En noviembre del año pasado El Mundo publicaba un reportaje con Meritxell Batet, Inés Arrimadas, Andrea Levy y Carolina Bescansa titulado: "Las mujeres piden paso en la política española". El vídeo tiene gracia. Batet es la única que no habla, que no gesticula y que no parece hacer ningún esfuerzo por destacar. La dirigente del PSOE se limita a escuchar un poco ausente, esperando que se acabe la comedia con aquella cara de póquer que tan bien sabían hacer las señoras fogueadas en la exigente vida social victoriana.

En el 2007, Batet ya salía en listas de políticas guapas de estas que ahora los periódicos digitales publican a destajo  –justamente ahora que se habla tanto de machismo–. La nueva vicesecretaria de estudios y programas del PSOE es coetánea de Carme Chacón y de Soraya Sáenz de Santamaría. Ha saltado a primera línea después de una carrera trabajada, que empezó en 1998 cuando Narcís Serra la fichó como asesora independiente. A diferencia de otras políticas muy fotografiadas, no se puede decir que la hayan tirado a los leones. 

Si la mayoría de caras nuevas se están forjando entre flashes y rumores de prensa rosa, sin tiempo para cultivarse ni digerir todo lo que les pasa, Batet tiene la suerte de haber crecido con plena libertad para probar y equivocarse. Estos ojos felinos que no miran a ninguna parte, esta expresión de mujer tierna y sofisticada que, en realidad, contempla el mundo desde un iceberg de cálculo narcisista ha podido ser largamente entrenada. Batet es una mujer hecha a sí misma que, en los años noventa, tocaba las Gymnopédies de Satie en el piano y trabajaba en el Nick Havana de camarera para pagarse la carrera de Derecho.

Batet es una mujer hecha a sí misma que tocaba el piano y trabajaba en el Nick Havana para pagarse la carrera

El hecho de que emerja ahora tiene más que ver con la situación de Catalunya que con la experiencia adquirida. Después de dos legislaturas haciendo de diputada rasa, en las primarias que catapultaron a Pedro Sánchez, Batet dio apoyo a Eduardo Madina, el dirigente del PSOE más leído y más respetuoso con las naciones de España, y uno de los pocos que no han hecho demagogia con ETA a pesar de haber sido víctima de un atentado. En una situación política estable, Sanchez difícilmente habría contado con ella, después de apoyar a su adversario. En cambio, le dio el primer cargo orgánico de su carrera.

Es iluminador que Batet haya sido nombrada vicesecretaria de estudios y programas del PSOE, justamente después de que Andrea Levy accediera al mismo cargo del PP, con tan buen resultado. Me parece que las dos son piezas esenciales para dar la sensación al resto del Estado que Catalunya es realmente española y que el discurso sobre el independentismo del PP y del PSOE tiene algún sentido. Las dos vicesecretarias son como aquellas piezas pequeñas sin las cuales un engranaje o un truco de magia no funciona. No tienen influencia en la política de fondo de su partido pero, en cambio, son imprescindibles para justificarlo en la situación actual. 

El discurso político de ninguna de las dos resiste el contacto con la experiencia personal, y cuando la experiencia contradice un discurso sólo hay dos opciones, o bien cambias el discurso o bien cambias la experiencia. En los dos casos, la manera de resistir esta tensión ha sido instalarse en Madrid y mantener de lejos el contacto con Barcelona. Batet está afiliada a la agrupación de Gracia del PSC, aunque hace más de diez años que vive en la capital de España y que allí han nacido sus dos hijas. En las entrevistas recuerda que estudió Derecho con becas del Estado. Nunca menciona la beca de la Generalitat –bastante más generosa– que le permitió hacer los cursos de doctorado y empezar la tesis que estaba preparando cuando Narcís Serra la fichó.

Nunca menciona la beca de la Generalitat que le permitió hacer los cursos de doctorado 

Nacida en Barcelona en 1972, Batet está casada con José María Lassalle –un hombre de la FAES y del PP–, desde el verano del 2005. Después de una larga relación con el escritor Héctor López Bofill, Batet conoció al secretario de Estado de Cultura a raíz de una intervención sobre plurilingüismo en el Congreso, en su primer año como diputada. Zapatero acababa de ganar y la socialista salió al estrado y citó a Sebastià Alzamora, a Manuel Forcano y a su exnovio: “No hay nada prohibido o sagrado, todo se puede cuestionar”, proclamó parafraseando el trío, que entonces se hacían llamar Los imparables.

