Con una dilatada experiencia en el campo de la autoestima, de la dependencia emocional y de los conflictos de pareja, Silvia Congost (44 años, Santa Cristina d'Aro, Girona), acaba de publicar Personas Tóxicas (Editorial Zenith), un relato donde explica cuál es este perfil de personas de quien nos tenemos que alejar para evitar caer en la dependencia que nos pueden generar o en los líos que nos pueden acabar ocasionando. "A lo largo de la vida, todos podemos quedar atrapados en una relación claramente tóxica", apunta la psicóloga, que explica cómo estas pueden destruir por completo a las personas que las rodean, si no se dan cuenta de quién tienen al lado.

Desde las consultas que tiene repartidas entre Girona, Barcelona o Madrid, Congost ayuda a miles de personas que se encuentran en estas situaciones y que les toca vencer y fortalecer la autoestima, liberarse de los vínculos destructivos y de ser capaces de construir relaciones sanas para salir adelante. Un ejercicio que requiere de ayuda en algunos casos, pero que ahora, la psicóloga plasma en este libro para mostrar cuál es este perfil de personas tóxicas que tenemos que reconocer y de quién nos tenemos que alejar lo más rápido posible.

Portada libro Personas toxicas

Cubierta del libro: Personas Tóxicas (Editorial Zenith)

Las relaciones que establecemos con el resto de personas son la principal causa de sufrimiento pero, a la vez, de felicidad. ¿Qué gran paradoja, no?

Así es, la calidad de la relación que tenemos con nosotros mismos y la que establecemos con aquellos que nos rodean es lo que determinará la calidad de nuestra vida, si sentiremos que esta vale la pena o si no nos sentimos satisfechos con ella. Y justamente por eso es tan importante aprender a crear vínculos sanos y que nos aporten crecimiento, equilibrio y bienestar.

La calidad de la relación que tenemos con nosotros mismos y con el resto, es lo que determinará nuestra calidad de vida

¿Y cómo tenemos que crear estos vínculos sanos? Porque quien más quien menos se habrá enamorado, habrá amado o habrá conocido a tal persona que lo habrá marcado, generando cierta dependencia emocional...

Si no eres capaz de identificarla puedes caer en ella, seas como seas y vengas de donde vengas, y es una situación muy frecuente. Para evitar que nos destruya como lo hace en tantas ocasiones, es necesario ser capaces de entender qué es la dependencia, por qué se da y cómo hacerlo para crear relaciones que sean sanas. Para conseguir eso, tenemos que tener muy claro qué es lo que para nosotros no es sano, lo que nos altera y nos desequilibra, aquello con lo que nunca nos sentiremos cómodos con el fin de poner los límites que sean necesarios y, por otra parte, qué es aquello que sentimos indispensable, conocer aquellas características que sí o sí tiene que tener la otra persona para que estemos bien a su lado.

"Si comprendiéramos que todo viene, pero a la vez todo se va, nos iría mucho mejor, sufriríamos mucho menos", dices.

Sí, nos ayudaría a no crear vínculos tóxicos en los que sentimos la certeza de que algunas cosas y algunas personas nos pertenecen y por lo que si la vida nos las quita, nos sentimos devastados y no lo entendemos. No entendemos la vida. No entendemos que, en realidad, todo le pertenece a ella, que ella es quien nos lo da y quien decide cuándo nos lo quita. Aprender a sobrevivir y adaptarnos a los cambios y a las pérdidas es lo que nos hace crecer y madurar.

Aprender a sobrevivir y adaptarnos a los cambios y a las pérdidas es lo que nos hace crecer y madurar

Aquello de sentirse bien por uno mismo sin depender de nadie. 

Totalmente, tenemos que tener claro que necesitamos relacionarnos con otras personas, tenemos que cubrir las necesidades de amor y de conexión con el resto, pero eso no significa que haya personas concretas sin las cuales no podamos seguir adelante con nuestra vida. Si una persona desaparece, deja un espacio que llenarán otras personas. Pero mientras tanto, es necesario que hayamos aprendido a estar bien con nosotros mismos.

Clasificas en tres los tipos de personas tóxicas con las que nos podemos cruzar: las que no encajan, las que nos decepcionan y las que nos destruyen. A pesar de todo, afirmas estar convencida de que el ser humano es bueno por naturaleza. ¿Cómo se explica eso?

