Desgraciadamente, casi cada semana vemos como los gigantes de la tecnología –a pesar de sus constantes promesas en favor de la privacidad del usuario–, son cazados en prácticas más o menos legales, pero en todo caso intrusivas en cuanto a los datos de quienes utilizan sus productos o servicios. Lo cierto es que no se libra nadie. Desde Facebook, pasando por Apple, Twitter y, por su puesto, Google, entre otros. La desconfianza hacia estas compañías crece según pasa el tiempo, pero lo cierto es que dominan gran parte de los recursos existentes en Internet y de los dispositivos móviles.

El último caso, acaba de hacerse público gracias a un trabajo de The Washington Post, y en esta ocasión tiene que ver con Google. Según la información del diario norteamericano, Google está recopilando información de salud detallada de millones de personas en 21 de los 50 estados de los EE.UU.

Doctor

El proyecto, que recibe el nombre en código de Project Nightingale (Proyecto Ruiseñor), fue puesto en marcha en secreto en 2018 en colaboración con el sistema de salud Ascension, que tiene su sede en San Luis. Ascension es una cadena católica de 2.600 hospitales, consultorios médicos y otras instalaciones, que al parecer ha facilitado que se compartan con Google datos no autorizados, incluidos nombres de pacientes, fechas de nacimiento, resultados de laboratorio, diagnósticos y registros de hospitalización.

Según revela el Post, al menos 150 empleados de Google ya tienen acceso a gran parte de la información. El problema que está causando tanto revuelo y escándalo en los Estados Unidos, es que ni los pacientes ni los médicos han sido notificados en ningún momento de esta práctica por ninguna de las dos partes.  

Tras salir a la luz pública la información, Google y Ascension han emitido una declaración conjunta en la que afirman que su colaboración respeta la legalidad y “está respaldado por un sólido esfuerzo de seguridad y protección de datos”.

Cartel Google

Mientras se espera una reacción oficial por parte de los afectados por esta práctica no anunciada previamente, desde la cadena católica de hospitales afirman que a medida que el entorno de atención médica continúa evolucionando rápidamente, deben transformarse para satisfacer mejor las necesidades y expectativas de aquellos a quienes sirven, así como de sus propios cuidadores y proveedores de atención médica. Y que para lograr eso, se requiere la integración programática de nuevos modelos de atención, a través de las plataformas digitales y de las aplicaciones y servicios que son parte de la experiencia cotidiana de aquellos a los que sirven. Unas palabras que están levantando ampollas en el país norteamericano.

Este nuevo escándalo llega días después de que Google comprara por 2.100 millones de dólares la compañía Fitbit, especializada en relojes inteligentes y pulseras de actividad, que cuenta con millones de usuarios en todo el mundo y de los que dispone datos diarios sobre su estado físico.