Poco patrimonio, escaso conocimiento de los mercados financieros y dificultades para diversificar son características propias de los jóvenes inversores. A diferencia de otras épocas, las nuevas tecnologías como los teléfonos inteligentes han puesto a disposición de forma instantánea todas las opciones de inversión a los más jóvenes que tienen a golpe de botón la posibilidad de comprar y vender rápidamente, incluso en un mismo día muchas veces. Pero estas facilidades tecnológicas no ocultan las carencias de los que asoman por vez primera el mercado. Sin duda, un aprendizaje doloroso se ha producido los últimos años con las criptomonedas. 

En 2020, durante la pandemia del Covid-19, los jóvenes fueron especialmente activos con las criptomonedas –como revelan estudios del supervisor, CNMV- que compraban y vendían como si estuvieran en un casino. El derrumbe de estos productos provocó abundantes pérdidas con el inconveniente añadido de que no aprendieron nada o casi nada sobre la inversión. Rentabilidad y riesgo de las distintas inversiones, duración de la inversión, liquidez (facilidad para comprar y vender), objetivos del ahorro y perfil de riesgo son elementos y preguntas que cualquier ahorrador joven debe hacerse antes de tomar una decisión. Eso sí, cuentan con una gran ventaja: desde pequeñas cantidades de ahorro pueden acceder a cualquier mercado, tanto de productos como geográficamente y a los más diferentes riesgos. 

Los expertos recomiendan que no inviertas todos tus ahorros. No es un juego, así que siempre es buena idea tener un capital mínimo para poder ir tirando. Además, ten en cuenta los plazos de los productos de inversión y la cantidad que inviertas debería ser una de la que puedas prescindir.

Como consejo general, que la juventud no sea sinónimo de candidez. Nadie regala nada y los que prometen o aseguran grandes rentabilidades siempre engañan. Hay que huir de las ofertas mágicas e imposibles de ganar dinero de forma rápida y en abundancia: estamos ante una presunta estafa. Informarse de la solidez y legalidad de los intermediarios que acercan el ahorro a los mercados y desoír cualquier oferta “imposible”. 

Los expertos de la fintech Evo Banco, han realizado un estudio en el que presentan los productos más adecuados para los más jóvenes: 

Fondos indexados

Se trata de fondos de inversión que replican el comportamiento de determinado índice bursátil como, por ejemplo, el IBEX 35. La estrategia aquí no es batir dicho índice, sino replicar sus subidas y caídas. Suelen ofrecer comisiones muy bajas y, por tanto, no merman de forma significativa la rentabilidad si el mercado elegido se revaloriza.

Roboadvisors

Una de las formas más indicadas para empezar si no se tienen muchos conocimientos sobre inversión. La tecnología Roboadvisor se compone de gestores automatizados de inversión. Se basan en algoritmos y lo hacen en función del perfil riesgo. Componen carteras de inversión y también sus comisiones son bajas frente a la intermediación tradicional.

ETF o fondos cotizados

Invierten en productos con bajas comisiones, combinando los fondos de inversión y las acciones de bolsa. También se basan en la gestión pasiva, al replicar un índice determinado. Una vez tengas algo de experiencia y conocimientos sobre inversión, puedes optar por alguna de estas otras formas.

Fondos de inversión

Un modelo recomendable, porque lo gestiona un equipo gestor experto y porque apuestan por diversificar en cuanto a activos, sectores y zonas geográficas. Son modelos de inversión colectiva con la base de muchas aportaciones individuales. Eso sí, deberás conocer el histórico de rentabilidades de ese fondo, es decir, cómo lo han hecho en los últimos años para confiar en ese equipo de gestores. Aquí las comisiones de gestión suelen ser más elevadas

Acciones

Aquí el riesgo es mayor y, por tanto, las posibilidades de obtener una rentabilidad mayor se amplían. Se trata de un mercado muy volátil, por lo que es imprescindible diversificar y mantener la tranquilidad en caso de fuertes caídas. Para comprar acciones hay que conocer en profundidad a la empresa, su evolución, sus expectativas. Exige, pues, un esfuerzo del inversor en informarse y seguir la marcha de su negocio: el mundo es cambiante. Tampoco hace falta contar con mucho patrimonio, ya que algunos intermediarios ofrecen comprar partes de una acción que disfrutarán de la misma subida, si se produce y que tendrán otros derechos económicos como los dividendos (parte del beneficio que las empresas destinan a sus accionistas). 

Crowdfunding

Este modelo invierte en startups que no cotizan en bolsa, apoyando su proyecto con tu capital. Es un tanto arriesgado, ya que buena parte de estos negocios emergentes se quedan por el camino. Ahora bien, si se acierta, las ganancias suelen ser muy abundantes y compensan los fracasos de otras startups.

Letras del Tesoro

Coyunturalmente, las letras del Tesoro pueden ser un activo interesante para el joven ahorrador. Actualmente, ofrecen rentabilidades en torno al 3%, muy superior a le media que pagan los bancos por sus depósitos. Como se emiten a tres, seis, nueve y doce meses, se ajustan a un perfil de ahorrador que puede necesitar el dinero para un imprevisto o que quiere ser más activo y buscar nuevas oportunidades que ofrezcan los mercados.

PIAS

Los Planes Individuales de Ahorro Sistemático (PIAS), están diseñados para obtener rendimientos de nuestro capital de cara a la jubilación. Básicamente, son seguros de ahorro a largo plazo que sirven de complemento para la pensión pública que nos pudiera corresponder. Sin duda, encaja en el perfil del joven que está preocupado por su futuro. Aunque siempre se recomienda empezar lo antes posible a ahorrar para la jubilación, lo cierto es que este perfil suele ser una rara avis en el mercado financiero.