cualificadas en el ámbito de las agricultoras, ganaderas, forestales y pescadoras (0,9%). El incremento interanual de la afiliación femenina repercutió en todos los sectores económicos, excepto en la agricultura, donde el número de trabajadoras se redujo un 2,64%, hecho que significó la pérdida de 10.414 mujeres en el sector primario. Estas van en contraposición a las mayoritarias: trabajadoras de los servicios de restauración, personal, protección y vendedoras (27,1%); técnicas y profesionales científicas e intelectuales (24,4%) y empleadas contables, administrativas y otras empleadas de oficina (15,6%). Interesante en este aspecto es el ámbito científico donde las mujeres han dado la vuelta a los porcentajes históricos y ya suman su presencia más allá del ámbito académico, donde son mayoritarias.

Cargos de poder

En tercer lugar, la óptica también se puede poner en el cargo que ocupan para cifrar en calidad y remuneración sus empleos. Solo el 0,4% llegan a cargos de dirección de empresa grande o media; y un 4,3% son directoras, pero solo de pequeña empresa. Las encargadas o jefas de taller u oficina escalan un 4,7%. A la contra, se comen el pastel de empleadas con jefes y sin subordinados con un 74,5%; y un 8,5% son ocupadas independientes, sin jefes ni subordinados. Este último dato concuerda con el incremento de las mujeres autónomas, que ya pasa del 10% y llega a un 11,8% por cuenta propia.

Catalunya y, en concreto su centro de estadística Idescat, abandera la manera de radiografiar todos estos porcentajes a través del Índice de igualdad de género (IIG) en Catalunya, un indicador compuesto que mide la distancia en que se encuentra una sociedad para alcanzar la plena igualdad entre mujeres y hombres. Así pues, el año 2020 fue de 74,1 puntos (la igualdad total se sitúa en 100) con un aumento de 1,1 puntos en relación con el año 2019 y de 9,8 puntos desde el año 2010. Catalunya se sitúa en novena posición entre los países de la UE-27 en igualdad de género y su puntuación es superior en 5,5 puntos al de la Unión Europea (68,6 puntos). La dimensión que presenta menos igualdad de género es la del conocimiento (63,9). Por el contrario, la salud es la dimensión con más igualdad de género (90,1 puntos), seguimiento de las dimensiones del dinero (78,9), el poder (75,7), el trabajo (74,9) y el tiempo (72,1).

Estos datos nos llevan a dibujar el panorama actual. A pesar de la reducción de la brecha de género, el paro femenino todavía supera al masculino en más de tres puntos porcentuales y las tasas de actividad y empleo son sensiblemente inferiores a las de los barones. La reducción del paro, según los últimos datos del 2021 y posterior a la pandemia de la covid, repercutió especialmente en las mujeres con edades comprendidas entre 30 y 40 años. Pero hay datos en positivo: hay que destacar la disminución del 25,45% del paro femenino juvenil, en mujeres con edades entre 20 y 30 años, después de constituir el grupo más castigado del mercado laboral durante el primer año de la crisis sanitaria. En el lado opuesto, el número de desocupadas mayores de 45 años, a diferencia del resto de grupos de edad, se mantiene por encima de las registradas en vísperas de la pandemia.

Brecha clara

Y un último dato que marca la fotografía a gran escala. La desigualdad en el acceso al empleo y en el nivel de salario de las mujeres con respecto a los hombres ha empeorado en los últimos veinte años, a pesar de los esfuerzos internacionales para reducir la discriminación de género, según datos revelados por la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Según los nuevos datos, un 15% de mujeres en edad de trabajar quieren un trabajo, comparado con un 10,5% en el caso de los hombres, cosa que indica que esta brecha no se ha reducido en dos décadas. "La disparidad de género en el acceso al empleo y en las condiciones de trabajo son más grandes de lo que pensábamos y los progresos que se han hecho son lentos y decepcionantes", ha señalado la entidad tras difundir los primeros resultados de una nueva manera de medir estas desigualdades y que toma en cuenta factores relativos a la realidad de las mujeres que no se consideraban. Las conclusiones ponen en evidencia una situación mucho más "desoladora" para las mujeres de lo que expresan las tasas de desempleo que se utilizan habitualmente.