El brote de Peste Porcina Africana (PPA) en Catalunya empieza a mostrar sus primeras repercusiones en el tejido laboral del sector ganadero. Más de 450 trabajadores vinculados a grandes empresas del núcleo porcino de Santa Eugènia de Berga (Osona) ven suspendida temporalmente su posición laboral después de que la compañía de trabajo temporal (ETT) para la que prestaban servicios, GCT Plus, haya presentado un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) por fuerza mayor. Esta medida, directamente provocada por las restricciones y la incertidumbre generadas por los brotes detectados en Catalunya, representa el primer y, de momento, único parón laboral formalizado ante las autoridades a consecuencia de la crisis sanitaria
Según los datos recogidos por la Agència Catalana de Notícies (ACN) y confirmados posteriormente por el departamento de Trabajo de la Generalitat, el número exacto de personas afectadas por esta suspensión de contratos asciende a 458. Estas personas desarrollaban sus tareas en algunas de las filiales del Grupo Jorge, uno de los gigantes del sector en el Estado, concretamente en las empresas Le Porc, Rivasam, MarcJoan y Productos Porcinos. La noticia aparece pocas horas después de que Comisiones Obreras (CC. OO.) alertara de que el grupo cárnico había prescindido de cerca de 300 trabajadores temporales. La cifra definitiva, sin embargo, supera considerablemente esta estimación inicial.
El funcionamiento del ERTE
El mecanismo que se ha activado, el ERTE por fuerza mayor, es un instrumento legal contemplado para situaciones excepcionales e imprevistas que imposibilitan totalmente el mantenimiento de la actividad, tal como sucedió a escala masiva durante los meses más críticos de la pandemia. Su aplicación implica que los contratos de los trabajadores quedan en suspenso y estos pasan a recibir directamente la prestación por desempleo sin consumir el archivo del expediente, al tiempo que mantienen la vinculación con la empresa. Por lo tanto, tal como insisten las fuentes laborales, en este caso no se puede hablar técnicamente de despidos, sino de una parada temporal forzosa por circunstancias externas e incontrolables.
El expediente, presentado el pasado miércoles, se encuentra ahora en manos de los técnicos de la autoridad laboral. El departamento de Trabajo dispone de un plazo legal de cinco días hábiles para estudiar la documentación, verificar si se cumplen todos los requisitos y, finalmente, resolver si lo aprueba o no. Trabajo, a través de su secretario, Paco Ramos, ya había manifestado que se encuentra “preparado” para tramitar y resolver cualquier solicitud de ERTE que llegase a su mesa dentro de los plazos marcados por la normativa, un mensaje que busca transmitir agilidad y control ante una situación potencialmente explosiva para el empleo en un territorio con una fuerte dependencia del sector primario.
La falta de comunicación por parte de GCT Plus deja en la sombra las razones concretas y el arreglo interno que ha llevado a optar por esta medida drástica en lugar de alternativas. Todo apunta, sin embargo, a las interrupciones de producción, las restricciones de movimiento de animales y la congelación de la actividad en algunas explotaciones como factores determinantes. La magnitud de este ERTE, concentrado en una única ETT, pero con impacto en diversas grandes compañías, actúa como termómetro de la presión que el brote de peste comienza a ejercer sobre la cadena de valor completa de la carne de cerdo en Catalunya, más allá de las pérdidas puramente ganaderas.
La evolución de este expediente se seguirá con atención, ya que podría marcar un precedente para nuevas acciones similares en otras empresas o zonas si el brote se prolonga. La consecuencia inmediata es que casi medio millar de familias de Osona y comarcas vecinas se enfrentan ahora a una brusca incertidumbre económica mientras esperan que las medidas de contención veterinaria demuestren su eficacia y permitan, en el menor tiempo posible, la reincorporación a los puestos de trabajo.
