La noche del sábado la policía detuvo a 38 personas, 35 de las cuales en Barcelona, durante los incidentes posteriores a la manifestación contra la detención y encarcelamiento de Pablo Hasél. Fue una noche diferente a las otras. Los disturbios se concentraron en el paseo de Gràcia, donde se rompieron cristales e hicieron pintadas en muchas de las tiendas. Fue la noche en que los saqueos fueron más importantes.

Se asaltaron establecimientos como Nike, Tous o Versace. Dejaron las tiendas prácticamente vacías. En algunos casos incluso se llevaron maniquíes de los escaparates. La policía hizo detenciones aleatorias después de los hechos, con las cargas y los disturbios todavía en marcha, concentrados en el barrio de Gràcia, donde tuvieron lugar los enfrentamientos más graves.

Entre los detenidos hay dos menores de 14 años que finalmente la Fiscalía ha dejado en libertad y con la detención sin efecto.

Son dos jóvenes que iban con un tercer amigo y que, como muchos sábados, habían salido con los patinetes. En declaraciones a ElNacional.cat, sus padres aseguran que hicieron la ruta de siempre y que se encontraron con la dispersión de la manifestación sin buscarlo. "Se encontraron a gente que salía con cosas de las tiendas y ellos empezaron a recoger lo que se les caía", explica la madre de uno de ellos.

Cuando llegaron a la altura de Versace, se encontraron con una familia que les ofreció 50€ para entrar a coger un anillo y un cinturón que todavía quedaban en uno de los mostradores. "Entraron y había policías escondidos detrás de los mostradores", explican. Los mossos salieron gritando "policía, policía" y los niños se asustaron y empezaron a correr.

"Mi hijo esquivó a dos policías, pero el tercero le hizo un placaje y después los otros dos se le echaron encima. Mi hijo mide 1,60 metros y pesa 50 kilos. Lo inmovilizaron y esposaron", explica la madre, que detalla que para detenerlo le dieron un golpe fuerte en el brazo y le pusieron las esposas a la espalda. "No sentía nada", dice que le ha explicado su hijo relatando el momento de la detención.

Al otro chico que iba con él lo esposaron con una brida mientras gritaba "me hacéis daño". Al tercer amigo no lo detuvieron y pudo avisar a sus padres.

"No sé dónde está mi hijo, ni dónde lo han llevado"

A partir de aquí empieza el periplo de las familias para localizar a sus hijos. La detención fue alrededor de las 21 horas, pero no es hasta las 2 h de la madrugada que pueden hablar con ellos. Estuvieron 4 horas encerrados en la furgoneta policial, y de camino a la Fiscalía de Menores, en la Ciutat de la Justícia, pararon en un centro médico para revisar a uno de los jóvenes que se había hecho daño en las rodillas durante la detención.

"No sé dónde está mi hijo ni dónde lo han llevado", nos explica una de las madres mientras recuerda cómo fueron los primeros momentos después de conocer la detención a partir de la llamada de un amigo de su hijo. La madre activó el localizador del móvil de su hijo y fue siguiendo todos los movimientos que hacía el furgón policial. Primero detectaron una parada entre las calles Pau Claris y Mallorca. Después, hay una segunda parada en la avenida Paral·lel con la calle Manso, donde está el centro médico. Los chicos explican que en el centro médico hicieron desnudar a uno de los detenidos para que le pudieran examinar las rodillas. "Era un lugar muy grande y hacía frío", explican. Los agentes le dieron una manta para que se tapara.

Finalmente el furgón acaba el trayecto en la Fiscalía de Menores de la Ciutat de la Justícia. Eran ya las 00 h. Una vez en la Fiscalía les permiten una llamada a su familia. Son las 2 h de la madrugada. Una vez localizados, sin embargo, y con la presencia de un abogado, les dicen que sus hijos se tienen que quedar toda la noche en la Fiscalía. "Estaban saturados", explica la madre que les dijeron. Acababan de entrar 13 menores y prefirieron tomar declaración al día siguiente por la mañana.

Las familias llaman a las 6 h de la mañana a la Fiscalía de Menores. A aquella hora empezaban a avisar a los abogados del turno de oficio para asistir a los detenidos. Finalmente, no les hicieron declarar y los dejaron en libertad y sin cargos. Les alertaron de que no se metieran en problemas porque probablemente los estarían vigilando.

"No sé si son maneras", dice una de las madres de los chicos. "No estaban atracando a nadie", añade. Ahora se plantean hacer una consulta a los abogados de Irídia para saber si la detención se hizo bien y si deben poner en marcha algún trámite para depurar responsabilidades. Las familias lamentan como fue todo, el silencio desde que los detienen a las 21 h hasta que reciben la primera llamada a las 2 h y la incertidumbre de dónde estarán sus hijos y de si han hecho algo o no.

De los 24 menores detenidos estos días en las protestas, 10 han quedado en libertad y con la detención sin efecto una vez han pasado por la Fiscalía de Menores.