Están, tanto el diesel como la gasolina, ciertamente lejos de los dos euros por litro que se llegaron a pagar el año pasado por ambos, pero los precios a los que se venden todavía están altos y, por eso, no está de más conocer nuevas estrategias de ahorro. y mucho más ahora en verano, momento en el que todos hacemos un uso más intensivo del vehículo y, también, viajamos con más carga y exigimos al motor un esfuerzo mayor. Una técnica de ahorro muy sencilla tiene que ver con el aire acondicionado y su uso eficiente. Te la explicamos.

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El gasto del aire acondicionado

Cuantificar el gasto extra de de combustible que exige al motor de nuestro coche tener el aire acondicionado funcionando es ciertamente muy complicado, porque depende de factores variables como, por ejemplo, la temperatura exterior o la intensidad a la que gradúes la temperatura. Lo normal, porque existen estudios que así lo afirman, es que el gasto extra de gasóleo o gasolina oscila entre los 0,2 litros y el litro de combustible cada 100 km. La antigüedad de tu coche, el tamaño del mismo y hasta la marca y el modelo también influyen. Para ahorrar, por supuesto, lo más sencillo es desconectar el sistema de refrigeración, pero hace ya muchos años que no estamos habituados a viajar sin aire acondicionado. Abrir las ventanas no es una opción aconsejable, porque además de ser molesto, altera la aerodinámica del coche, especialmente cuando viajas a 120 km/h. Si circulas a entre setenta y ochenta kilómetros por hora, la diferencia en consumo extra entre usar el aire acondicionado o abrir las ventanas es casi imperceptible pero, eso sí, no te librarás del ruido molesto y la vibración cierta que genera llevar las ventanas abiertas. Queda, por tanto, sólo una solución: activar el sistema de recirculación de aire.

¿Qué hace el sistema de recirculación?

Al activar el sistema de recirculación de aire, obligamos a que nuestros dispositivo de aire acondicionado capte el aire que refrigera del interior del habitáculo, lo que exige menos esfuerzo que captarlo del exterior. Incluso, hay que invertir menos energía en refrigerar, porque el aire del interior del coche suele estar más frío que el del exterior. El consumo del sistema se reduce así en hasta un 20%, lo que es más que interesante. No se trata, además, del 20% del consumo que genera el aire acondicionado, sino del 20% del consumo total. Así, si con el aire condicionado puesto tu coche consume seis litros cada 100 km, con el sistema de recirculación activado se quedaría en 4,8.