Antes; este tipo de cosas se consideraban, simplemente, gamberradas pero, ahora, son, por lo visto, activismo ambiental, y conste que no nos referimos a esa moda –tan o más reprobable que ésta- consistente en pegarse con Loctite al marco de obras maestras de la pintura o, directamente, vandalizarlas. El problema de este nuevo proceder de los gamberros contemporáneos con coartada es que nos puede costar dinero a ti y a mí o, incluso, hasta la vida. La última ocurrencia de los que dicen ser salvadores del medio ambiente consiste en deshinchar las ruedas de tu todocamino o, si el gamberro concienciado que te toca en suerte es más audaz, pinchártelas. Tienen hasta nombre estos vándalos urbanos postmodernos: se hacen llamar The Tyre Extinguishers, empezaron con sus sinvergonzonerías a finales de 2022 en el centro y el norte de Europa y, por desgracia para todos, rondan ya hasta por Barcelona.

 

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Vandalismo con coartada

Lo contaba este ocho de junio en su perfil de Twitter Carlos Guerrero, un abogado que no sabemos si sufrió  la tropelía en carne propia o en las ruedas de un conocido. Con todo, tanto da, porque el daño es el mismo: fue en la zona de Sarrià y las víctimas –probablemente gente que estaba por allí de manera circunstancial, porque, quien vive en Barcelona suele tener plaza de parking- se encontraron las ruedas de sus coches SUV deshinchadas o pinchadas. En todos los casos, los autoerigidos en adalides de la sostenibilidad dejaron idénticas notas en el parabrisas de los coches objeto de sus gamberradas justificando su acción, definida (para más inri) como acto de autodefensa: “no s’ho prengui personalment., Això no va en contra seu com a persona. No volem que ens obliguin a prendre aquestes accions. Preferim estar a casa i passar temps amb els amics i familia. Però l’emergència climática ens obliga a actuar. Aquesta acció contra el seu cotxe és la nostra manera d’intentar conscienciar que ja no ens podem permetre aquest tipus de cotxe com a societat perquè conduir en zones urbanes amb el seu enorme vehicle té conseqüències enormes per als altres”.

Además de gamberros, analfabetos

El texto, reproducido de manera literal, evidencia con su redactado – no hay una cochina coma y la lección sobre los sinónimos, parece que se la saltó el autor- que; además de por el nulo respeto a la propiedad privada que este tipo de acciones evidencian, los padres de estos zánganos disfrazados de ecologistas deberían preocuparse por bastantes más cosas. Seguidamente –la carta en cuestión es la imagen que ilustra esta noticia- los autores de la machada se pierden en lugares comunes sobre el clima, las multinacionales, la contaminación y hasta la seguridad vial. Por lo visto, y es que así concluyen la misiva, ni los coches híbridos o eléctricos son aceptables para ellos ya que (literalmente) estos vehículos “encara necessiten més energia (bruta), més materials que provenen de mines al Sud Global”. El concepto –Sur Global- viene a ser una manera redicha de referirse al tercer mundo o a los países en vías de desarrollo y da, no hay por qué ocultarlo, ciertas pistas sobre qué ideología inspira a estos manguanes aunque, todo sea dicho, más que inspirarse, todo indica que lo que hacen es ampararse. Que nadie se engañe: estos pincharruedas son simples gamberros que, entre otras cosas, no entienden que sus estupideces pueden, por ejemplo, costar 500 euros a una familia –es lo que vale un juego de neumáticos nuevos- o hasta ocasionar un accidente si alguien no se da cuenta, arranca el coche y emprende la marcha sin ver lo que le han hecho en las ruedas. Es lo que tiene la postmodernidad: levantas una piedra y salen diez tontos de debajo.

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