Este jueves, como cada 11 de febrero desde 2015 se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, una jornada proclamada por la ONU dedicada a fomentar la igualdad de género en el mundo de la ciencia, promoviendo nuevas oportunidades, fomentando las vocaciones y visibilizando el papel de la mujer en el ámbito científico. Este año, se ha impulsado el hashtag #NoMoreMatildas con el fin de dar voz a las científicas ignoradas en sus campos.

La inventora de 19 años Maitane Alonso, conocida por el proyecto científico que la ha llevado al Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), presentó en Madrid la campaña #NoMoreMatildas, impulsada por la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnológicas (AMITO) este lunes.

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Foto: Maitane Alonso en Madrid, este lunes / Efe

En Catalunya, las cifras revelan que en los últimos diez años las carreras científicas "han sido ocupadas por mujeres en un 55%" y en el ámbito de las Ciencias de la Salud "han llegado al 70%", según apunta la directora del Observatorio de Políticas Familiares y responsable de la Unidad de Igualdad de UIC Barcelona, Consuelo León. Estos números plantean un escenario optimista para el futuro, sobre todo en comparación con la media mundial, pero las cifras también anuncian un claro sesgo de género en ciertos ámbitos.

Las niñas y la ciencia

Desde pequeñas, las mujeres se sienten apartadas del mundo de la ciencia. Efectivamente, crecer en un sistema patriarcal hace que a partir de los seis años las niñas empiecen a considerarse menos capaces intelectualmente que los niños, creando una inseguridad que crece en la adolescencia y se solidifica en la Universidad, según un estudio de la revista Science. Por lo tanto, las mujeres son menos propensas a considerar una carrera científica, ya que son disuadidas desde que empiezan la escuela. Este efecto se da por varias razones, entre las cuales hay una clara falta de representación de mujeres científicas en los libros (donde sólo son citadas 1 de cada 8 veces), a los medios de comunicación y a las escuelas, hecho que hace que las niñas no se sientan bienvenidas en el mundo de la ciencia.

Precisamente es por eso que Consuelo León reivindica reconocer "la labor de los maestros en el proceso vocacional" e "incidir en la Educación Primaria como primer momento de interés por la ciencia", con el fin de mitigar la disuasión de niñas del campo de la ciencia.

Además, este es un problema para el feminismo que se tiene que atacar interseccionalmente, ya que las mujeres que además su parto de minorías raciales, de la comunidad LGTBI+ o que cuentan con menos recursos económicos sufren con todavía más gravedad los obstáculos de la industria científica. Cuando la revista Time escogió a la inventora de quince años Gitanjali Rao como 'Niña del Año', la premiada reconoció que no es "el típico científico" que sale por televisión, que "normalmente es hombre, viejo y blanco."

Mujeres universitarias e investigadoras

No todo son malas noticias. Concretamente, no se puede negar los grandes avances para la igualdad de género en el ámbito científico y académico. En el estado español, las mujeres matriculadas en carreras científicas ya llegan al 49%. A pesar de eso, la mayoría se inscriben en áreas relacionadas con la salud y los cuidados de las personas, hecho que refleja los estereotipos y roles de género inculcados sobre las mujeres. Además, las carreras científicas donde las mujeres son mayoría suelen ser menos valoradas científica y económicamente, como es el caso de las enfermeras y las comadrones. Según cifras del Ministerio de Educación, las mujeres son una clara minoría en los grados científicos más técnicos, como la ingeniería (28%) o la informática (12%).

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Foto: las carreras científicas de la salud son más populares entre las mujeres y también menos valoradas / Efe

En el ámbito de la investigación, tal como reivindica la campaña #NoMoreMatildas, las mujeres siguen siendo castigadas por el machismo. En 1870, la activista norteamericana Matilda Joslyn Gage denunció las dificultades que sufren las mujeres científicas para que su trabajo sea reconocido. En aquella época la mayoría de investigadoras firmaban con el nombre de su marido y veían cómo sus méritos eran premiados con Nobel que iban siempre a hombres. Es evidente que muchas cosas han cambiado para las investigadoras desde que Joslyn Gage se retiró. A pesar de eso, sólo el 3% de Premios Nobel de ciencias han sido otorgados a mujeres.

Tal como apunta Consuelo León, en las carreras científicas "persiste un miedo no confesado en que la maternidad obstaculice la trayectoria profesional femenina". La falta de mujeres en la industria tiene consecuencias graves en varios sentidos. Por una parte, tal como apunta la ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, la pérdida de talento provocada por la brecha de género nos cuesta el 15% del producto interior bruto (PIB). Por otra parte, el hecho de que las investigaciones sobre el coso de la mujer se hayan desarrollado a través de la mirada masculina afecta a la calidad de los tratamientos. Las enfermedades sufridas con más frecuencia por las mujeres son, en definitiva, menos investigadas.

Ante este panorama, el 11 de febrero hay que celebrar los avances con respecto al feminismo dentro del mundo científico de los cuales ahora podemos disfrutar, reconociendo aquellas figuras que han allanado el camino y rotura estereotipos. Sobre todo, es necesario identificar cuáles son los siguientes pasos en la liberación de niñas y mujeres científicas con el fin de conseguir eliminar los obstáculos que todavía nos frenan.

 

Foto principal: el activista feminista Matilda Joslyn Gage