En una decisión que busca poner fin a una distorsión del mercado único, los ministros de Hacienda de la Unión Europea han sellado en Bruselas un acuerdo político de gran alcance: la supresión de la exención aduanera de la que gozaban las importaciones con un valor inferior a 150 euros. Esta medida, dirigida explícitamente a las grandes plataformas de venta de bajo coste de origen asiático que han crecido "de forma extremadamente rápida", como Shein y Temu, pretende equiparar las condiciones de competencia y detener la avalancha de millones de paquetes que llegan diariamente sin satisfacer los tributos correspondientes.
El consenso alcanzado representa un significativo endurecimiento respecto a la propuesta inicial de la Comisión Europea. Mientras el Ejecutivo comunitario preveía la implementación de la medida en el año 2028, ligándola al desarrollo del futuro centro de datos aduaneros de la UE, la presión de los Estados miembros ha logrado un avance notable. El compromiso final establece la aplicación de la nueva normativa ya en 2026. "Vamos a trabajar con los Estados miembros y la Comisión para desarrollar una solución simple y temporal lo antes posible, ya en 2026", anunció en rueda de prensa la ministra de Hacienda de Dinamarca, Stephanie Lose, país que ostenta la presidencia rotatoria del Consejo. Esta declaración refleja la urgencia que Bruselas y las capitales atribuyen a la cuestión.
Respuesta a la entrada masiva de artículos de bajo coste
El objetivo dual de esta reforma es asegurar que estas plataformas digitales comiencen a pagar derechos aduaneros desde el primer euro de beneficio que obtengan de sus ventas en el mercado comunitario, y garantizar también el cobro del IVA. La medida es la respuesta directa a la saturación que sufren los mercados europeos por la entrada masiva de artículos de bajo coste procedentes de terceros países con normativas menos estrictas, principalmente China y otras economías asiáticas.
Las cifras publicadas por la Comisión ilustran la magnitud del fenómeno. Solo durante el año pasado, se realizaron en la UE unos 4.600 millones de envíos de mercancías de bajo coste. Esta cifra se traduce en la entrada diaria de 12 millones de paquetes exentos de derechos aduaneros por no superar su valor los 150 euros.
El crecimiento es exponencial y alarmante: estas cifras suponen "el doble que en 2023 y el triple que en 2022", advierten los servicios comunitarios. Más allá de la pérdida de recaudación, Bruselas manifiesta una profunda preocupación por la naturaleza de estos productos. A menudo, bajo esta oleada de paquetes, se esconden mercancías falsificadas que vulneran la propiedad intelectual, o productos nocivos que no cumplen las normativas europeas de seguridad, salud o medio ambiente.
La decisión de los ministros abre un debate complejo sobre sus consecuencias. Para los consumidores, se prevé un incremento en el precio final de los productos de bajo coste, ya que las plataformas deberán trasladar parte de los nuevos costes aduaneros. Esto podría enfriar la demanda de este tipo de consumo, aunque los expertos señalan que el efecto psicológico de pagar impuestos "visibles" también puede jugar un papel.
El comercio local y la industria europea, por su parte, reciben la medida con optimismo. Consideran que pone fin a una competencia desleal que había puesto en peligro miles de tiendas y negocios locales, incapaces de competir con empresas que operaban con una ventaja fiscal injusta.
En cuanto a las grandes plataformas, Shein y Temu se enfrentan a una reestructuración completa de su modelo logístico y de costes. Tendrán que invertir en sistemas de declaración aduanera más robustos y asumir una carga administrativa mucho más pesada. Podrían optar por crear almacenes dentro de la Unión Europea para agrupar envíos y optimizar costes. Sin embargo, algunos críticos señalan que la medida podría no ser suficiente para detener las prácticas agresivas de estas compañías, que podrían encontrar nuevas vías de optimización fiscal.
Además, la puesta en marcha de un sistema "simple y temporal" para 2026 representa un reto logístico y tecnológico considerable para las aduanas europeas, que tendrán que procesar un volumen de datos sin precedentes. En definitiva, la UE cierra una trampa legal que había permitido la expansión descontrolada de un modelo de negocio que, si bien ofrecía precios bajos a los consumidores, lo hacía a costa de la justicia fiscal, la seguridad de los productos y la salud de la industria comunitaria. El acuerdo de este jueves es un paso decisivo hacia un mercado único digital más justo y mejor regulado.