Reinventarse o morir. Un campesino del Baix Empordà ha conseguido que la mitad de sus ingresos venga de un campo de maíz de más de tres hectáreas en el que ha diseñado un laberinto. Marc Pujol tiene un terreno junto a su finca en Serra de Daró y ha organizado un laberinto dentro del campo de cultivo que atrae decenas de personas durante los dos meses y medio que cultiva el campo de maíz. En una entrevista con la ACN ha reconocido que estos ingresos le dan "un poco de margen", aunque lamenta que no se pueda dedicar exclusivamente a la tarea de campesino. "A la gente las actividades lúdicas no les importa pagar un poco más, pero en relación con la comida, cuesta un poco más. Eso molesta el sector, pero no podemos pedir más", ha afirmado.

laberinto a un campo de maíz en el Baix Ebre
Dos turistas buscan la salida del laberinto del campo de maíz / ACN

Idea innovadora

Hace cuatro años que Marc Pujol y su padre tienen más hacía del habitual cuando plantan el maíz en el campo que tienen junto a la masía de Serra de Daró. Antes de sembrar, en Marc dibuja en un papel una especie de laberinto y después lo convierte en realidad. Plantan normal y cortan justo cuando la planta empieza a crecer, dejando libre el paso por los pasillos que se reparten dentro de las más de tres hectáreas de terreno cultivado. Cuando el maíz crece, el laberinto se convierte en una realidad y durante dos meses y medio de verano, decenas de personas se acercan a hacer esta actividad y pasar un rato de ocio. Marc y su padre han conseguido que este atractivo turístico los genere unos ingresos que no acaban de llegar con el precio del maíz. La realidad es que los márgenes "son los que son" y atracciones como el laberinto, y todo lo que comporta, supone un dinero extra que "vienen muy bien para seguir adelante". "Piensa que cobramos el cereal al mismo precio de hace diez años", ha lamentado.

Aunque reconoce que la actividad les va "muy bien", lamenta que todo el maíz que tiene plantado en aquel campo no les genera el beneficio principal. "Al principio nos lo cogimos como una actividad más en el campo y al final nos ha dado un 50% del beneficio que sacamos", ha explicado en Marc. Una realidad que Pujol cree que "tendría que hacer pensar a todo el mundo" por qué un campesino puede conseguir la mitad de los beneficios obteniendo una actividad que no tiene nada que ver con su trabajo. "Nos hemos tenido que reinventar, porque con el tema del cereal que está en lo que nos dedicamos parece que la gente no está dispuesta a pagar más para que podamos vivir", ha señalado. En todo eso, hay que sumar los problemas derivados de las inclemencias meteorológicas como las ventoleras o las granizadas que pueden afectar a la cosecha prevista. Pujol ha recordado que los últimos días del mes de julio, que hubo una fuerte tramontana que hizo que muchas plantas de maíz quedaran afectadas.

El atractivo del laberinto

El atractivo del laberinto supone adecuar el espacio y hacerlo diferente cada año a fin de que los turistas tengan una actividad diferente. Eso implica diseñar un recorrido y poner atractivos. Este año, los participantes tienen que seguir un juego de pistas distribuidas por todo el laberinto y acaba con un juego. "Cada año pensamos cosas nuevas, hasta que se nos acaben las ideas", ha señalado a Pujol. Además, también se ha habilitado un espacio donde los usuarios —mayoritariamente turismo familiar— pueden relajarse mientras toman alguna cosa. Todo ello se acaba a mediados del mes de septiembre, cuando se recoge el maíz. "Después, el trabajo que tenemos es el de venderlo y que se nos pague a un precio digno".