En las sentencias por violencia sexual en España se absuelve el acusado en más de uno de cada tres casos y se tiende a culpabilizar a la víctima mujer, según las conclusiones de la investigación de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) "Androcentrismo en la argumentación sobre la violencias sexuales". Un grupo de investigadoras, encabezadas por Encarna Bodelón, directora del grupo Antígona y profesora de la Filosofía del Derecho de la UAB, han analizado más de 200 sentencias sobre violencia sexual del año 2019 y han descubierto que, aunque haya habido cambios legislativos para eliminar el machismo en el código penal, la mayoría de jueces "no han cambiado el chip".

"No siempre una reforma legislativa implica una reforma en la mentalidad de los jueces. Justamente ahora que está cerca la aprobación de la ley del 'sólo sí es sí' es imprescindible conocer cuál es la manera de argumentar de nuestros jueces y juezas", ha dicho Bodelón. Del total de las sentencias por violencia sexual analizadas, un 37,7% fue de absolución a pesar de haber pruebas o testigos en la mayoría de casos, concluye esta investigación. Desgranando los porcentajes por naturaleza de pruebas aportadas al juicio, se dieron un 12% de absoluciones a pesar de haber un informe médico, un 30% con testigos de la agresión y un 20% con informes forenses.

Las penas no han aumentado

"Se suele decir que está la dificultad en explicar sólo con el testimonio de la víctima en estos casos, pero concurriendo pluralidad de pruebas, se da un grado alto de absoluciones, sobre todo comparado con otros delitos que no hay que probar tanto", apunta. Con respecto a la duración de las condenas, Bodelón ha destacado que aunque había quien auguraba que el fin de la distinción "abuso" y "agresión" implicaría que las penas aumentaran, "la verdad es que ha sido todo el contrario". "Estamos en casi un 50% de sentencias por debajo de los 4 años y un 36% por debajo de los dos años", indica, destacando que en muchas ocasiones el agresor ni entra en la prisión.

Demasiada impunidad

"Tenemos un problema grave de impunidad. No defiendo aumentar las condenas, pero sí tener en cuenta que en cuanto a aplicación y argumentación judicial, incluso cuando se condena -que no es siempre- se tiende a minimizar el daño y la respuesta social", ha apuntado. De las sentencias analizadas por delitos de violencia sexual, el 41,6% estaban redactadas por mujeres y un 58,4% hombres, lo cual destaca que "ya nos lleva a pensar que también hay androcentrismo en las juezas". Por otra parte, con respecto a las indemnizaciones, en casi la mitad de casos, no había ningún tipo de indemnización. "En la mitad era de menos 6.000 euros, que según el daño es ridículo", explica.

Otros elementos analizados para la investigación son los "prejuicios y estereotipos en la valoración de la prueba, así como comentarios sexistas en la sentencia". "En aproximadamente 87 casos hemos encontrado este tipo de comentarios. La presencia de estereotipos sexistas explícitos muestra relación con parámetros de la absolución", dice. Entre otros, apunta que se tiende a absolver si las lesiones presentadas por la víctima no son en el área genital, como si sólo en estos casos pudiera haber agresión sexual. "Esta es una evidencia de los estereotipos y sexismos presentes en todo lo que implica una agresión sexual, así como total ausencia de perspectiva de género", añade. Bodelón apunta que los estereotipos actúan como forma de "discriminación", "lo cual en el ámbito judicial es sinónimo de arbitrariedad".

Aunque se ha eliminado el requisito de intimidación y violencia para la agresión sexual y se modifica el papel del consentimiento, Bodelón dice que "implícitamente" los jueces las siguen demandando para condenar por agresión sexual. Y existe, explica, interpretaciones restrictivas sobre si se dan o no estas circunstancias leyendo las sentencias pues a veces se concluye que "incluso habiendo amenazas, no se consideró que hubiera intimidación". Otros sexismos y anacronismos, explica, versan sobre el hecho que "todavía se tengan en cuenta si la mujer se ajusta a ser 'honesta' o no". Y el hecho de que en el caso de las mujeres prostituidas haya "gran desprotección" y "poquísimas veces" se condene si se atreven a denunciar una agresión sexual.