El presidente de la Conferencia Episcopal Española y arzobispo de Barcelona, el cardenal Joan Josep Omella, ha asegurado que la Iglesia "es la entidad más comprometida de la sociedad" para poner fin a los abusos sexuales, que ha calificado de "lacra social". A través de una publicación en X, Omella ha indicado que la iglesia sigue trabajando activamente para prevenir que no se produzcan más abusos por parte de alguno de sus miembros. Además, ha vuelto a pedir perdón a todas las víctimas. 

Omella celebra el cambio "profundo" y el avance en este campo. En este sentido, ha remarcado que hay muchos servicios de atención a las víctimas. Además, "los protocolos adoptados que han hecho de la Iglesia a la entidad más comprometida de la sociedad española para acabar con esta lacra social", señala su mensaje.

Abusos sexuales y el Defensor del Pueblo

Los obispos han participado esta semana en Asamblea Plenaria, la cuarta a la historia de la CEE, para analizar el informe presentado por el Defensor del Pueblo, que apunta que un total de 445.000 españoles han sufrido abusos en el ámbito de la Iglesia, es un 1,3% de la población, y un 0,6% asegura que los ha recibido por parte de un sacerdote o religioso. Este término incluye agresiones sufridas por personas que pueden ser laicas, pero que se han perpetrado en ámbitos relacionados con la religión, como por ejemplo profesores de una escuela católica. Los datos parten de una encuesta que el órgano dirigido por Ángel Gabilondo encargó a la empresa demoscópica GAD3, que se ha elaborado a una muestra de 8.013 personas. El informe lamenta que la respuesta de la Iglesia "ha sido caracterizada durante mucho de tiempo por la negación o minimización del problema".

Después de la reunión, el secretario general de la CEE, César García Magán, informó en rueda de prensa de la disposición de los obispos a participar en el fondo propuesto por el Defensor para reparar e indemnizar a las víctimas de abusos, pero "solo si se hace para todas las víctimas" y no solo aquellas que los han sufrido en el seno de la Iglesia. Con todo, los obispos defendieron que "la extrapolación" de los datos de la encuesta no corresponde a la verdad ni representa el conjunto de sacerdotes y religiosos".