Seguro que las has visto: unas zapatillas colgando de uno de esos antiestéticos cables que atraviesan todavía algunas de las calles de nuestro país. Hay múltiples teorías sobre su significado, pero nadie a sabido discernir cuál es la más válida. Quizá , como demasiado a menudo, todas tengan su parte de verdad y de mentira. Hoy, te resumimos las más conocidas.

zapatillas

Punto de venta de droga

Una de la más conocidas pero, también, de las más absurdas: se supone que la presencia de zapatillas colgando de un cable señala un punto de distribución (ilegal, claro) de estupefacientes. Probablemente fuera así en origen pero, si esa costumbre trascendió hasta formar como forma parte del acervo popular y protagonizar textos como éste, está claro que no tiene mucho sentido seguir usando un par de zapatillas viejas para señalar el lugar donde se desarrollan este tipo de actividades, más que nada porque, a estas alturas, la policía también sabe qué significan.

Arte urbano

En Londres y Nueva York, grupos de jóvenes más o menos y organizados y más o menos aburridos de ensuciar las paredes con graffitis no demsiado logrados idearon otra manera de dejar su impronta en las calles que frecuentaban: el shoefiti, que no era otra cosa que colgar unas zapatillas viejas (o unas botas) de un cable. De Londres y NY pasó, como todas las tonterías que allí se idean, a otras ciudades y, al final, llegó hasta tu pueblo y el mío. Sinceramente, como objeto artístico me atraen más el orinal de Duchamp o la singular lata de Piero Manzoni, ese verdadero genio. Sea o no verdad, lo cierto es que, de tanto repetirlo, es ya costumbre y las intervenciones artísticas (serias y hasta subvencionadas) que tienen zapatillas, calles y cables como protagonistas son ya legión y, justo por eso, han dejado de tener interés. 

Celebrar eventos

Otro significado tiene que ver con eventos sociales tal que bodas, bautizos y comuniones, que se conmemorarían con unas zapatillas viejas (imaginamos que de los contrayentes, del neonato o del comulgante) colgadas de un cable. Es, por lo visto, una manera de decirle a todo el mundo que allí, en esa calle, alguien ha vivido un hecho importante

Último adiós

De todas las opciones, seguramente la más bonita, porque no hay nada más personal que los zapatos de uno: colgar zapatillas de un cable es recordar a su dueño y celebrar, ante todos, que quien caminó llevándolas paseó por las calles de cuyos cables ahora cuelgan. Ahora, eso sí: yo lo tengo difícil para que me recuerden así: soy más de mocasines.