Mientras que el desempleo en el conjunto de España alcanza el 13% y los desocupados con menos de 25 años llegan hasta el 29,6% de la población dispuesta a trabajar por debajo de esa edad, la cifra de mujeres especializadas en tecnología que se encuentra sin empleo se queda en el 9,7%. Sin embargo, la tradicional brecha de género en estudios tecnológicos se mantiene. ¿Por qué?

Dia Internacional de la Mujer
 

Múltiples factores

Alejandra Bausá, lead teacher del bootcamp de desarrollo web de la escuela Ironhack, cifra en 80/20 el porcentaje en el que se distribuyen entre hombres y mujeres los alumnos de los estudios que imparte. Es, señala, una consecuencia de una situación general de infrarrepresentación de la mujer en estudios y ámbitos laborales vinculados a la tecnología: “Tradicionalmente hay sectores y profesiones poco feminizados y las cuotas, en este sentido, pueden ser una herramienta válida para tratar de revertirlo. Luego, en el desempeño, el nivel de eficacia, las capacidades y el interés de los alumnos es parejo, porque no hay distingos entre hombres y mujeres, pero lo cierto es que los hombres se interesan más por la tecnología de entrada”, señala.

En ingenierías y en arquitectura, tímido crecimiento

Según datos del Consejo General de la Ingeniería Técnica Industrial de España, el porcentaje de mujeres matriculadas en estos estudios ha aumentado un 6% durante la última década y el de egresadas, en un 8%. Con todo, los hombres siguen siendo mayoría y, así, en el curso 2019-2020, las mujeres representaban sólo un 29,62%. En 2012, eran un 21,8%.

En el ámbito de la programación, la tónica es similar y, según explica Bausá, sí que es cierto que se experimenta un mayor interés: “Doy por hecho que sucede en todos los estudios vinculados a la tecnología. Quienes llegan ahora a las universidades, y quizá también un porcentaje muy alto de quienes siguen estudios de posgrado o se matriculan en programas como los nuestros, son personas que nacieron ya en un mundo en el que las TIC eran protagonistas y de ahí los incrementos. La brecha existe, pero se atenúa. Y entre todos debemos trabajar más para explicar que en el sector tecnológico hay muchas posibilidades de crecimiento profesional para hombres y mujeres y que los niveles de desempleo son menores que en otros”, apunta. La mejor receta para reducir aún más la brecha de género en este sector es, indica, “acercar cuanto antes a los niños y jóvenes a la tecnología y a la programación, que será una herramienta básica y transversal en el futuro”.