Las víctimas mortales de la peor oleada de incendios de la historia de California (EE.UU.) se elevan a 25 personas, según el último balance. Los tres focos de las llamas que identificaba ayer la policía siguen avanzando sin control y ya han quemado más 60.000 hectáreas.

La peor parte se la ha llevado Paradise, un municipio de 26.000 habitantes a unos 280 kilómetros de San Francisco que ha sido completamente engullido por el Camp Fire, el incendio declarado en el norte del estado. Los servicios desplazados a la zona han encontrado cerca de 14 cadáveres más desde ayer y han certificado la destrucción de cerca de 7.000 casas y negocios. "La magnitud de la destrucción que estamos viendo es desoladora. Sabemos que hay víctimas mortales", indicó en una rueda de prensa este sábado el director de la Oficina de Servicios de Emergencia de California, Mark Ghilarducci.

El presidente de los Estados Unidos Donald Trump ha llamdo a seguir las instrucciones de los servicios de emergencia para facilitar las tareas de evacuación ante el veloz avance de las llamas. "Las personas que no sean evacuadas rápidamente corren el riesgo de ser engullidas por el fuego", aseguraba Trump a través de Twitter.

En el sur de California, otro foco también sigue afectando a la ciudad de Malibú, donde ya se han decretado víctimas mortales. El Woolsey Fire, como se conoce el foco, ha quemado más de 5.000 hectáreas y ha forzado que se emitan órdenes de evacuación para 75.000 residencias de los condados de Ventura y Los Ángeles.

La ausencia de precipitaciones y las fuertes rachas de viento -que llegan a superar los 70 kilómetros por hora- están dificultando las tareas de extinción de los fuegos. Más de 150.000 personas han tenido que ser evacuadas.