La Generalitat estrecha el cerco sobre la escuela Mare de Déu del Carme de Terrassa, que ha sido denunciada en los últimos meses por haber experimentado un giro ultraconservador hacia el extremismo religioso. El Departament d'Educació, a cargo de la consellera Esther Niubó, ha enviado un requerimiento a la titularidad del centro para que en un plazo no superior a quince días acredite diversos requisitos de formación de parte de su profesorado, tal y como ha avanzado este martes El País. En concreto, la conselleria ha pedido al centro que acredite la competencia lingüística en catalán de cuatro profesores y ha requerido también que otro dos docentes demuestren que cuentan con el máster de profesorado de secundaria que habilita para ejercer.
La Generalitat, que abrió en abril un expediente a la escuela, también recuerda a la conocida como Karmel de Terrassa que la ley catalana de educación establece que los centros deben promover el pluralismo y la libertad ideológica y religiosa, evitando cualquier tipo de adoctrinamiento. El Departament también asevera que todo cambio en el proyecto educativo debe ser comunicado "de forma clara" a las familias. Asimismo, la administración insta a la titularidad de la escuela a trabajar un plan para recuperar la confianza de las familias.
Este requerimiento del Departament d'Educació se produce después de que más de un centenar de familias que llevan a sus hijos al Mare de Déu del Carme de Terrassa hayan denunciado un viraje de la línea pedagógica del centro hacia una tendencia "evangelizadora" y ultraconservadora. Todo, a raíz de un cambio en la dirección hace tres años y de que pasara a manos de responsables que las familias vinculan a movimientos como Comunión y Liberación o el Camino Neocatecumenal (Kikos). Unas 150 familias, de hecho, han puesto la situación en manos de un abogado. Los alumnos han denunciado comentarios homófobos, contra el catalanismo, amables con la dictadura franquista o a favor de Primo de Rivera por parte de docentes. Los padres han convocado una manifestación para el próximo 11 de junio contra lo que califican de "golpe de Estado ideológico".
El centro niega el viraje ultra
La escuela ha ido dando su versión a través de comunicados, en los cuales han negado tal viraje ideológico. "No somos una secta, ni somos del Opus Dei, ni somos de los Kikos. (...) No somos franquistas ni practicamos ningún tipo de adoctrinamiento ideológico ni religioso. (...) No permitimos ninguna actitud xenófoba, racista ni homófoba. Ante cualquier hecho de esta naturaleza, actuamos con determinación. (...) No vulneremos la política de normalización lingüística", se habría defendido la gerencia del centro. Sin embargo, sí que habían admitido que se habían contratado nuevos profesores en los últimos años y que estos habrían dado clase en castellano porque no conocen el catalán, un hecho que Educació investiga por si está incumpliendo la normativa lingüística de las escuelas catalanas.