La Sección Tercera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional ha dejado este miércoles visto para sentencia el juicio por los atentados en Cataluña el 17 y 18 de agosto de 2017, que dejó 16 víctimas mortales y más de un centenar de heridos.

La vista oral contra Mohamed Houli Chemlal, Driss Oukabir y Said Ben Iazza comenzó el pasado 10 de noviembre y tras 32 sesiones ha concluido a la espera de que el tribunal determine el grado de implicación de los tres acusados en los atropellos masivos en La Rambla de Barcelona y el paseo marítimo de Cambrils (Tarragona).

Antes de dar por finalizado el juicio, los tres acusados han hecho uso de su última palabra insistiendo en que no tenían nada que ver con la célula yihadista que atentó en Barcelona y Cambrils. Houli Chemlal ha insistido en que actuó bajo amenazas de lo miembros del grupo; Driss Oukabir ha asegurado que no tenía ningún interés en lo que ocurrió y que habría intentado evitarlo de conocer el plan de atentar; y Ben Iazza confía en que "las pruebas hablen por sí mismas".

La Fiscalía de la Audiencia Nacional pide penas que van entre ocho y 41 años de prisión al entender que, aunque contribuyeron a los objetivos de la célula yihadista, ninguno de los acusados tuvieron una participación directa en los atentados.

Por ello, rechaza acusar por el delito de asesinato terrorista, discrepando así con muchas de las acusaciones particulares y, en particular, con las acusaciones populares --ejercidas por la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) y la Asociación 11-M--, que solicitan para Houli Chemlal y Oukabir la pena de prisión permanente revisable.

Arrepentimiento i negación de los hechos de los acusados

En la primera sesión los acusados ya dejaron ver cuál sería su estrategia de defensa durante el juicio. Mohamed Houli Chemlal, único superviviente en la explosión de la vivienda de Alcanar (Tarragona), donde se prepararon los explosivos para atentar, se acogió a su derecho a no declarar, aunque mostró arrepentimiento por lo sucedido e insistió en su colaboración con la justicia.

No obstante, los otros dos acusados se limitaron a responder a sus abogados, desmarcándose de la tesis acusatoria de la Fiscalía. Así, Driss Oukabir aseguró que "jamás" había estado en Alcanar, que no es religioso y que se dedicaba a "salir de fiesta", "consumir drogas" e "ir con chicas de compañía".

 

Asimismo, trató de desmontar la principal línea de acusación señalando que alquiló una furgoneta días antes del atentado porque su hermano Moussa y los amigos de éste Mohamed Hichamy y Younes Abouyaaqoub --abatidos tras los atentados-- le dijeron que querían hacer una mudanza.

Por su parte, Said Ben Iazza también negó los hechos de acusación y dijo que no había tenido contactos ni con el imán de Ripoll (Girona) Abdelbaki Es Satty, a quien se considera líder de la célula yihadista, ni con Alcanar.

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La acusación contra él se centra en la supuesta ayuda que prestó a la célula al dejar la furgoneta con la que Younes Abouyaaqoub realizó el atropello masivo en La Rambla, así como su documentación personal para, según la Fiscalía, ocultar la verdadera identidad del comprador de los productos químicos. El acusado explicó que prestó la furgoneta porque le comentaron que querían "transportar productos de

Declaraciones de las víctimas

A lo largo de los tres meses de juicio han pasado ante el tribunal varias víctimas de los atentados que revivieron lo ocurrido. "Mi vida cambió ese día y hasta el día de hoy no he pisado La Rambla", afirmó con voz temblorosa una de las testigos.

"Todos los sentimientos que tiene uno en la vida para luchar quedaron rotos en el suelo de La Rambla", dijo Francisco Javier Martínez, padre del niño de tres años que falleció tras ser atropellado por Younes Abouyaaqoub.

Martínez, representado por los abogados Agustí Carles y Jaume Alonso-Cuevillas --diputado y abogado del expresidente de la Generalitat de Cataluña Carles Puigdemont--, ejerce una de las acusaciones particulares, que ha cuestionado parte de la investigación: duda de que el imán Es Satty muriera en la explosión de Alcanar. Una cuestión que también han puesto encima de la mesa las defensas de Houli Chemlal y Oukabir.

Todas las víctimas relataron las secuelas psicológicas que padecen desde entonces, como estrés postraumático, ansiedad, dificultad para conciliar el sueño. También lo hicieron los agentes de Mossos d'Esquadra que abatieron a Younes Abouyaaqoub en Subirats (Barcelona) y a los cinco miembros de la célula que atentaron en Cambrils.

Cambio de planes

Estas testificales completaron los testimonios de los mossos que desarrollaron la investigación abierta sobre la célula yihadista. El jefe de la unidad antiterrorista de la policía autonómica en el momento de los hechos y el instructor de los atestados policiales destacaron que de las pesquisas practicadas se concluyó que la intención era atentar el 20 de agosto en el estadio de fútbol Camp Nou, la Sagrada Familia de Barcelona y la Torre Eiffel de París.

La noticia de que la vivienda de Alcanar había saltado por los aires fue lo que provocó un cambio de planes en la célula yihadista: Younes Abouyaaqoub modificó la ruta que había iniciado y se dirigió hacia Barcelona, donde murieron 14 personas, explicó el instructor de los atestados policiales y recogió en su informe el Ministerio Público. En su huida, robó el coche de Pau Pérez, quien también falleció tras recibir una puñalada.

Horas después de lo ocurrido en La Rambla, añadió este agente, Mohamed Hichamy, su hermano Omar, Said Aalla, Moussa Oukabir y El Houssaine Abouyaaqoub fueron a Cambrils, en cuyo paseo marítimo quisieron "emular a Younes Abouyaaqoub", dejando otra víctima mortal antes de ser abatidos.

Sin embargo, para la mayoría de las acusaciones particulares y las populares, la única intención que tenía la célula era "matar y dañar", por lo que creen que la explosión de Alcanar no alteró su objetivo. Por ello creen que los acusados deben ser considerados responsables de los atentados porque participaron en los preparativos de atacar.

El tribunal también ha visionado imágenes en las que aparecen miembros de la célula yihadista preparando explosivos o duros vídeos inéditos de las cámaras de seguridad posicionadas en La Rambla de Barcelona que recogieron la trayectoria de la furgoneta. "Hace un recorrido en forma de 's' yendo a buscar donde hay más concentración de gente en La Rambla en aquel momento", describió uno de los mossos que analizó las cintas.

Un juez estrella

El presidente del tribunal, el magistrado Alfonso Guevara, ha sido uno de los protagonistas del juicio por el trato dispensado hacia los letrados. Su comportamiento llevó al Consejo General de la Abogacía Española a presentar una queja formal ante el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), que la remitió a la Audiencia Nacional y finalmente archivó.

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Una de las broncas más sonadas fue la que mantuvo con el abogado Jaume Alonso-Cuevillas, quien tras preguntar varias veces sobre qué no podía preguntar porque "no oía" las indicaciones del presidente, el letrado formuló protesta y agradeció la "amabilidad", algo que llevó al juez a regañarle.

"La ironía a otro lado, se lo advierto. Creo que no he faltado el respeto a ninguno, si me ha pedido que hable alto es por lo que estoy hablando alto, pero a mí no se me contesta de esa forma. A mí personalmente sí, a lo que estoy representando, no. Si ahora es moda no respetar las instituciones, aquí se respetan", dijo entonces Guevara.