El juez de la Audiencia Nacional, Francisco de Jorge, ha propuesto que se siente en el banquillo de los acusados el expresidente de la Federación Españoles de Fútbol (RFEF) Luis Rubiales, por el beso a la futbolista Jenni Hermoso durante la final de Mundial de Sídney el pasado 20 de agosto y las posteriores presiones hacia la jugadora y su entorno para evitar que el caso trascendiera y esta denunciara. El magistrado también ha propuesto juzgar al exseleccionador Jorge Vilda, el exdirector deportivo Albert Luque y el exdirector de marketing Rubén Rivera, también por presiones en Hermoso para que se retractara de la acusación.

Después de meses de investigación, el juez a cargo del caso concluye que el beso "no fue consentido" y que fue una iniciativa unilateral y por sorpresa de Rubiales, por lo que ve procedente juzgarlo por agresión sexual y coacciones. En su auto, el titular del Juzgado Central de Instrucción Número 1 de la Audiencia Nacional española asegura que "las presiones a las que se sometió a la jugadora crearon" en la futbolista de la Selección femenina "una situación de ansiedad e intenso estrés".

El magistrado señala en su escrito que en este momento su función se limita a apreciar que existen indicios suficientes contra Rubiales, Vilda y el resto de implicados, de forma que son las acusaciones quienes tienen que concretar por qué delitos ejercen la acción contra los investigados. Sobre Vilda, Luque y Rivera, el magistrado De Jorge sostiene que podría haber existido una acción concertada entre los tres, acordada con Rubiales, "para doblegar la voluntad" de la futbolista y conseguir que accediera a grabar un video en el cual dijera que el beso había sido consentido.

"La euforia del triunfo fue llevando al malestar y al sentimiento de haber sido ofendida"

El juez, en línea con la tesis de la Fiscalía, ha concluido que Rubiales, sujetando la cabeza de Hermoso con ambas manos, le "dio un beso en los labios" de manera "sorprendente e inesperada". Jenni Hermoso "no se advirtió de la intención" de su superior "de besarla en los labios, ni dio su consentimiento", dice el juez, que sostiene que la jugadora, "desconcertada y sorprendida" por este "inesperado beso", no tuvo tiempo de reaccionar. Según el relato que recoge el juez, la futbolista intentó al principio restar importancia a los hechos y continuar "celebrando el histórico triunfo", pero a medida que iban pasando las horas "la euforia del triunfo fue dando al malestar y al sentimiento de haber sido ofendida", sentimiento que "fue en aumento ante las presiones de Rubiales y de su círculo próximo para que públicamente manifestara que el beso había sido consentido". El magistrado deja claro que la finalidad erótica o no, o el estado de euforia y agitación derivado de la victoria, son elementos la consecuencia de los cuales tendrá que valorarse en el juicio.

Presiones a Hermoso y su entorno

El juez relata las presiones a las cuales fue sometida la futbolista, que le crearon "una situación de ansiedad e intenso estrés". Algunas se enmarcan en el vuelo de vuelta en España, cuando, según el juez, Rubiales intentó que Jenni Hermoso hiciera declaraciones públicas con él para decir que el beso fue consentido. Ella se negó, Rubiales pidió consejo a su equipo técnico y solicitó a Vilda que hablara con el hermano de la jugadora para convencerla. En este punto, prosigue el escrito, el entonces entrenador buscó al familiar y le advirtió que si su hermana no accedía a participar en el video "tendría consecuencias negativas para ella" y "perjuicios en su carrera profesional".

Ya en España, y por encargo de Rubiales, el responsable de marketing de la RFEF, Rubén Rivera, pidió a la jugadora, "de manera reiterada y persistente", que hablara con el responsable de integridad de la RFEF y le insistió que tenía que participar en este video. El juez relata que a pesar de la "clara negativa" y al "cansancio" de la jugadora, Rivera le insistió, le dijo que hablara con Albert Luque y, al no conseguirlo, lo intentó convencerla a través de una amiga.

Hermoso continuó negándose y Luque acabó yendo al hotel en el cual algunas jugadoras se alojaron en el viaje a Ibiza que realizaron después de la victoria del Mundial y la intentó "forzar" a "hablar con él para convencerla". No lo consiguió, de forma que, según el juez, presionó también a una amiga suya y acabó acusándola en un mensaje de mala persona, deseándole que se encuentre muy sola en la vida y anunciándole que se alegrará de que esto suceda.