El informe PISA ha puesto de manifiesto que las diferencias entre los sistemas educativos entre los diferentes territorios del Estado español es muy grande. Pero también evidencia que las diferencias socio-económicas marcan profundamente el sistema educativo. Los alumnos obtienen resultados muy diferentes según de qué medio socio-económico provienen. La enseñanza, pues, tiene problemas para funcionar como ascensor social, porque los más pobres tienen resultados educativos mucho más bajos que el resto. La crisis ha provocado un incremento de la desigualdad en los resultados educativos y los sucesivos estudios PISA han demostrado claramente esta evolución. A pesar de todo, España se mantiene en este aspecto sobre la media de la OCDE, porque la desigualdad ha crecido en muchos países con los recortes derivados de la crisis y porque hay algunos Estados en que las desigualdades son extremas.

En estos momentos los alumnos procedentes del sector más pobre de la población tienen el triple de oportunidades de repetir curso que los del resto de la población. Algunos expertos en educación hace tiempo que reclaman que se destinen más recursos para la integración de los más pobres enl sistema educativo. Si esta evolución se mantiene, se bien difícil que disminuyan las desigualdades sociales, porque la marginación de los más pobres tendirá a crecer. El único factor positivo es que los alumnos de origen extranjero están mejorando sus resultados con respecto a los autóctonos.