Hoy es el día D, el día que la investigación que hace dos meses que los agentes de la Unidad de Investigación (UI) de los Mossos d'Esquadra de la comisaría de Tarragona preparan tiene que culminar. A las cinco de la mañana en el despacho de esta unidad que comanda un subinspector hay un movimiento que no es habitual. Café y los últimos detalles antes de explotar el caso de que hoy les ha hecho levantarse pronto. Repasar la hora que el sargento, el segundo a bordo, tiene que recoger a la letrada de la administración de justicia y las últimas indicaciones antes de iniciar la ruta hacia el polígono de Riuclar, hoy objetivo de estos policías. ElNacional.cat ha podido acompañar a los agentes de esta unidad en la fase final de una investigación de salud pública que tiene que servir para desmantelar una plantación de interior que hace meses que está en marcha en una nave de la calle del Ferro de Tarragona.

Durante estos dos meses los especialistas antidroga de esta Unidad de Investigación han estirado todos los hilos necesarios para recoger todos los indicios posibles para acreditar que en el interior de aquella nave que dentro de poco tiempo se asaltará se esconde una plantación de marihuana. Cada día los Mossos de todas las comisarías de Catalunya reciben información ciudadana sobre posibles nuevas plantaciones. Es trabajo de los investigadores distinguir esta colaboración ciudadana para enfocar sus investigaciones y después, antes de poder desmantelarla, tener claro qué se pueden encontrar. Los agentes, y siempre con el objetivo de evitar ser detectados por los responsables de la plantación, hacen vigilancias, seguimientos y comprobaciones discretas.

La guerra contra las plantaciones de marihuana parece una lucha sin cuartel, que no se acaba nunca, pero eso no desmotiva a los investigadores, que creen que hace falta luchar, y ganar palmo a palmo, y enviando un mensaje claro a los narcotraficantes. A más plantaciones desmanteladas, el Camp de Tarragona y Catalunya en general será un territorio menos amable para las mafias que invierten en este negocio en nuestra casa. Ahora, sin embargo, a nadie se le escapa, tampoco a la policía, que la batalla se está perdiendo a pesar del trabajo ingente que desde cada comisaría del país se hace para desmontar plantaciones casi diariamente.

"Luz verde"

La hora D pactada con la autoridad judicial se acerca. "Luz verde" anuncia al subinspector a los tres equipos del Área Regional de Recursos Operativos (ARRO) que se encargarán de hacer el asalto. Las tres furgonetas llegan delante de la nave, se despliegan tal como habían planificado y en pocos segundos ya están en el interior de donde todo el mundo espera encontrar la marihuana. En el exterior espera la letrada judicial, el subinspector, el sargento y todos los efectivos de la Unidad de Investigación. Saben que han hecho el trabajo y que casi nunca fallan, pero la duda de si los agentes que están haciendo el asalto encontrarán o no encontrarán la plantación que ellos imaginan les hace estar nerviosos. Después de menos de diez minutos, que se hacen largos, los responsables del ARRO salen de la plantación y con dedo pulgar levantado, a la distancia, confirman que todo ha ido bien. Se ha encontrado una plantación de marihuana y se ha detenido uno de los objetivos. Ahora sí, con todos los rincones de la nave asegurados, los investigadores entran. Empieza la segunda fase de la explotación.

Los agentes tienen ahora trabajo a hacer el recuento de las plantas que se han encontrado en el interior. El número de plantas supera a lo que los jueces consideran de notoria importancia, y que comporta posibles penas de prisión más altas, pero es inferior al número que habían calculado desde fuera los investigadores de los Mossos d'Esquadra. El número, sin embargo, no deja de ser un dato más. Los investigadores han encontrado plantas muy grandes con mucha capacidad de crecimiento y con un alto valor toxicológico, que es el que después, cuando las muestras que recuperan pasan por el laboratorio, servirá para acabar las diligencias y construir el caso contra los detenidos.

Miles de eruos invertidos en plantaciones de marihuana

Los agentes contabilizan, además de las plantas, también toda la instalación que los narcotraficantes habían montado para mantener las plantas vivas y, al mismo tiempo, evitar ser pillados. Una gran parte de la inversión que hacen las mafias es con la instalación de conductos de aire y filtros para evitar que el olor de marihuana salga al exterior y puedan ser detectados por vecinos o la policía. Hay miles de euros invertidos con luces, transformadores, filtros y aparatos de aire. El sargento, uno de los hombres más expertos de la unidad, descubre al lavabo de la nave una máquina para secar la marihuana valorada en miles de euros.

