Con solo con cinco radares, el año pasado se impusieron casi 100.000 sanciones firmes. Son las que se tienen que pagar, sí o sí. Las que ya han acabado todos los trámites de recurso y que los conductores tienen que acabar abonando al Servei Català de Trànsit.

El radar de Catalunya que más multa es el radar por tramo de la AP-7 situado a la altura de Ulldecona. Son 19 km de tramo regular para este nuevo radar. Durante el 2016 se han tramitado 24.081 sanciones firmes de coches que excedido los 120 km/h en este punto de la principal arteria vial de Catalunya.

El resto de aparatos que multan más en todas las carreteras catalanas son radares de punto. Dos de ellos están en la C-31. El de Platja d'Aro originó 18.889 sanciones firmes y el de Calonge, 18.589.

En la AP-7 en L'Ametlla, está el cuarto radar del ranking, con 18.444 sanciones firmes por exceso de velocidad. Y el quinto está en Reus, en la N-420. Este aparato dio origen a 16.947 sanciones firmes durante el 2016.

Sobre la recaudación, el Servicio Catalán de Tráfico se niega informar sobre cuántos millones se han ingresado en multas puestas a partir de los radares. El Nacional lo ha preguntado en varias ocasiones y se han hecho las reclamaciones pertinentes. A pesar de que la ley de transparencia, y el mismo portal de la Generalitat habilitado para que la ciudadanía consulte los datos garantizan su difusión, Tráfico se cierra a hacerlas públicas a la prensa.

 

El radar de Ulldecona

El radar de Ullecona es un radar de tramo que mide la velocidad de los vehículos durante 19 km. Es el que controla un tramo más largo de los que están instalados en la red viaria catalana y está en una vía con un alta afluencia de tráfico, la AP-7. Estas características favorecen que sea, por lo tanto, el que más veces se dispare. "Es como ir poniendo diferentes radares", explica la directora del Servicio Catalán de Tráfico, Maria Eugènia Domènech, sobre el radar que va de Amposta a Ulldecona.

Radar por tramo / ACN

El objetivo de este radar es "homogeneizar la velocidad", y esta vía tiene los requisitos técnicos para poder instalar el radar de tramo. "No podemos poner un radar de tramo donde haya velocidades diferentes", dice Domènech. También se tienen en cuenta las características de la propia carretera, como la orografía. Y por último, la posibilidad de la instalación de los pórticos, indispensable para este tipo de cinemómetros.

Efectividad

En total en Catalunya hay 232 cabinas con 198 aparatos. No todas las cajas que vemos en las carreteras contienen un radar. En total hay 26 aparatos por cada millón de habitantes.

Los primeros radares de Catalunya se instalaron en el 2002 como prueba piloto y definitivamente en el 2003. En aquel momento la cifra de accidentes –con víctimas mortales y heridos graves– superaba los 2.100, según datos del Servicio Catalán de Tráfico. Desde entonces, el número de radares ha crecido de manera inversamente proporcional a los accidentes con víctimas y en el 2016 se produjeron 806 accidentes con muertos y heridos graves; es decir, se ha producido una reducción del 61%.

Según los cálculos del Servicio Catalán de Tráfico, un radar reduce en 10 km/h la velocidad media de una vía. Y con respecto al comportamiento del conductor, aumenta su atención a la conducción y reduce las conductas de riesgo.

Desde que empezaron a funcionar los radares de tramo, la media de siniestralidad con víctimas mortales y heridos graves se ha reducido en más de un 70%. El control de velocidad por radar "es una política imprescindible para reducir víctimas", según Domènech.

Los radares con menos accidentes

Hay tres radares que son los que han hecho bajar más la siniestralidad en las carreteras catalanas desde que se instalaron. Están en la C-58, en Sabadell, en la C-31, en Vilanova, y en la N-II, en Sant Pol de Mar.

Con el de la C-58, a la altura de Sabadell, la siniestralidad con muertos o heridos graves ha pasado de 6 accidentes en el 2003 a 1 en el 2015. En la C-31, a la altura de Vilanova, en el 2003 hubo 4 accidentes con víctimas mortales y de gravedad. Después de la instalación de un radar, en el 2015 no se registró ningún accidente grave. Y en la N-II, con un radar a la altura de Sant Pol de Mar, se ha pasado de 7 accidentes con muertos y heridos graves el año 2001 a 1 accidente en el 2015.