El campo de batalla moderno, donde la tecnología está a la orden del día y el sigilo es básico para la supervivencia, ha recibido una nueva arma que redefine el concepto de reconocimiento táctico: el Black Hornet 3. Este minúsculo dron, que apenas pesa 33 gramos, menos que cualquier chocolatina, ofrece capacidades de vigilancia avanzadas sin necesidad de GPS, operando eficazmente incluso en completa oscuridad.
El zumbido que no se oye en el frente del siglo XXI
Teledyne FLIR es la compañía que ha desarrollado el Black Hornet 3, una maravilla de la ingeniería moderna. El dron de última generación está equipado con sensores electroópticos e infrarrojos y es capaz de transmitir vídeo en tiempo real y capturas en alta definición al operador. Su capacidad para operar en entornos sin señal de satélite lo hace ideal para misiones en interiores o en zonas urbanas densas.
Estamos ante un vigilante aéreo que tiene un alcance de hasta 2 kilómetros y una autonomía de vuelo cercana a los 25 minutos. El Black Hornet 3 puede ser desplegado en menos de dos minutos, lo que permite a las tropas obtener información crítica sin exponerse al peligro. Gracias a este tipo de tecnología, el ejército está avanzando en la integración de drones con capacidades ofensivas.
A través de programas como el Small Business Innovation Research, se ha desarrollado el sistema Hunt-Kill-Return, en colaboración con Orbital Research. Este sistema convierte drones de un solo uso en plataformas de ataque multimisión, equipadas con municiones de precisión diseñadas para neutralizar amenazas específicas, como emboscadas o vehículos blindados ligeros.

Durante ejercicios en la instalación militar Fort Benning, según la información publicada en Interesting Engineering, se ha comprobado la eficacia del sistema HKR en condiciones de fuego real, permitiendo ajustes basados en la retroalimentación directa de los soldados. Ya en 2024, Orbital Research obtuvo un contrato para integrar sus desarrollos anteriores en un sistema vehículos aéreos no tripulados letales y en red.
Esta innovación permite que un solo soldado controle un enjambre de drones armados, extendiendo el alcance en el campo de batalla y minimizando el riesgo personal. La combinación de plataformas de reconocimiento en miniatura como el Black Hornet 3 con capacidades de ataque emergentes está sentando las bases para operaciones descentralizadas y letales en combate.
La adopción de drones como el Black Hornet 3 y el desarrollo de sistemas como el HKR reflejan un cambio significativo en el ejército estadounidense. La guerra moderna exige soluciones ágiles y tecnologías precisas. Es por ello que este tipo de armas pueden ser toda una revolución en la forma de concebir y ejecutar operaciones militares.