En el momento de la entrada los Mossos d'Esquadra solo han encontrado a uno de los jardineros si bien se puede ver, en la segunda planta de la nave, tiendas de campaña y colchones que indican que como mínimo habían llegado a vivir allí tres personas. Es habitual que los responsables de las plantaciones hagan rotar a los jardineros entre plantaciones o que los vuelvan a su país al cabo de un tiempo. Los investigadores creen que pueden haber hecho la explotación de la investigación en el momento de relieve y que por eso solo había un solo hombre en el interior.

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Agentes del ARRO de los Mossos d'Esquadra en la puerta de la nave

En la planta superior también se han encontrado pantallas desde donde se veían imágenes del exterior. Los jardineros, preocupados por posibles asaltos otros grupos criminales, toman todas las precauciones posibles, sea con cámaras de vigilancia o con armas para poder protegerse ellos y la droga que custodian. Los investigadores han encontrado varios comestibles que los jardineros utilizan para comer y pasar los días. Los hombres que se instalan en estas plantaciones lo hacen en régimen de clausura y son otras personas, de un escalafón superior en el entramado de la mafia, quien se encargan de llevarles una vez cada dos semanas, comida para poder sobrevivir. En el momento de pedir autorización judicial para entrar en la nave, y sabiendo que era posible que se encontrara comer que caduca, la Unidad de Investigación solicita autorización con el fin de entregar, al mismo día, la comida en el Banc d'Aliments para evitar que se estropee.

Con el registro hecho y todo el material encontrado registrado, es el momento de recoger y hacer efectiva la detención del hombre que los Mossos han encontrado en el interior de la nave. Ahora será entregado al juez de guardia y será este el que decida, según las pruebas y la petición de la Fiscalía, si tiene que ingresar en la prisión o puede quedar en libertad con cargos. Si no entra en la prisión, auguran los investigadores, es posible que la misma mafia lo extraiga cuanto antes mejor de nuestro país, sea recambiado por otros jardineros, que no tienen contacto social con nadie de Catalunya, que muchas veces vienen del mismo pueblo de Albania y los trasladan directo del aeropuerto a la plantación.

¿Quién hay detrás de las plantaciones?

Esta investigación es la segunda fase de otra que los mismos agentes hicieron hace algunos meses, también contra un grupo de jardineros albaneses que tenían una plantación de marihuana. En la misma operación de hoy, pero fuera de la plantación, los Mossos han detenido a un hombre ruso y un hombre de nacionalidad española por su relación con el entramado. Uno es el testaferro que había alquilado la plantación y el otro el encargado de hacer transacciones económicas para blanquear el dinero de la droga. Pero a la pregunta clave los investigadores de la Unidad de Investigación no tienen respuesta. ¿Quién se esconde detrás de estas plantaciones? Todo el material que se ha desmantelado en esta nave necesita una gran inversión y detrás hay alguien que sabe que, por mucho que la policía las vaya desmantelando, el negocio es lo bastante rentable para seguir invirtiendo en marihuana 'DO Catalunya'.

Los investigadores de las comisarías de territorio se dedican a la guerra de primer nivel -un trabajo que tienen que compaginar con todas las otras investigaciones, de salud pública, pero también de patrimonio y de agresiones sexuales- por ir decapitando las plantaciones y evitar que en cada esquina haya un, pero es responsabilidad de las unidades centrales de la División de Investigación Criminal (DIC), con la inteligencia obtenida por las Unidades de Investigación (UI), estirar el hilo para saber quién hay detrás de las plantaciones que casi cada día desmantelan los Mossos d'Esquadra por todo el país y llegar en lo alto de las mafias internacionales que operan, hoy por hoy con impunidad judicial, en nuestra casa y que las financian para ganar millones de euros.

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El detenido en el interior de la plantación de marihuana, en Tarragona

El negocio de la marihuana en Catalunya es rentable y la punibilidad actual evita que los detenidos en las plantaciones se enfrenten a graves penas de prisión, un hecho que convierte a nuestro país -dónde se suma también un cóctel ideal, por el clima mediterráneo- en el principal productor y exportador de la marihuana. Pero esta droga no es inofensiva. Ni para los consumidores finales ni tampoco para las personas que se involucran en ello. Cada vez la policía encuentra más armas en plantaciones de marihuana -esta semana, la policía catalana ha encontrado dos armas de fuego en entradas en plantaciones en Rajadell (Bages) y en Valls (Alt Camp). La escalada de violencia, con varios homicidios relacionados con el tráfico de marihuana, y la entrada en el mundo criminal de personas sin antecedentes, llamados por los beneficios que genera este ilícito negocio -albañiles, electricistas, personas que alquilan las naves... - pone de relieve que el fenómeno de la marihuana es un problema de primer nivel en el cual algunos especialistas en narcotráfico aseguran que la policía ya llega tarde.