Ante el revuelo generado por el acuerdo entre el Gobierno y la Iglesia para que esta devuelva un millar de bienes que no le pertenecen y que se apropiaron gracias a una ley hipotecaria del gobierno de José María Aznar, la Conferencia Española de Religiosos ha salido al paso de la polémica y se ha mostrado dispuesta a "subsanar errores" en los bienes inmatriculados, si los hay, porque "no es voluntad de la Iglesia quedarse con nada que no le pertenezca". La semana pasada, la comunidad religiosa aseguró que este acuerdo era un acto de "transparencia" de la institución. Pero, en realidad, el millar de bienes que han aceptado devolver son irrisorios en comparación con todos los inmuebles que llega a tener a su nombre sin ningún título que acredite la propiedad. 

Hoy, el presidente de la Confer, Jesús Díaz, ha querido subrayar por parte de toda la Iglesia su "buena voluntad de enmendar las cosas, y por supuesto, ese error, si es error, se subsana y se corrige, y lo que son litigios que puedan surgir ya en el ámbito judicial, si no hay un entendimiento previo, creo que esa apertura está y no es voluntad de la Iglesia quedarse con nada que no le pertenezca". En este sentido, ha insistido que si "algo se ha inscrito por error, por supuesto, ni dudarlo cinco minutos, hay que enmendar el error" y, por otro lado, cree que, "si la Iglesia ha inscrito un bien porque considera que es suyo pero alguien, otra institución o alguien particular lo reclama tiene todo el derecho a hacerlo y ahí se vería si hay que llevarlo a un proceso judicial o no".


Situación en Catalunya 

Según el informe entregado por la Conferencia Episcopal Española al Gobierno hace una semana, con 2.500 incidencias sobre el listado inicial de casi 35.000 bienes, habría en torno a 80 bienes inmatriculados que pertenecen a comunidades religiosas u otras entidades religiosas. Des de la Conferencia se han mostrado dispuestos a "enmendar las cosas" si es que se han cometido equivocaciones y a acatar la decisión de los tribunales en caso de que haya otra institución o persona física que los reclame y el juez determine que son los legítimos propietarios.

En Catalunya, el Departament de Justícia cifró el pasado julio en 3.722 las fincas inmatriculadas por la Iglesia en el país. Es una cifra muy alejada de la que ofrece el Gobierno y contempla también las que se registraron durante la dictadura franquista. Estos datos constan al conjunto de los registros de la propiedad de Catalunya entre 1946 y el 2015. La mitad de estas construcciones son espacios dedicados al culto como iglesias o cementerios, pero también hay terrenos, garajes, edificios o palacios. En el listado destacan especialmente los equipamientos deportivos y plazas públicas, que también pertenecen a la comunidad eclesiástica.

Efectos de la sexta ola 

Desde la Cofer también han explicado que, con la sexta ola de la pandemia las congregaciones se han visto afectadas de pleno, con comunidades enteras confinadas. "Claro que nos ha afectado, a veces ha habido comunidades enteras confinadas y no han podido desempeñar el trabajo apostólico que diariamente realizan en el ámbito sanitario, social, educativo, pastoral o parroquial, pero hemos salido adelante, hemos vivido mucha solidaridad y mucha comprensión entre los religiosos y religiosas, con la Iglesia más amplia y con las personas a las que atendemos", ha explicado Díaz Sariego.

Por su parte, desde la Conferencia han defendido la estrategia de vacunación como principal arma para luchar contra la covid. Cabe tener en cuenta que durante los primeros meses del 2020, antes de la llegada de las vacunas, fallecieron más de 300 religiosos y religiosas por coronavirus. En este sentido, Sariego ha asegurado que entre la comunidad religiosa española  hay "una conciencia muy grande" y "prácticamente el 100%" están vacunados: "Estamos muy en contacto con la gente y es un gesto de responsabilidad".

Falta de vocación 

Por otro lado, en cuanto a las razones del descenso en el número de religiosos y religiosas, Díaz Sariego también lo achaca a la "falta de vocación", ya que no se da el necesario relevo generacional. La media de edad de los consagrados y consagradas en España es de en torno a 73 años, y en periodos de formación hay en torno a 1.000 jóvenes repartidos en diversas congregaciones. 

"Tenemos que reconocer que la media de edad es alta, aún sigue habiendo vocaciones pero no son las cifras vocacionales que España conoció en los años 50 y 60, pero sigue habiendo jóvenes interesados para asumir una vida consagrada, sin llegar a esos números que hemos conocido en España", ha indicado.