El conseller de Territori y Sostenibilitat, Damià Calvet, ha explicado que en Barcelona cada año se recogen 4400 toneladas de residuos sólidos, lo que significa que cada ciudadano tira en el inodoro 1,5 kilos de toallitas húmedas y otros residuos de higiene personal como bastoncillos, discos desmaquillantes y apósitos femeninos. Con el objetivo de "concienciar" del impacto de estos residuos se ha tirado la campaña Estem creant un monstre, que a través de un anuncio con un tono cinematográfico, con referentes en películas de intriga y miedo, pretende trasladar que "aunque no lo vemos, estamos creando un monstruo que da miedo, con unas consecuencias concretas". Calvet ha indicado que la campaña, impulsada por el Govern con el apoyo del Ayuntamiento de Barcelona y el Área Metropolitana de Barcelona (AMB) y que tendrá un coste de 1,5 millones de euros, "quiere trasladar a la gente la necesidad de su implicación activa en el objetivo común de la sostenibilidad y el aprovechamiento de los recursos hídricos".

La campaña pretende concienciar de los efectos económicos y ambientales que los residuos tienen al saneamiento, ya que los residuos que se tiran en el inodoro van al alcantarillado, en los colectores en alta y a la depuradora. "En todo este camino ni se degradan ni se deshacen, y se mezclan con las aguas residuales", ha expuesto Calvet. En este trayecto se generan 'fatbergs', que son una masa compacta que provoca atascos y sobrecostes a los sistemas de saneamiento. Calvet ha insistido en que las depuradoras no tratan residuos sólidos.

Aparte de los datos de Barcelona, Calvet ha expuesto también las otras depuradoras correspondientes al 2017. En la de Gavà Viladecans se recogieron cerca de 244 toneladas de toallitas húmedas, a Manresa 17 toneladas y en Lleida 247. También ha explicado que en el 2013 en Osona una de las 29 depuradoras tuvo 17 incidencias relacionadas con las toallitas. Calvet ha defendido que "la solución es ir a la raíz del problema, evitar que estos residuos vayan al inodoro, que no es una papelera".

El conseller ha indicado que el impacto económico de tirar estos productos en el inodoro supone unos sobrecostes de entre 500 y 1000 millones de euros en Europa, según datos de EurEau, la federación europea que aglutina asociaciones nacionales de los servicios de agua. Con respecto a Catalunya, Calvet ha dicho que los sobrecostes en las depuradoras son difíciles de cuantificar, pero que pueden estar en torno a los 150.000 euros en ciudades de 200.000 habitantes.

La primera alerta sobre el impacto de las toallitas tuvo lugar en el 2013, cuando una bola de grasa de 15 toneladas colapsó la red de alcantarillado de Londres e hicieron falta tres semanas por resolver la incidencia. Últimamente en Valencia se han destinado más de 8 millones de euros al retirar 5000 toneladas de toallitas que obstruían dos kilómetros de un colector. En Murcia en el 2018 un tapón de 350 kilos provocó el desbordamiento de un colector de la red de alcantarillado de la ciudad, según informa el Departament de Territori y Sostenibilitat.