Lassalle, que es un hombre culto, capaz de amenazar a los catalanes con acabar como los judíos de Massada, se le acercó y le preguntó por aquellos poetas que había citado. En política no hay casualidades. Todo tiene una función y un significado superior y la prueba es que estos meses de lucha por el poder entre el PP y el PSOE el matrimonio ha sufrido ataques despiadados de los dos bandos. Después de tantos años en Madrid, pues, Batet no parece tan abierta a creer que todo se puede cuestionar, como cuando se bañaba en las playas nudistas de Altafulla con Los Imparables. En una reunión, le soltó a Gabriel Rufián: “¿Pero de verdad os queréis saltar la Constitución?”.

Batet ya no parece tan abierta a creer que todo se puede cuestionar, como cuando se bañaba en las playas nudistas de Altafulla con Los Imparables

Naturalmente, a ERC se les han pasado las ganas de romper nada, ahora que está a punto de sustituir a Convergència. Cuando el procés vivía su mejor momento recuerdo que López Bofill me explicó que se había encontrado en la situación paradójica de tener que consolar a Batet que la unidad de España no peligraba. El autor de La independencia y la realidad o de La trama contra Catalunya siempre ha dicho que el proceso no iba a ningún sitio y Batet no acababa de ver hasta qué punto ella era un actor involuntario de la comedia que se vivía aquí.

Por más que empezara su carrera en Madrid citando poetas catalanes, la socialista hace años que está desconectada de Catalunya y que considera incomprensible que los mapas del tiempo de TV3 incluyan el País Valencià y las Islas Baleares. Ya cuando entró a colaborar con Narcís Serra enseguida se acercó a los capitanes del partido, los Zaragoza, los Montilla y compañía. Pasqual Maragall siempre le pareció demasiado catalanista. Aunque su familia paterna es catalanista y está vagamente emparentada con la familia del General Batet, no la ha tratado desde que sus padres se divorciaron cuando era muy pequeña.

La dirigente socialista creció en el barrio de Vallcarca muy unida a su madre, una señora poco politizada que, como el padre de Pere Navarro, puesta ante una urna votaría por la independencia. La madre trabajaba en una tienda de bolsos y se juntó con un señor chileno de estos que querrían que Catalunya acabara asimilada como las antiguas tribus sudamericanas. Cuando Serra fue expulsado de la política, Batet fue recolocada como directora de la Fundación Pi i Sunyer. Este trabajo debería haber gustado a una mujer cultivada como ella, que había prosperado socialmente gracias al estudio. En cambio, cuando tuvo la oportunidad de ir a Madrid de diputada no se lo pensó.

El paso que ahora ha dado para liderar la lista del PSC al Congreso, después de la renuncia de Chacón, es coherente con la estrategia socialista de intentar recuperar terreno a Ciutadans. Chacón ha envejecido prematuramente y no puede competir con Arrimadas, que ya ha dicho que tendrá un papel activo en la campaña. Batet llega fresca como una rosa, con el prestigio de una trayectoria madurada y un físico igualmente atractivo. El deseo es una necesidad natural de la gente sana. El discurso antimachista, exagerado en un país de mentalidad autárquica y beata, es una forma genial de debilitar y acomplejar a la sociedad –y por lo tanto de dominarla–.

El paso que ahora ha dado para liderar la lista del PSC al Congreso es coherente con la estrategia socialista de intentar recuperar terreno a Ciutadans

El problema de una política nunca será que esté buena, sino que eso sea lo mejor que puedas decir de ella. Batet tiene solucionado este problema, pero tiene otro que comparte con otras unionistas emergentes que se adaptan al sistema para sacar ventaja de sus ambiciones e ideas personales. Aunque digan que no quieren mezclar la vida privada con la vida pública, no hay nada más personal que la política y es dificil explicar que con sus discursos fabricados en Madrid intenten matar –inútilmente– aquello que más han amado de Catalunya, y que no tiene que ver con ningún partido, sino con la vida concreta de su alma y aquello que conocen de primera mano.  

Batet, igual que Levy y Arrimadas, siempre me recuerda que en los países libres quien se afirma sube, porque sintetiza, mientras que en Catalunya y en España quien se afirma pringa, porque disgrega. Se pueden fabricar simulacros y alzar castillos retóricos llenos de excusas, sobre todo el PSOE que es el eslabón débil de la Constitución y cada día va más a remolque. Pero el día que se monte un pollo –y vamos por ese camino, porque no se puede contraponer eternamente la convivencia con la libertad– quedarán partidas en dos y no se podrán escapar del hecho de que han jugado con fuego. Al final las cosas suelen acabar en función de como empiezan. Yo sólo digo eso.