Una mujer latinoamericana pide penas de prisión a cuatro agentes de la Policía Municipal de Sabadell, a quienes acusa de haberla vejado por motivos racistas. Según explica la vecina en el escrito presentado por la acusación, Irídia, los policías aprovecharon que se le había escapado el perro para humillarla por el hecho de ser de Bolivia, e incluso llegaron a esposarla contra el suelo "de manera desproporcionada". Por todo eso, solicita que los agentes sean juzgados por delitos contra la integridad moral, tortura, lesiones y un delito leve de daños. Las penas requeridas van de dos a siete años de prisión y, aparte, reclama 35.000 euros por daños físicos y psicológicos de los cuales todavía se está recuperando y una orden de alejamiento de 500 metros durante diez años. El equipo legal de la mujer subraya que, a causa de estos hechos, fue diagnosticada de trastorno de ansiedad, trastorno depresivo mayor y estrés posttraumático, y tuvo que coger la baja laboral.

Los hechos tuvieron lugar en mayo del 2021, cuando la mujer había salido a pasear sola la perra de su pareja en un solar y esta se le escapó. Como no la podía coger, relata en el texto, volvió a casa para coger comida y un juguete para atraerla. Fue al volver a la calle que se encontró una patrulla de la Policía Municipal que le exigió que se hiciera cargo del animal.

Los policías querían "humillarla"

La defensa relata que la mujer le puso la correa a la perra, pero esta estaba asustada y tiró fuerte, de manera que la llevó hacia la acera. Delante de eso, los agentes, "con ánimo de humillarla", le hicieron un tirón por la espalda y una serie de empuje fuerte hacia la pared, y le cogieron el animal porque estaba "muerto de hambre". También le dijeron que ella "iría a dormir al calabozo por chulita".

Acto seguido, llegaron dos agentes más, a quienes intentó explicar el trato recibido, pero estos le ordenaron que les diera el móvil y "la tiraron fuertemente al suelo con ánimo de lesionarla y humillarla por su origen". Fue entonces cuando la esposaron. "Sintió un dolor muy fuerte en la mandíbula, y la presión de las rodillas de los agentes en la espalda, lumbares y las piernas, así como una fuerte sensación de asfixia por el peso de los agentes sobre su cuerpo", destaca a la abogada Laura Medina en su escrito de conclusiones provisionales, en las que asegura que la mujer "no mostró ninguna actitud de violencia ni resistencia".

 

Detenida por un delito de desobediencia

Una patrulla llevó a la detenida a uno de los vehículos para un presunto delito de resistencia o desobediencia y la trasladaron al CUAP Sant Fèlix. La acusación señala que, entonces, "con ánimo de vejarla y discriminarla por su origen, le profirieron comentarios racistas, xenófobos y vejatorios". En este sentido, asegura que le dijeron: "Iremos a Sant Fèlix; tranquila, que es gratis". También relata que la mujer oyó comentarios entre los agentes sobre un posible contagio de sarna por el contacto con ella.

Después de ser visitada en el CUAP bajo vigilancia policial y que un agente le bajara los pantalones para la exploración médica porque ella estaba esposada, la llevaron a comisaría. Al cabo de unas horas, salió de comisaría en libertad. "Estamos ante un caso de maltrato grave con un claro componente racista", afirma Medina, que subraya "la falta de control de los mecanismos policiales".

Según han explicado fuentes municipales, a raíz de la denuncia presentada por la mujer el 2021 se abrió una investigación. Durante la fase de instrucción, la Fiscalía no presentó ninguna acusación contra los agentes. Las mismas fuentes apuntan que el Ayuntamiento, “como siempre hace, respeta todos los procedimientos judiciales”.