El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, afirmó que la alianza debe aumentar su capacidad de defensa aérea y antimisiles en un 400 % para hacer frente a la creciente amenaza de Rusia. Durante un importante discurso sobre política de defensa en Londres, Rutte subrayó la necesidad de un “salto cuántico en la defensa colectiva”, especialmente ante la creciente inestabilidad en el flanco oriental de la alianza.
Sus declaraciones llegaron poco antes de una reunión con el primer ministro británico Keir Starmer y del próximo encuentro de líderes de la OTAN en La Haya, donde se espera la aprobación de una expansión significativa en el gasto de defensa. Rutte hizo énfasis en los ataques persistentes de Rusia contra Ucrania mediante misiles de largo alcance y drones, lo que demuestra la necesidad urgente de reforzar las defensas del espacio aéreo de los países miembros.
Según Rutte, para fortalecer la postura disuasoria de la OTAN se necesitarán miles de vehículos blindados, millones de proyectiles de artillería y una capacidad de defensa aérea y antimisiles cuatro veces mayor que la actual. Esta evaluación se basa en las lecciones aprendidas del campo de batalla en Ucrania, donde el poder de fuego ruso sigue teniendo un impacto estratégico considerable, a pesar del apoyo de la OTAN.
La OTAN necesita un aumento significativo del material dedicado a las defensas aéreas, se ha calculado que un 400 %
Rutte afirmó que “la esperanza no es una estrategia” y pidió que la OTAN se transforme en una alianza más fuerte, justa y letal. Actualmente, solo 22 de los 32 miembros de la OTAN cumplen con el objetivo de gastar al menos el 2 % del PIB en defensa, una meta fijada en la cumbre de Gales de 2014. Sin embargo, Rutte propone aumentar esa meta al 3,5% para defensa básica, más un 1,5 % adicional destinado a infraestructura dual de uso militar, como carreteras y aeropuertos.
Esta propuesta coincide con las demandas que ha expresado el expresidente estadounidense Donald Trump, quien ha criticado la falta de equidad en la distribución de cargas dentro de la alianza y ha sugerido que los aliados deberían gastar hasta el 5 % del PIB o arriesgarse a perder las garantías de seguridad de Estados Unidos.
Paralelamente, el Reino Unido está reformando su defensa para adaptarse a conflictos de alta intensidad. El primer ministro Starmer se ha comprometido a aumentar el gasto militar al 2,5 % del PIB para 2027, con una meta a largo plazo del 3 % para 2034. Las medidas incluyen submarinos nucleares de nueva generación, mayor producción de municiones y una reorientación del ejército británico hacia operaciones de combate en Europa.
Rutte concluyó que Europa ya no puede depender únicamente de la protección estadounidense. La OTAN debe reorganizarse, armarse y prepararse para una competencia prolongada con una Rusia agresiva. Habrá que ver como evolucionan las peticiones y promesas hechas por los estados miembros de la Organización Tratado Atlántico Norte. En algunos países se han aprobado aumentos súbitos del gasto militar, como en España donde el gobierno ha subrayado que invertirá 10.000 millones en estas cuestiones.