En España, en temas de fiscalidad, el lugar de residencia es determinante para los contribuyentes, puesto que las competencias derivadas a las comunidades autónomas les otorgan un cierto poder legislativo y cada año hay modificaciones en el impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF) que hay que revisar detenidamente para saber a qué gravámenes o a qué deducciones pueden acogerse los ciudadanos. Por lo tanto, hablar de reglas generales es difícil a no ser que se tome como punto de partida un perfil muy concreto. Entonces sí se pueden hacer comparaciones.

Con esta premisa, en cada campaña de la renta, el Registro de Economistas Asesores Fiscales (REAF) hace el ejercicio de calcular cuánto pagaría de IRPF un contribuyente en los diferentes territorios dependiendo de sus ingresos medios. En la campaña de la renta de 2024, la que nos ocupa en este artículo, REAF ha tomado de base un contribuyente que solo ingrese rentas del trabajo, soltero, menor de 65 años y sin hijos, y ha diferenciado lo que pagará en el IRPF por comunidades autónomas. Cabe aclarar que en estos cálculos no se han incorporado ni deducciones, ni bonificaciones. Es decir, no se incluyen condicionantes particulares que pueden alterar el resultado final de los tributos a pagar o con derecho a devolución.

Si nos centramos en la franja de contribuyentes que han percibido unas rentas anuales brutas por rendimientos del trabajo de entre 30.000 y 45.000 euros en 2023 —provenientes de un único pagador— la contribución fiscal de un ciudadano que se ajuste al perfil que se ha citado y que tenga una renta de 30.000 euros distaría en 492 euros entre la comunidad autónoma con menos gravamen y con la que más. Esto ubicado en los territorios significa que un contribuyente del País Vasco paga menos que un catalán. En concreto, el ciudadano soltero, menor de 65 años y sin hijos, que tiene una renta de 30.000 euros brutos anules y que menos paga, vive en el País Vasco y contribuye a sus arcas públicas con 4.547 euros. Si las retribuciones al trabajo que percibe alcanzan los 45.000 euros, la cuantía se eleva a 8.731,18 euros. Mientras que si su residencia está fijada en Catalunya llegará a pagar 5.039 euros, en el caso de ingresar 30.000 euros, o unos 9.688,59 euros si cobra 45.000 anuales.

Entre uno u otro extremo, la distancia entre las restantes comunidades autónomas es solo de decenas de euros. Están más próximas a los beneficios de País Vasco, regiones como Madrid —pisándole los talones con un gravamen de 4.600 euros a 8.886—; y le siguen La Rioja o Navarra. En el extremo más fiscalista, acompañan a Catalunya, Castilla-La Mancha, el Principado de Asturias y las Islas Baleares, con cantidades superiores a los 4.900 euros.

Sin discrepancias autonómicas

Siguiendo con el mismo tipo de contribuyente, si sus ingresos disminuyen, la fiscalidad también lo hace según comunidades, pero destaca la igualdad de trato que existe para los ciudadanos cuyas rentas se sitúan en la franja que va de más de 16.000 euros y hasta 30.000. Según el estudio de REAF para esta campaña de la renta, un contribuyente con ingresos únicos de rentas del trabajo de 20.000 euros brutos anuales —y hasta 30.000— pagará lo mismo en toda España, en concreto 1.772 euros. Son una excepción País Vasco, donde el fisco se lleva 2.000 euros, y Navarra, donde alcanzará los 2.040 euros.

Las rentas más bajas, mejor en Madrid y Valencia

Asimismo, si los ingresos se elevan a 16.000 euros brutos anuales y no sobrepasan los 20.000, donde menos paga un contribuyente es en la Comunidad Valenciana y en Madrid con 29,5 euros de tributación al IRPF. Donde más IRPF soportaría esta misma persona sería en País Vasco con 960 euros y Navarra con 851,56. Con menos presión fiscal también viven sin tanta fiscalidad en Andalucía (36,14 euros) y Galicia (36,14 euros). En las restantes comunidades autónomas se pagan 52,80 euros en la campaña de la renta de 2024.

En el lado contrario, los más ricos —a partir de 70.000 euros anuales brutos y hasta 600.000 euros— pagan menos en todas las escalas fiscales en Madrid, y más, en la Comunidad Valenciana. Destaca la presión fiscal a las rentas entre 70.000 y 110.000 euros que se aplica en Extremadura, 19.517,60 euros, la más alta de España.