Que alguien no encaje con lo que buscamos, nos decepcione porque esperábamos de él o de ella otra cosa o tenga una forma de tratarnos nociva, no significa que haya nacido con el gen de la maldad. En la consulta vemos constantemente las consecuencias de haber tenido una infancia teñida de violencia, de abusos y de carencias y cómo eso nos transforma en personas con algún trastorno de personalidad. Los niños que viven estas situaciones no nacen siendo malos, pero sí que a veces pueden volverse.

Tratas los cuatro trastornos de los perfiles más comunes de las personas destructivas que tenemos que identificar con el fin de alejarnos; el trastorno de la personalidad antisocial, el de la personalidad psicopática, el del límite de la personalidad y el de la persona narcisista. Dices que son un perfil de personas que nunca cambiará, ¿por qué?

Estas personas acostumbran a tener dos caras y, al principio, la mayoría no se muestran tal y como son en realidad. Por eso es importante que tengamos información, porque cuando empiecen a mostrarse tal como son, los podamos identificar y poner distancia. La principal característica que más los identifica es que son incapaces de empatizar con las emociones ajenas. Al no conectar con los demás a nivel emocional, no perciben el dolor que causan con sus acciones y forma de tratarlos. Eso les lleva a que no sientan nunca la necesidad de pedir ayuda porque no consideran que hagan nada mal, ni mucho menos que tengan ningún problema. Se creen por encima de los demás y tienen claro que pueden manipular a quien quieran.

Los perfiles que describo que no pueden cambiar es porque tienen un trastorno de la personalidad. Los perfiles con TLP o los antisociales (TPA) pueden mejorar, sin duda. Los trastornos narcisistas o psicopáticos, no. Estos no cambiarán nunca y creo que es muy importante que lo tengamos muy claro. En el libro explico cómo las personas que han tenido parejas narcisistas a menudo les han destruido la autoestima, es decir, les han hecho creer que son inútiles, que no sirven para nada, que lo hacen todo mal, que no son capaces de resolver nada por sí mismos... Eso comporta una inseguridad muy grande que hace que dejes de creer en ti y que realmente te sientas incapaz de todo. Al hacer un proceso terapéutico, el primer paso es reconstruir la autoestima para que la persona vuelva a sentir que puede y merece emprender aquel camino hacia la recuperación de sí misma.

Una vez hemos identificado a la persona tóxica que tenemos cerca; ¿cómo nos podemos alejar si es el compañero de trabajo de la mesa del lado o la madre que nos ha criado?

Si se trata del trabajo, hay que hablar con alguien que nos pueda ayudar a tomar distancia, cambiar de departamento o buscar alguna alternativa para no tener que ver cada día a aquella persona o no tener que establecer relación. Si no se puede hacer nada, o se trata de nuestro jefe, mi recomendación es empezar a mirar otras opciones laborales, aunque de entrada nos parezca una opción imposible.

Con respecto a los familiares, si la persona tóxica es un padre o una madre, nos ayudará intentar entender de dónde viene, qué vivió de pequeño o de pequeña para convertirse en la persona que es y que nos trata así. Si conectamos con la compasión, dejará de hacernos el mismo daño su forma de tratarnos, y entenderemos que está enferma. Hecho eso, poner cierta distancia —nosotros tenemos que decidir cuanta—, siempre nos ayudará.

Acabas hablando del maltrato psicológico, que tiene una relación muy estrecha con la falta de autoestima y el miedo a la soledad. Volvemos donde antes: no sabemos estar solos.

No, no sabemos estar solos, y es así hasta el punto que preferimos estar mal acompañados antes que enfrentarnos a la idea que tenemos de la soledad. Y es curioso porque solos no lo estaremos nunca, ya que siempre tendremos —y si no, las tenemos que buscar—, a personas en nuestro entorno, aunque no se trate de una pareja.

Preferimos estar mal acompañados antes que enfrentarnos a la idea que tenemos de la soledad

Por otra parte, debemos tener presente que solos lo estamos siempre, somos un cerebro encapsulado en un cuerpo y todas las experiencias que vivimos, las vivimos dentro de nosotros mismos, en la más profunda soledad.

Gracias Silvia, un placer. 

A vosotros.